El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, afirma que están abiertos a conversar con Argentem, el fondo estadounidense que tomó el mando de la acerera en abril pasado.
A casi un mes de que la acerera emblema de Coahuila, Altos Hornos de México (AHMSA), cambiara de dueños, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha abierto una ventana para reestructurar un adeudo de hasta 5.000 millones de pesos con el Gobierno y así reflotar sus finanzas. El mandatario ha supeditado la reestructura al compromiso de inversión y a una “administración responsable”, en alusión al cambio de estafeta al interior de la empresa con la salida del empresario Alonso Ancira Elizondo y la llegada del fondo estadounidense Argentem.
El Gobierno ha dado este paso hacia adelante para llegar a un acuerdo ante la necesidad de mantener la fuente de empleo de alrededor de 17.000 personas en el Estado norteño. “Que haya un plan para rescatarla desde el punto de vista productivo, que se modernice, que se mantenga a los trabajadores y nosotros, con todo lo que le deben al Gobierno, llegamos a un acuerdo para que esa deuda se pueda reestructurar, sobre todo si es una administración responsable, seria, no de corruptos, sino de verdaderos empresarios, auténticos empresarios, honestos, responsables”, declaró López Obrador este martes en Palacio Nacional.
El mandatario ha cargado contra el anterior presidente de la siderúrgica, Ancira Elizondo, un empresario venido a menos tras ser señalado por supuestos actos de corrupción en la trama Odebrecht en el sexenio pasado. El Ejecutivo recordó que la privatización a favor de Ancira Elizondo se dio durante el Gobierno priista de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y aseguró que el dueño de AHMSA por los últimos 30 años llegó a tener una flota de cinco aviones, las cuales prestaba a los gobernadores del Estado en turno. “El problema de Altos Hornos (de México) ha sido la mala administración, es una empresa con mucho potencial, con muchas posibilidades de salir adelante”, zanjó.
Después de una época de bonanza durante el anterior Gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018), comenzaron los problemas financieros de la siderúrgica ante la sombra de corrupción sobre una transacción millonaria por una planta de fertilizantes en Veracruz. El complejo, propiedad de AHMSA fue comprado por Pemex en unos 200 millones de dólares en 2012. El caso llevó a su presidente, Alonso Ancira, a la prisión y tras unos meses en reclusión logró salir de la cárcel mediante la firma de un acuerdo de reparación a favor de la petrolera por un monto similar a la compra-venta original. AHMSA aún debe cubrir unos 100 millones de dólares de este acuerdo.
El batacazo económico que el acuerdo supuso, aunado a la caída en los precios internacionales del acero y a la cancelación por parte de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de los contratos que tenía con la siderúrgica en el abasto de carbón terminaron por poner en mínimos la liquidez de la empresa. Sin dinero para elevar la producción y con deudas por electricidad y otros insumos en la puerta, la única puerta de salida para Ancira Elizondo fue la venta de la compañía luego de más de 30 años a su cargo.
Desde abril pasado la empresa venida a menos pasó a manos de Daniel Chapman, dueño del fondo Argentem Creek Partners. Los nuevos dueños aún no desvelan los detalles financieros de la compra, sin embargo, existe previamente el compromiso de inyección de 200 millones de dólares, para normalizar las obligaciones laborales y las operaciones tanto en las plantas siderúrgicas como en las minas, activos que ante la falta de recursos han estado inactivos los últimos dos meses.