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A 75 años de la nacionalización de la industria petrolera, en la sociedad mexicana sigue latente el fervor de esa hazaña histórica que marcó la política social y económica de México
El petróleo es para los mexicanos más que un recurso natural, un símbolo de identidad nacional. Sin embargo, en este aniversario llegamos también a una profunda reflexión sobre la necesidad de reorientar la forma de aprovechar el denominado “oro negro”, en beneficio de todos. Aquí presentamos un breve recuento de los acontecimientos más importantes que enmarcan la expropiación petrolera.
Eran las 10 de la noche del viernes 18 de marzo de 1938, cuando por la radio (en cadena nacional) el entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río hizo un anuncio histórico: México realizaría la primera expropiación de la industria petrolera en el mundo. Ese día, la historia del país se reescribió.
El general Cárdenas asumió por fin la decisión que sus antecesores habían desechado para poner un alto a las trasnacionales que durante casi cuatro décadas habían explotado los mantos petroleros nacionales hasta dejarlos secos, debido a las presiones que ejercían sobre México las potencias económicas extranjeras.
De acuerdo con cifras oficiales, la producción de petróleo registrada en el año de 1901 fue de tan sólo 10 mil barriles, la cual fue aumentando exponencialmente, a la par de la expansión de las empresas del ramo. Y para 1910 la producción creció a 3.6 millones de barriles, en el siguiente año la cifra fue de 12.5 millones de barriles.
La cifra de 1911 se duplicó para 1913 (25 millones de barriles), y así sucesivamente, hasta llegar a un pico de poco más de 193 millones de barriles de producción durante el año de 1921.
La industria petrolera mexicana fue tan redituable que llevó a Edward L. Doheny, fundador de las empresas Mexican Petroleum Company y Huasteca Petroleum Company, pioneras en el país, a ser uno de los hombres más ricos del mundo a mediados de la segunda década del siglo pasado.
Doheny traspasaría después sus empresas a la Standard Oil de Indiana, dando paso a los grandes consorcios internacionales, según información del sitio “México Mágico”, editado por el historiador Manuel Aguirre Botello.
Sin embargo, a partir de 1921 la producción petrolera fue cayendo hasta llegar a tan sólo 31 millones de barriles en 1933, debido a que las empresas petroleras agotaron los campos descubiertos en la época, sin invertir en exploración de nuevos yacimientos.
Ya los constituyentes de 1917, al mando de Venustiano Carranza, habían decretado la nacionalización petrolera, cuando en el artículo 27 de la nueva Constitución estipularon que México era el dueño de los recursos naturales que se encontraban en el subsuelo.
Pero los gobiernos que antecedieron a Cárdenas no habían resistido las presiones externas y habían dejado en letra muerta esa disposición constitucional, a tal grado que la ley reglamentaria del artículo 27 se promulgó hasta 1925, cuando el auge petrolero había decaído.
Pero dichas reformas constitucionales sirvieron de sustento legal a Cárdenas del Río para nacionalizar la industria del petróleo. Ya antes había nacionalizado la industria ferroviaria. Con su visión política, el general también aprovechó la coyuntura del panorama internacional que antecedió a la Segunda Guerra Mundial.
A partir de la expropiación petrolera hubo una reorganización política y social, donde los sectores popular y obrero se convirtieron en una importante base de apoyo para el gobierno. De hecho, fue justamente un movimiento obrero, el de los trabajadores petroleros, el que dio paso a ésta.
En torno a dicha expropiación se reorganizó el modelo político y económico de México, que sigue vigente 75 años después –aunque ya agotado–. Desde entonces, el petróleo se convirtió en símbolo de soberanía y patriotismo para el pueblo mexicano, de ahí que haya tanta carga emotiva en relación con la discusión del sector.
Al conocer la decisión del “Tata”, como se le denominó a Cárdenas, el júbilo inundó a los mexicanos, que salieron a las calles a celebrar y a rendir pleitesías al emblemático jefe de Estado, quien había aplicado diversas políticas sociales, ganándose la simpatía de amplios sectores de la sociedad mexicana y extranjera; pero que con esa medida se encumbró.
