La compleja organización de Pemex y sus filiales ha dado oportunidad a que sus directivos, sobre todos los que llevan décadas en la petrolera y conocen sus áreas grises, maquillen datos, favorezcan o perjudiquen a contratistas y “pierdan” recursos de la llamada Empresa Productiva del Estado, que es un barril sin fondo y ha sido un símbolo de la corrupción desde su creación.
Un nuevo escándalo está en ciernes dentro de la petrolera mexicana. Se trata del “extravío” o “desaparición” de 150 millones de dólares asignados al proyecto Campo Nejo, ubicado en San Fernando, Tamaulipas. En marzo del año pasado, Pemex y la Comisión Nacional de Hidrocarburos modificaron el plan de desarrollo de este yacimiento de gas y petróleo, al cual se le asignó un presupuesto de poco más de mil 200 millones de dólares a ejercerse hacia el 2035. De este monto, cerca de un 10% no se sabe a dónde fue a parar, según denuncias que han llegado al Órgano Interno de Control de la empresa.
Las investigaciones apuntan hacia Ulises Hernández Romano, actual director de PMI, la filial de Pemex encargada de comercializar, exportar e importar petróleo crudo y otros hidrocarburos en el exterior. Es una de las subsidiarias más codiciadas por los trabajadores, pues genera mucho dinero y poder dentro de la estructura de mando de la petrolera.
Ulises Hernández llegó a PMI en septiembre del 2019, luego de la renovación de directivos en dicha filial, una de las más opacas de Pemex. El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo en su conferencia matutina que los cambios “eran para el bien de la petrolera” y fueron aprobados por el Consejo. Como lo mencionó desde que llegó al gobierno, una de sus cruzadas era reducir la corrupción en la petrolera, lo cual no ha sucedido.
Antes de convertirse en director de PMI, Hernández Romano fue director de Recursos, Reservas y Asociaciones de Pemex Exploración y Producción, así como subdirector de Geociencias y Aseguramiento Técnico y subdirector de Administración del Portafolio y Acceso a Nuevas Áreas. Algunos de estos cargos los ejerció en Tabasco, tierra de donde es originario el actual director general de Pemex, Octavio Romero, quien se dice ya está al tanto del caso de los 150 millones de dólares y solicitó una investigación más profunda.
Las denuncias ante el Órgano Interno de Control exponen que Ulises Hernández habría autorizado la ampliación de recursos hacia el proyecto Campo Nejo debido a su influencia en la Dirección Corporativa de Administración de Pemex y en la Comisión Nacional de Hidrocarburos; en esta última se le vincula con Armando Mejía, quien se jubiló de Pemex en agosto del 2022 y fue a parar al órgano regulador, donde fue designado director de Medición y Comercialización de la Producción. Antes fungía en la paraestatal como director Comercial de Petróleo crudo y encargado de la Dirección de Operaciones.
Otra irregularidad relacionada con Ulises Hernández es que pese a ser director general de PMI desde octubre del 2019, actualmente la Dirección Corporativa de Administración también le reporta ingresos, de acuerdo con una solicitud de información hecha a Pemex y respondida por la empresa. Se trata de una especie de «negociación» para mantener salarios y prestaciones como créditos hipotecarios con intereses bajos.
El funcionario en cuestión tiene una estrecha relación con Estela Campuzano, directora jurídica de PMI, y está vinculado con la ampliación de contratos a la empresa Baker Hughes en la actual administración, misma que ha estado en el ojo del huracán por su relación con una casa que habitó José Ramón López Beltrán en Houston, Texas.
Ulises Hernández lleva más de 20 años trabajando en Pemex. En el sexenio pasado fue uno de los impulsores de la reforma energética del gobierno de Enrique Peña Nieto, la cual se canceló por órdenes del presidente López Obrador. El conocimiento de los tejes y manejes dentro de la petrolera lo hicieron ascender hasta convertirse, en la actual administración, en el poderoso director de PMI.
Posdata
Tras el nombramiento de Luisa María Alcalde como nueva titular de la Secretaría de Gobernación, la pregunta que queda en el aire es qué va a hacer el subsecretario César Yáñez, a quien Adán Augusto López sacó de la congeladora en la que estaba desde el inicio del sexenio.
Las versiones dicen que quiere quedarse para no ceder el mando total a la nueva titular, relacionada con Claudia Sheinbaum, pero lo que mejor saber hacer el “eterno vocero” de Andrés Manuel López Obrador es lo que está haciendo su exjefe y amigo: recorrer el país, trazar estrategias de comunicación y relacionarse con periodistas, empresarios y políticos.
El asunto con Yáñez es que Adán Augusto ya había acordado que fuera Leonel Godoy su coordinador de giras, por lo que no se siente muy cómodo estando detrás del estratega principal.
@MarioMal