Sin duda, todos los mercados y las economías están interconectadas, y hoy, la crisis que se vive en Europa por la falta de gas natural originada por la guerra entre Ucrania y Rusia ha venido a generar diversos impactos negativos, entre los cuales se encuentran en buena medida, fuertes presiones inflacionarias que no ceden y que tienen un impacto en nuestra economía.
De acuerdo con un reportaje de Bloomberg del fin de semana, Europa Occidental se encuentra en una situación muy complicada debido a su fuerte dependencia del gas natural provisto por Rusia desde Siberia para la generación de energía eléctrica, a lo cual se suman las ondas de calor y severas sequías que se presentaron a lo largo del verano, una inestable y poco confiable infraestructura de generación eléctrica a través de reactores nucleares franceses y un creciente compromiso de la Unión Europea para producir electricidad a partir de energías limpias como la solar y eólica, que tienen sus complicaciones para el almacenaje, generando así un impresionante incremento de los costos de la electricidad para los usuarios finales que se ha traducido en presiones inflacionarias no vistas en décadas.
Y es que, en Europa Occidental, las plantas de generación eléctrica alimentadas con gas natural provisto desde Rusia, han sido vitales en la estructura de generación de energía de la zona, donde el 18% de la energía eléctrica generada el año pasado en Europa provino precisamente de estas plantas, y en 2020, aproximadamente el 43% de ese gas tuvo como origen Rusia.
Desde el inicio de la Guerra entre Rusia y Ucrania el pasado mes de febrero, Estados Unidos y sus aliados europeos han buscado presionar a Rusia mediante diversas sanciones económicas, que han afectado no solamente a ese país sino al comercio global, donde el precio de los granos y el de los energéticos se han visto impactados fuertemente ocasionando mayores presiones inflacionarias.
Conforme ha pasado el tiempo, dichas sanciones se han venido recrudeciendo y Rusia, consciente del relevante papel que juega en el suministro de gas a la Unión Europea ha venido haciendo lo propio; sin embargo, la semana pasada las cosas se complicaron al decidir Rusia cerrar el suministro de gas a Europa por tiempo indefinido en una época en la que la demanda se eleva naturalmente: el invierno.
Lo anterior genera presiones adicionales al alza en el precio del gas natural. Tan solo para que se den una idea, el precio del gas natural a plazo de octubre que cotiza en el NYMEX de Nueva York, ha subido desde el inicio del conflicto de niveles de 3.352 a 8.038 dólares MBtu, es decir, casi 140 por ciento.
El alza tan fuerte en el precio del gas natural no solo tiene repercusiones en el precio de la electricidad, que como ustedes imaginarán, al subir el costo de la electricidad también sube el costo de producción de un sinnúmero de productos y servicios, entre los que se encuentran por mencionar alguno, el costo de la Urea que es utilizada como fertilizante en el sector agropecuario, lo que se traduce en un incremento en el costo de los alimentos que llevamos a nuestra mesa.
Por lo pronto y a fin de contener las presiones inflacionarias, el Banco Central Europeo subió la semana pasada después de muchos años mantenerla inclusive en niveles por debajo de cero, su tasa de referencia, y advirtió que es probable que siga subiendo en el futuro cercano.
Mientras tanto, en México la inflación al mes de agosto se ubicó en niveles no vistos en más de dos décadas al llegar a niveles de 8.70% lo que hace pensar al mercado que el Banco de México subirá su tasa en tres cuartos de punto este mes para ubicarla en 9.25%, y se estima que se pueda ubicar en niveles del 10% antes de que finalice el año. Por su parte, la Fed hará lo propio este mismo mes.
Con todo lo anterior queda claro que la crisis energética de Europa está lejos de terminar y, en consecuencia, también las presiones inflacionarias, por lo que se requieren soluciones adicionales a una política monetaria restrictiva para controlar la inflación.