El bloqueo económico que las grandes potencias aplicaron a México en represalia por la expropiación petrolera dio la oportunidad a la sociedad mexicana de probar su capacidad de resistencia, de solidaridad, de ingenio, de desarrollo del conocimiento y de unión.
Las represalias fueron desde el retiro de personal técnico y el bloqueo de suministro de todo tipo de refacciones necesarias para la industria, hasta el embargo comercial. Reino Unido incluso rompió relaciones diplomáticas con México.
En respuesta, se registraron grandes y emotivas movilizaciones de respaldo a Cárdenas. Se organizaron colectas para pagar las indemnizaciones a las petroleras, donde participaron niños y mujeres, ofreciendo sus bienes que incluían hasta gallinas de corral.
Ese bloqueo también obligó a México a impulsar y apoyar el desarrollo tecnológico que dio luz a una camada de brillantes ingenieros y técnicos que pudieron cubrir la demanda local de refacciones.
Décadas más tarde, en 1965, se creó el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), considerado actualmente el brazo tecnológico de pemex, para formar cuadros técnicos que ayudaran a reducir los altos costos de proyectos que se generaban en el extranjero.
Aunque la difícil situación que vivió México tras la expropiación, se resolvió más gracias al contexto internacional de la Segunda Guerra Mundial, que obligó a las potencias a aliarse con México y abastecerse de su petróleo.
El sindicato petrolero se constituyó y fortaleció desde antes ya de la expropiación petrolera y de la constitución del propio PEMEX. En el año de 1935.
El 7 de junio de 1938 el gobierno de Cárdenas creó Petróleos Mexicanos (PEMEX) para explotar y administrar los yacimientos en el territorio mexicano, anteriormente en manos de 17 empresas privadas, la mayoría de origen anglo-estadunidense, entre las que destacan: Mexican Petroleum Company of California, ahora Chevron-Texaco; Pierce Oil Company, subsidiaria de Standard Oil Company (ahora Exxon-Mobil).
La visión de estadista de Cárdenas, las condiciones internacionales y el esfuerzo de los mexicanos, llevaron a levantar la producción y hacer de pemex una de las empresas más importantes del mundo.
Sin embargo, en las siguientes décadas se siguió apostando únicamente a la renta petrolera vía la exportación, sin diversificar significativamente la industria, lo que llevó al agotamiento rápido de los recursos petroleros, sin lograr la autosuficiencia y obligando a México a importar petrolíferos.
En 1971 se realizó uno de los hallazgos más importantes de la industria petrolera del país que dio paso al boom petrolero en México. Se trata del yacimiento Cantarell, en la Sonda de Campeche, ubicado a 75 kilómetros al noroeste de Ciudad del Carmen, cuyo nombre se debe a un campesino que supuestamente lo descubrió. En ese año también se expide la Ley Orgánica de Petróleos Mexicanos.
Cinco años después, en 1976 se concluye el pozo Chac-1 en la Sonda de Campeche, confirmando la existencia del gigantesco manto petrolero de Cantarell, sexto más grande en el mundo.
En 1974, México rompe récord en producción anual de petróleo crudo, llegando a 209.855 millones de barriles, cifra que supera, por primera vez, la marca anterior de 1921, que era de 193.3 millones de barriles.
Tres años después, en 1979, se descubre el segundo yacimiento más importante después de Cantarell: el pozo Maloob1.
En 1982 se inaugura el complejo de oficinas corporativas de PEMEX en la Ciudad de México, incluyendo una torre de 52 pisos de altura. En 1985 entra en operación el desarrollo Maloob, del actual conjunto marino Ku-Maloob-Zaap.
El expresidente Carlos Salinas de Gortari hace una reestructuración importante de la industria, al expedir en 1992 una nueva Ley Orgánica de Petróleos Mexicanos y Organismos Subsidiarios.
