Incrementar la generación fotovoltaica a pequeña escala sin necesitar un permiso de 0.5 a 1 MW genera oportunidades, pero también retos, señalan expertas.
Ya son tres diputados de los partidos PVEM, PRI y PAN los que ponen sobre la mesa iniciativas para modificar el artículo 17 de la Ley de la Industria Eléctrica (LIE) a fin de aumentar el límite de la capacidad distribuida fotovoltaica (pequeña escala) que no requieren de un permiso de generación eléctrica de la Comisión Reguladora de Energía (CRE).
Las propuestas coinciden en que se debe aumentar este tope de una capacidad menor de 0.5 Megavatios (MW) a 1 MW, pero en el sector de energía solar hay opiniones divididas sobre si se debe modificar este límite o no. Dos de las iniciativas (PRI y PVEM) se presentaron este año, mientras que la del PAN fue a principios de 2020.
A título personal, Karla Cedano, presidenta de la Asociación Nacional de Energía Solar (ANES), dijo que si se aumenta este límite en generación distribuida, va a haber una saturación de la red eléctrica, por lo que hace más sentido tener muchos panales “chiquitos” distribuidos por todos lados, con beneficios a las casas, empresas pequeñas, centros comerciales y tiendas de abarrotes, “a tener una pequeña granjita de 1 MW generando electricidad que compra alguien”.
“Es mejor tener mucha generación distribuida en todo el país que hacer bloques, entonces le quitas la oportunidad a esas pequeñas posibilidades tanto de negocio como del propio beneficio, desde mi punto muy personal de vista el límite está perfecto donde está”, dijo Cedano al ser consultada sobre el tema.
Pero el aumento de 1 MW podría ser viable si se tuviera una infraestructura de red eléctrica más sólida, robusta y que de verdad se invirtiera en transmisión.
“Te diría ‘pues bueno, la red aguanta un tren, pues vamos a aumentar’, pero como realmente hay que cuidar mucho la confiabilidad, un buen balance es tener instalaciones pequeñas”.
Otra parte del gremio de energía solar considera que estas iniciativas de aumentar el límite en generación distribuida es lo que necesita el país para detonar la capacidad instalada de ese nicho del negocio, la cual de por sí ha venido creciendo de manera importante en los últimos años.
Aidana Velázquez, gerente de Relaciones Institucionales en Enlight, indicó que el 0.5 MW se está dejando afuera un gran potencial de la generación distribuida, pues en comparación con lo permitido en otros países, esto es muy poco, por ejemplo, en el caso de Chile son 9 MW y en Brasil de hasta 5 MW.
Hace unos días, durante su presentación en el evento de Intersolar 2022, dijo que, en estos momentos, Brasil tiene la capacidad instalada en generación distribuida que México tiene proyectada hasta 2032 (alrededor de 12,000 MW), son 10 años de diferencia.
Aunque la experta reconoce que esto es un campo de oportunidad, con las iniciativas hechas hasta ahora surgen las críticas: “creo que son muy válidas, coincido, porque de pronto no solamente es abrir el número como lo estamos comentando, sino que hay que bajar ese número de forma pensada, técnica y con una evidencia o con un respaldo justamente que nos permita decir hacia dónde tenemos que dirigirnos o cómo tenemos que hacerlo”.
Velázquez está de acuerdo en que se debe mejorar la infraestructura eléctrica del país y también la profesionalización del gremio para tener instalaciones de calidad y que se tengan las certificaciones necesarias.
Agregó que uno de los retos también está en diversificar la generación distribuida, pues son 6 estados los que concentran alrededor del 50% tanto de contratos como de la capacidad instalada y de estos, 3 entidades —Jalisco, Nuevo León y Chihuahua— representa el 33%.
“Sin duda es un reto a resolver, cuando hablamos de generación distribuida es eso, tiene que estar distribuida”, dijo.
Hasta junio de este año, la capacidad instalada en generación distribuida en el país se ubicaba en 2,201 MW, lo que implica que ha crecido 5 veces desde 2017.