En el marco de la COP26, jóvenes de 22 organizaciones ambientalistas en México dieron a conocer un posicionamiento sobre la iniciativa de reforma constitucional para el sector eléctrico denominado “Por una Soberanía Energética limpia y popular que nos cuide a todas y todos”.
“Se trata de un documento que busca resumir la perspectiva sobre el proceso de iniciativa de esta reforma constitucional”, dijo Alfonso Enrique Ramos Gómez, representante de Jóvenes por Nuestro Futuro, una de las asociaciones que encabezan el movimiento. Explica que el problema de que se ponga en una ley y ahora se propongan también cambios en la Constitución, es que se generará todo un andamiaje institucional que bloquearía la transición energética, “esto nos parece muy lamentable”.
Desde su punto de vista esta reforma no aporta al tema de la transición energética justa y consideran que ya se nos está acabando el tiempo, que urge tomar medidas para combatir el cambio climático y disminuir la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). Por ello aprovecharon para que en el marco de la COP26 se haga entrega del documento a la delegación mexicana y a las autoridades que nos representan en Glasgow, “la idea es además sentarse a mesas de trabajo y explicarles de qué va nuestra exigencia y preocupaciones”.
Estas organizaciones mexicanas además se sumarán al grupo de protestas juveniles internacionales, ya estuvieron en la denominada Fridays for Future y cada una de las manifestaciones que se han dado durante las actividades de esta Conferencia. “La calle es un lugar que todo el mundo transita, que todo el mundo ve, esta es una forma simbólica de estar en un lugar donde todo el mundo tiene acceso y demostrar que esto es algo que nos atañe a todos”.
Postura frente a la iniciativa de reforma eléctrica
Alfonso define la postura de los colectivos en tres cuestiones fundamentales. El primer punto es que bloquea los esfuerzos de la iniciativa privada y social, “es decir no solo las empresas transnacionales, si un ciudadano de a pie quiere colocar un panel solar en su casa o una comunidad en la sierra quiere generar su propia energía, a partir de las modificaciones planteadas no se podrá hacer, sino que cancela cualquier permiso de generación centralizando completamente a la industria en la CFE”.
Otro punto es que limita los incentivos, como los certificados de energía limpia y los contratos derivados de las subastas eléctricas, “esto dificulta avanzar en las metas que el país ha fijado para reducir las emisiones de GEI pues simplemente deja de dar facilidades para que las personas puedan apostar por este camino”.
Por último, pone en grave riesgo a la sociedad en general, pero específicamente a las juventudes, pues arrebata el derecho a un futuro al encargar la transición energética a la CFE. Metafóricamente ´pone a la iglesia en manos de Lutero´. Históricamente esta institución, además de ineficiente por usar tecnologías obsoletas, no ha demostrado tener un interés por la transición energética, su principal argumento ahora es el tema de las hidroeléctricas, mismas que tienen un gran impacto ambiental demostrado. No son la mejor alternativa, además su plan de negocios y las constantes declaraciones de sus directivos, demuestran que en realidad no es una de sus prioridades”.
Tenemos que socializar los datos
El representante de Jóvenes por Nuestro Futuro asegura que esto es parte de un camino recorrido con anterioridad pues incluso ya se ha interpuesto un amparo contra la reforma. “Para nosotros todo esto ha sido un proceso largo de aprendizaje, las organizaciones civiles juveniles que nos sumamos probablemente tenemos experiencia menor, pero lo que ha caracterizado a estos grupos es revisar toda la información disponible”.
Se han preocupado por documentar cada tema con reportes del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC, por su sigla en inglés), acercarse a los expertos como IRENA, una organización internacional de temas de energía renovable, y a los científicos, “creemos que la información está disponible, solamente es cuestión de socializarla, ponerla al alcance en términos simples, para que cualquier persona pueda entenderla”
Alfonso concluye que la idea es que cuando se hable del sistema eléctrico nacional no sea una cosa que solo estudia un académico sino algo que la gente entienda que le va a afectar y en lo cual debería poder opinar.
El falso dilema entre proteger la soberanía nacional o beneficiar al sector privado no debe ser la prioridad en el debate al cual las élites públicas y privadas quieren someternos. El tema de fondo tiene que ser la garantía y exigibilidad del derecho humano de las y los mexicanos a un medio ambiente limpio, sano, seguro, sostenible, y reconocido recientemente por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
“Queremos enfatizar que la energía es un derecho intrínseco de todos los seres humanos. No puede seguir visualizándose bajo un paradigma centralista: el futuro de la energía va más allá de una visión dominada por el Estado o por grupos corporativos”, sostienen.