Esta Ley determina la estructura de PEMEX que sigue vigente a la fecha, con la creación de un órgano Corporativo y cuatro Organismos Subsidiarios. Que son a saber: PEMEX Exploración y Producción (PEP), PEMEX Refinación (PXR), pemex Gas y Petroquímica Básica (PGPB), PEMEX Petroquímica (PPQ).
Durante los gobiernos panistas de los expresidentes Vicente Fox y Felipe Calderón hubo una intensa actividad petrolera donde, según analistas, hubo ingresos petroleros extraordinarios.
De acuerdo con cifras oficiales en 2004 se establece nueva marca anual de extracción de crudo, llegando a 1,234 millones de barriles. Las reservas totales de petróleo ascienden a 46.9 MMB, (miles de millones de barriles).
En 2006 Petróleos Mexicanos es considerada la empresa más grande de México y en su conjunto los cuatro organismos que la integran, la convierten en la mayor de Latinoamérica y una de las empresas petroleras más grandes del mundo, tanto en términos de activos como de sus ingresos.
Sin embargo, dichos ingresos no se ven reflejados en la economía del país, y al finalizar el gobierno de Calderón, la industria petrolera enfrenta una caída en la producción y en los precios del petróleo. En ese contexto se revisa actualmente una reforma a fondo de la industria petrolera.
Más de un siglo de la industria petrolera en México
La riqueza petrolera de México fue descubierta en el umbral del siglo pasado durante los trabajos de construcción de los ferrocarriles durante el gobierno de Porfirio Díaz, desarrollados por contratistas extranjeros. Fueron ellos los que realizaron los primeros hallazgos del “oro negro”, y los primeros en beneficiarse de él.
Los ingenieros estadunidenses Edward L. Doheny y C.A. Canfield fundaron una de las primeras empresas petroleras en el país, la Mexican Petroleum Company of California, en San Luis Potosí en 1901, luego de que hallaran una gran cantidad de chapopoteras en los alrededores de las estaciones Ebano y Chijol.
A la vez, el contratista inglés Weet-man D. Pearson, quien realizaba trabajos para el gobierno mexicano, desarrollaba actividades de exploración y explotación petrolera en la región del Istmo de Tehuantepec, en Veracruz, fundando posteriormente la empresa de Petróleo “El Águila”.
Para impulsar la incipiente industria, Porfirio Díaz expide ese mismo año la Ley del Petróleo, otorgando amplias facilidades a los inversionistas nacionales y extranjeros para realizar la exploración y explotación de terrenos de propiedad federal.
Desde esa fecha, la Mexican Petroleum Co. inició trabajos de exploración en México; aunque fue hasta 1904 que realizó el primer hallazgo petrolero exitoso gracias al conocimiento del geólogo mexicano Ezequiel Ordóñez, con la perforación del pozo La Pez No. 1, logrando inicialmente una producción de mil 500 barriles de petróleo por día, perforando a una profundidad de 503 metros, según refiere Manuel Aguirre Botello en el sitio “México Mágico”.
En 1906 Díaz otorga a una empresa de Pearson una concesión por 50 años para explorar y explotar tierras en el estado de Veracruz, lo que le permite en 1908 el hallazgo del pozo Dos Bocas, con una fuerza sin precedente de 100 mil barriles diarios. Revelando la gran riqueza petrolera de México.
Ese mismo año, Pearson inicia la organización de la Compañía Mexicana de Petróleo “El Águila”, incorporando en el Consejo de Administración a prominentes funcionarios gubernamentales.
“El Águila” y “La Huasteca”, empresa que había fundado Edward L. Doheny en 1907, como subsidiaria de la Mexican Petroleum Company, se convirtieron en las líderes petroleras de la época.
1910. El pozo Casiano No. 7, de la Huasteca Petroleum Company, brota con una fuerza de 60 mil barriles diarios y comenzó su producción el 8 de septiembre de 1910, cerca de Tampico.
