La mayor volatilidad y aversión al riesgo en los mercados financieros internacionales se ha dado ante los temores sobre una recesión global en el 2023.
Los precios del petróleo registraron una caída de aproximadamente 25% en el tercer trimestre del año, ante una mayor incertidumbre en torno a los efectos de la política monetaria restrictiva y varios factores más sobre los riesgos de recesión global el próximo año. Como respuesta a ello, la OPEP y países aliados acordaron el 5 de octubre pasado realizar un importante recorte en la producción de crudo de 2 millones de barriles al día, una magnitud mayor a la que se tenía prevista por el consenso de analistas y no observada desde las acciones que se implementaron al inicio de la pandemia en el 2020. Este artículo analizará la difícil coyuntura para los precios de las principales referencias del petróleo en lo que resta del año y también algunos factores a considerar en el 2023.
Recesión global y posible disminución en la demanda de energéticos y otras materias primas
La mayor volatilidad y aversión al riesgo en los mercados financieros internacionales se ha dado ante los temores sobre una recesión global en el 2023. Organismos multinacionales como el Fondo Monetario Internacional, la OCDE y el Banco Mundial han llevado a cabo recientemente revisiones a la baja en sus estimados del PIB para el 2022 y el 2023.
La principal preocupación entre inversionistas, empresarios, consumidores y las personas que diseñan e implementan las políticas públicas se centra en el efecto negativo que tiene sobre la actividad económica un sinnúmero de factores. Entre ellos destacan la persistencia de las presiones inflacionarias, la agresiva respuesta de política monetaria mediante importantes incrementos en tasas de interés, las secuelas del conflicto bélico en Ucrania y otros factores geopolíticos, así como algunas consecuencias que seguimos enfrentando por la pandemia (tal como las disrupciones en las cadenas de suministro).
Esto ha resultado también en un ajuste en las expectativas de demanda por materias primas (e.g. cobre o petróleo). En este sentido, la Agencia Internacional de Energía ha estado disminuyendo continuamente sus estimados de demanda mundial de petróleo para el 2023, ahora estimada en 101.8 millones de barriles diarios.
La OPEP+ acordó un importante recorte en los niveles de producción para mitigar la reciente caída
Por el lado de la oferta, la Organización de Países Exportadores de Petróleo y otros países aliados optaron el 5 de octubre pasado anunciar un recorte de 2 millones de barriles diarios a partir del mes de noviembre con el fin de mitigar la caída en los precios internacionales registrada en el tercer trimestre del año. Este ajuste fue mucho mayor al estimado del mercado, el cual oscilaba entre 500 mil y 1 millón, y resultó en una magnitud no observada desde el inicio de la pandemia de COVID-19.
A pesar de que la próxima reunión ministerial se llevará a cabo hasta el 4 de diciembre, la OPEP+ ha dejado la puerta abierta para revisar su estrategia en cualquier momento si así lo requiere, especialmente ante una posible respuesta en sentido contrario por parte de Estados Unidos, quién expresó su descontento con dicha decisión. En respuesta, se especula que este último podría utilizar parte de sus reservas para mantener los precios relativamente bajos y contribuir a su programa de ayuda contra la inflación. A su vez, dicha especulación también está alimentada por la cercanía de las elecciones de medio término que se llevarán a cabo el próximo 8 de noviembre, con los electores muy preocupados por el alza en los precios.
La estructura de futuros del crudo refleja todavía los desbalances de oferta y demanda
Todavía existen muchas dudas sobre el comportamiento de los precios del petróleo en los mercados internacionales ante un cúmulo de factores altamente inciertos. Bajo esta coyuntura, la estructura de futuros de precios del petróleo mantiene un ligero “backwardation” –una situación que se da cuando el precio actual del petróleo físico es más alto que los precios que se negocian en la curva de futuros, especialmente de más corto plazo–, aunque menor a lo observado en semanas previas. Esta situación alude a cierto desbalance en el cual existe una mayor demanda relativo a la oferta. Hacia delante, el comportamiento de los precios de las principales referencias y de la curva de futuros dependerá de qué argumento tenga mayor fuerza. En este momento, sobre si la demanda bajará más –por una expectativa más fuerte sobre recesión global–, o la de una reducción adicional de la oferta –por acciones como las de la OPEP+, o mayores sanciones a Rusia, por ejemplo. Tomando en cuenta las condiciones actuales, en el equipo de análisis de Banorte estimamos un posible rango de operación de 80 a 110 dólares por barril en el Brent para lo que resta de este año.
En conclusión, los agentes económicos continuarán atentos al desempeño de los precios del petróleo por su impacto en los precios de productos derivados (como la gasolina), así como en el resto de los costos que enfrentan las empresas, además de la inflación de bienes y servicios que tienen que afrontar los hogares. Esto también ha traído consigo una disociación entre las estrategias que llevan a cabo países productores y empresas petroleras (e.g. OPEP) vs aquellas que tratan de llevar la mayoría de los gobiernos para combatir la inflación (e.g. Estados Unidos). De tal forma, un tema crucial para el desempeño de los precios del crudo será la magnitud y duración de la posible recesión global del próximo año. Ante la combinación de varios factores –muchos de ellos altamente inciertos–, es probable que la volatilidad en el mercado de petróleo permanezca por mucho más tiempo.
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*Alejandro Padilla es director general Adjunto de Análisis Económico y Financiero de Grupo Financiero Banorte. Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión de Grupo Financiero Banorte ni sus subsidiarias o filiales.
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