África tiene enormes reservas de gas, pero gran parte del continente carece de acceso a la energía. Tal como indican los hallazgos de la Agencia Internacional de Energía (AIE), 600 millones de personas o, lo que es lo mismo, el 43% de la población total, carecen de acceso a la electricidad, la mayoría de ellas en el África subsahariana.
En los primeros ocho meses de 2023, África aportó el 20% de las importaciones europeas de gas y 31% de las importaciones de gas en España, según Kpler. El principal obstáculo al que se enfrenta África en sus esfuerzos por aumentar las exportaciones de gas natural licuado (GNL) y gas natural a la Unión Europea es el dilema de exportar una fuente de energía que necesitan internamente.
En noviembre de 2022, Mozambique mandó su primer envío de GNL a Europa. Se estima que Mozambique tiene reservas de gas natural que superan los 180 billones de pies cúbicos, lo que es suficiente para una producción máxima anual de GNL de hasta 30 millones de toneladas por año. A pesar de que Mozambique tiene el mayor potencial de generación de energía de todos los países del sur de África, solo el 34% de la población tiene acceso a la electricidad.
Nigeria -otro caso- es bien conocida por ser el mayor productor de petróleo de África, por poseer las mayores reservas de gas natural del continente y en 2018 fue el quinto exportador mundial de gas natural licuado. Pero a pesar de estos datos, el consumo de gas per cápita de Nigeria es el más bajo de la región del África subsahariana. En las zonas urbanas, solo el 55% de la población del país tiene acceso a la electricidad y en las zonas rurales esta cifra es aún menor, el 24%.
Por el contrario, Ghana, un productor relativamente menor de petróleo y gas en África, tuvo una tasa de acceso a la electricidad del 84% en 2018, una de las más altas del África subsahariana. Casi la mitad de la producción de electricidad proviene de la energía hidroeléctrica; el resto proviene de gas (30%) y petróleo (23%) de producción nacional. En lugar de exportar, Ghana ha podido utilizar sus limitadas reservas de gas para aumentar su propia generación de energía y servir a su población.
Los países de África están considerando este auge en las exportaciones de gas/GNL como una gran oportunidad para monetizar sus abundantes recursos energéticos que podrían generar ingresos adicionales. Y si estos ingresos se canalizan adecuadamente, algunas de sus necesidades de desarrollo en el país podrían satisfacerse. Pero existe el riesgo de que este desarrollo tarde más en lograrse y de que África se esté centrando en ofrecer soluciones a la actual crisis energética de Europa, en lugar de centrarse primero en sus propias necesidades energéticas.
África es un continente rico en recursos hidráulicos, solares, eólicos, geotérmicos y bioenergéticos, pero la inversión en energías renovables es baja y carece de redes eléctricas bien estructuradas. Entre 2010 y 2020, se invirtieron 55.000 millones de dólares en fuentes renovables en el continente, lo que representó solo el 2,4% de la inversión global.
En los últimos meses se han firmado acuerdos con la Unión Europea para nuevas o mayores entregas de gas natural licuado, pero es importante anotar que la demanda europea de gas está proyectada a disminuir.
En los últimos meses, se han firmado acuerdos con la Unión Europea para nuevas o mayores entregas de gas natural licuado, así que se espera que el porcentaje de importaciones de gas procedente de países africanos aumente. Pero es importante anotar que la demanda europea de gas está proyectada a disminuir, y la inversión en extracción de petróleo y gas con la perspectiva de convertirse en una potencia exportadora a Europa a largo plazo tiene poco sentido. Europa también sigue invirtiendo en soluciones renovables. Los 27 Estados miembros de la UE vieron 41,4 GW de nueva capacidad solar fotovoltaica conectada a sus redes en 2022, un aumento del 47% en comparación con 2021.
El mundo está avanzando decididamente hacia tecnologías netas cero. África tiene la oportunidad de dar un salto adelante y aprovechar la disminución de los costes de la tecnología con bajas emisiones de carbono y el cambio de la inversión global.
Como lo expresó el director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, “los países de todo el mundo están respondiendo a la crisis actual buscando acelerar el crecimiento de industrias locales de energía limpia. Las regiones que adopten esta medida verán un enorme crecimiento del empleo”. En la primera Cumbre Africana sobre el Clima, celebrada la semana pasada en Nairobi, Birol abogó por una reducción drástica de la pobreza energética en África.
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