La comercializadora de Pemex puede desaparecer, pero no sus funciones, porque la estatal seguirá requiriendo vender su crudo ante lo lejano que luce el cese de su exportación, opinan.
A decir de especialistas, la desaparición de Petróleos Mexicanos Internacional (Pemex Internacional o PMI) –perfilada esta semana por el presidente Andrés Manuel López Obrador– será mucho más compleja de lo que se ha planteado, puesto que incluye cientos de contratos con empresas nacionales y extranjeras, deuda a distintos plazos y la venta de petróleo que implica 20% de las finanzas nacionales.
En primer término, explicó Miriam Grunstein, abogada del sector energético, no es como cerrar una tienda y liquidar sus activos. PMI concentra a un buen número de filiales –según Pemex son 12 y abarcan 24% de las actividades de las filiales de la estatal– y muchas de ellas fueron constituidas en otros países, lo que además implica seguir los lineamientos de derecho comercial y no administrativo, de dar carpetazo a todo lo que se lleva a cabo mediante esta filial.
“Aunque le reporta a Pemex, y entrega sus ingresos en su totalidad, PMI no es una subsidiaria, no es un organismo al que se le pueden modificar leyes locales o incluso la Constitución. PMI sí funciona como empresa y sus actividades están en buena medida fuera del control gubernamental”, dijo la experta.
Además, esta empresa que concentra a las demás filiales se encarga tanto de compras como de ventas de hidrocarburos y sus derivados, mediante esquemas flexibles que son mucho más complejos de lo que se plantea. “Alguien tendrá que hacer ese trabajo, no por decir que se cierra significará que Pemex se cierra al mercado. Sólo puede hacer más lentas, ineficientes y caras las actividades, sin beneficio para nadie y en perjuicio del propio Pemex”, aseveró.
En tanto, Mauricio Fuchs, abogado de la firma Hogan Lovells, consideró que la declaración presidencial de terminar con las actividades de PMI si existe autosuficiencia en la elaboración de combustibles es una idea más política que práctica, puesto que la venta que hace PMI al exterior es de casi 20% de los ingresos públicos y se tendrá entonces que buscar cómo llenar ese boquete en las finanzas públicas.
Hasta el último reporte de la empresa, en el promedio entre enero y julio, Pemex, a través de su brazo comercializador PMI importó el equivalente a 65% de la turbosina que reportó en el volumen de ventas, 51% del diésel y 60% de las gasolinas, con lo que 53% de las ventas de todos los combustibles petrolíferos fueron de producto extranjero.
Y a pesar del compromiso del gobierno de reducir las exportaciones de crudo para utilizarlo dentro del Sistema Nacional de Refinación y terminar los combustibles en México, el precio internacional del petróleo llevó a que en julio se exportaran 1.062 millones de barriles diarios de crudo, el volumen más alto desde agosto del año pasado.
Por otra parte, explicó Fuchs, para el 2023 están contemplados ingresos de la venta de crudo equivalentes en volumen a lo que se exportó este año, por lo que en caso de que ocurriera la desaparición de esta empresa, podría darse hasta el 2024, conforme al pragmatismo las necesidades de la Hacienda pública.
“No es la primera vez que esta administración barajea este tema, pero desde un punto de vista inmediato o práctico se ve muy distante”, dijo.
Para el analista, la desaparición de PMI sería un cambio difícil, con lo que se busca una solución fácil para un problema complejo, como es la corrupción y falta de transparencia en Pemex.