La electricidad producida vía centrales renovables se ha estancado durante los últimos años en medio de la emergencia climática.
La electricidad producida en el país durante los últimos años se ha encaminado hacia la utilización al alza de combustibles fósiles y ha dejado de lado el uso de las centrales renovables, que se han estancado pese a los llamados urgentes relacionados con el calentamiento global.
Los datos del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), el operador del mercado eléctrico, indican que el uso de fuentes como el carbón, el diésel y el combustóleo han tenido una tendencia ascendente durante los dos últimos años tras la baja pronunciada registrada en la pandemia, que durante 2020 y 2021 tiró la demanda de energía y con ello la producción eléctrica.
La información del operador indica, por ejemplo, que la generación eléctrica mediante carbón se ha recuperado de manera importante a partir de 2022, después de una baja pronunciada durante la pandemia. En lo que va de este año, las carboeléctricas han producido un 5% más que el año pasado, aunque aún por niveles por debajo de los registrados en 2019, cuando la demanda aún sostenía un curso normal.
En el país, todas las carboeléctricas –en total tres– son operadas por la estatal CFE. Y el uso de estas ya estaba a la baja en los últimos años: tocó su punto más bajo en 2021, pero no como parte de una estrategia de la compañía, sino como el curso natural de la baja en la demanda. La recuperación llegó en los últimos 18 meses. Este año se han producido 1,246 Gigawatts hora (Gwh) mediante estas centrales. En 2022 la producción fue de 1,182 Gwh y en 2021 de apenas 725 Gwh.
El crecimiento del uso de carbón para la generación eléctrica se ha alzado como tendencia a nivel internacional. Países, como Alemania, han recurrido a la reactivación de estas centrales que estaban próximas a ser descartadas, pero cuyo uso se ha convertido en una solución derivada de los altos precios del gas y el cierre de algunas centrales nucleares. Países como China e India también han intensificado el uso de carbón debido al aumento en la demanda industrial.
Las centrales térmicas convencionales, que generalmente usan combustóleo como fuente, son las que más prevalecen en el parque de generación. La producción de este tipo también se encuentra por debajo de los niveles pre pandemia, pero su recuperación ha sido más pronunciada que el resto de combustibles y su porcentaje de participación en el parque de generación eléctrica está muy por encima de las plantas solares y eólicas.
Matriz energética de generación de energía
Aunque el uso de fuentes fósiles, como el carbón y el combustóleo, están por debajo de niveles previos a la pandemia, éstas han ido al alza en los últimos meses.
En lo que va del año la generación de este tipo ha crecido en 50% hasta los 2,652 Gwh. El combustóleo es un subproducto de la refinación que es producido en gran medida por la estatal Pemex.
Los analistas explican el crecimiento en el uso de los combustibles fósiles como parte de la estrategia adoptada por la administración federal y que se basa en utilizar en mayor medida las centrales de CFE.
La generación mediante diésel, conocida como combustión interna, ya ha rebasado los niveles previos a la pandemia. Pese a que su participación en el parque de generación es pequeña, su uso en lo que va de este año ha crecido en 31% respecto a 2019. Éste ha aumentado de 239 Gwh a 315 Gwh, según los datos oficiales.
“De alguna manera esta administración si revirtió parte del proceso o tendencia que traía la reforma energética, las energías renovables y la iniciativa privada. Había un proceso encaminado a dejar de lado el carbón, la combustión interna y otras centrales térmicas convencionales para sustituirlas por energías renovables. Pero llegó esta administración y empezó a hacerse un cambio en el formato de despacho”, explica Paul Sánchez, un analista y profesor del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Se entiende como despacho el orden en que la electricidad producida en centrales se sube al sistema. Hasta la administración pasada, las primeras en la fila eran las plantas eólicas y solares porque tienen costos variables más bajos, pero eso cambió durante el sexenio para priorizar a las de la estatal CFE.
El mayor uso de algunas centrales que funcionan con fuentes fósiles puede explicarse de dos maneras: por el aumento en la demanda eléctrica y el cese a la entrada en operación de nuevos proyectos renovables, y debido al mayor uso que se le ha dado a algunos centrales –como las de combustión interna– que antes sólo producían electricidad durante algunas horas del día.
¿Dónde quedaron las renovables?
La tendencia al alza que arrastraba la energía eólica y solar tras las subastas eléctricas quedó prácticamente pausada durante los dos últimos años, según los datos oficiales.
La producción de electricidad en centrales eólicas en lo que va del año se encuentra en niveles similares a 2021, cuando se pausó la racha de crecimiento, aunque su participación en el parque de generación está por encima de otras fuentes como carbón.
En cuanto a las centrales fotovoltaicas, la pausa ha sido más lenta. En lo que va del año la producción proveniente de una fuente solar aumentó en 16% en comparación con un año antes, cuando ésta se redujo marginalmente.
Los analistas ya habían advertido de un cese en el crecimiento de la generación renovable como parte del cese en la entrada en operaciones de nuevos proyectos de este tipo. Ahora, los datos confirman la hipótesis.
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