Países como Bolivia y México han anunciado la nacionalización del litio mientras que Chile busca que el Estado controle el 51% de los futuros proyectos; analistas ven poco probable que estas medidas aumenten la inversión.
¿Qué hacer con todo el litio? ¿Venderlo al mejor postor? ¿O tal vez prohibir las exportaciones? ¿Qué tal establecer un cartel de litio para asegurar un alto precio? Estas preguntas son ahora complicadas de responder para un grupo de países latinoamericanos que descubrieron que albergan enormes depósitos de un mineral fundamental para un futuro libre de carbono.
Chile, Argentina y Bolivia, en conjunto, dan cuenta del 61% de los recursos mundiales identificados de litio, esencial para las baterías de iones de litio que alimentarán los vehículos eléctricos y acabarán con los motores de combustión interna.
Esta abundancia vuelve a plantear un desafío que América Latina ha enfrentado en reiteradas ocasiones, desde cuando la riqueza provenía del guano peruano y el caucho brasileño hasta cuando se generaba con el gas natural boliviano y el petróleo mexicano. ¿Cómo aprovechar los recursos naturales para lograr una prosperidad sostenida y generalizada?
Los Gobiernos de la región aún no lo saben. Sin embargo, de cierta forma, comparten un sueño, y no es convertirse en productores de litio; sino en exportadores de automóviles de última tecnología. La esperanza tiene fundamentos. “Tiene que ser muy frustrante”, dijo Douglas Irwin, experto en comercio de Dartmouth College. “No quieren ser la periferia que suministra las materias primas para el desarrollo industrial de otro lugar”.
El papel de los gobiernos
La industria del litio de América Latina va a tener un gran componente gubernamental. Bolivia, que alberga los depósitos de litio más grandes del mundo, nacionalizó su suministro en 2008 y luego exigió el control del Estado sobre su extracción y procesamiento. México nacionalizó el litio el año pasado y anunció que el mineral solo podría ser extraído por empresas conjuntas con control mayoritario del Estado.
La medida más relevante hasta ahora es que Chile, el mayor productor de litio del hemisferio, donde dos mineras privadas produjeron más de 200,000 toneladas de carbonato de litio el año pasado, anunció en abril que también exigiría que el Estado controle el 51% de los futuros proyectos
Al final del día, a los países sudamericanos que se encuentran lejos de los principales mercados o centros de fabricación les resultará difícil insertarse en el desarrollo de vehículos eléctricos y baterías. Además, un esfuerzo exagerado podría resultar contraproducente.