En diciembre de ese año Pearson tiene éxito con el pozo Potrero del Llano No. 4, de la Compañía Mexicana de Petróleo “El Águila”, que brota con una fuerza de más de100 mil barriles diarios, en una zona conocida como la “Faja del Oro”, a una distancia aproximada de 64 Km. al noroeste de Tuxpan, Veracruz.
Con una producción consolidada, en 1911 México inicia a exportar petróleo a Estados Unidos, Europa y América Latina.
Los empresarios petroleros extranjeros no sólo capitalizaron los recursos naturales de México, sino también las mentes brillantes del país. En 1918, gracias otra vez al conocimiento del ingeniero Ezequiel Ordóñez, Huasteca Petroleum logra otro impresionante hallazgo con la perforación del pozo Cerro Azul No. 4, en Tepetzintla, Veracruz. Su producción, según información de Aguirre Botello, se estimó en 260,000 barriles.
En ese mismo año se concedió el permiso a la Compañía Mexicana de Petróleo “El Águila” para construir una planta de destilación primaria, en la Barra de Tuxpan, Ver., con capacidad para 20,000 barriles diarios.
Durante el gobierno porfirista las petroleras se expandieron sin ningún freno; pero al caer éste, con el estallido de la Revolución Mexicana inició el intento para ponerles límites.
Con el ascenso de Francisco I. Madero a la presidencia de México en 1910 se estableció un impuesto especial del timbre sobre la producción petrolera y se ordenó un registro de las compañías que operaban en el país.
A mediados de dicha década llegó un número creciente de empresas petroleras, entre otras, la Compañía Petrolera La Corona, la Compañía Transcontinental de Petróleo, la Penn Mex Fuel Company y la Mexican Gulf Oil Company y la Standard Oil Co.
De acuerdo con Aguirre, a principios de la década existían en México 80 compañías petroleras productoras y 17 exportadoras, cuyo capital estaba integrado en un 91.5 por ciento por empresas anglo-norteamericanas.
Para 1917, el ejército constituyente bajo el mando de Venustiano Carranza llega al poder y crea una nueva constitución que sustituye a la de 1857, en la que en lo relacionado con el petróleo, en el párrafo 4 del artículo 27 establece que “corresponde a la nación el dominio directo de […] los yacimientos minerales u orgánicos de materias susceptibles de ser utilizadas como fertilizantes; los combustibles minerales sólidos; el petróleo y todos los carburos de hidrógeno, sólidos, líquidos o gaseosos”.
Sin embargo, las condiciones políticas y la disputa por el poder obligaron a la postergación de la expedición de la Ley Reglamentaria del Artículo 27, en su inciso IV, en lo relacionado con el petróleo hasta 1925, durante el gobierno de Plutarco Elías Calles.
La sobreexplotación de los mantos y la falta de inversión en nuevas exploraciones, provocan un rápido descenso de la producción de petróleo crudo, cayendo a 182.3 millones de barriles anuales en ese año. El descenso de la producción se mantendría de manera sostenida, hasta llegar a un mínimo de 31 millones de barriles en 1933.
Fue un conflicto laboral y las condiciones de preguerra que favorecían a México, lo que llevó a Cárdenas a decidir la expropiación de la industria petrolera, pues pese a que el mandatario promovió la creación de sindicatos para proteger a los trabajadores, en las petroleras no contaban con ningún tipo de seguridad social.
En ese contexto, los trabajadores petroleros emprendieron una movilización, a finales de 1937, donde demandaban la firma de un contrato colectivo, que incluía entre otras cosas, incremento de 90 por ciento en su sueldo, además de servicios de salud e incapacidad pagada.
Sin embargo, las empresas petroleras se negaron, por lo que el 31 de mayo de 1937 iniciaron una huelga que se prolongó hasta que se paralizó la industria energética del país y por lo tanto toda la industria nacional.
Cárdenas intentó mediar en el conflicto, pero ante la falta de voluntad de las empresas y su desacato a las autoridades mexicanas decidió nacionalizar la industria petrolera.