Las compras de la molécula desde Estados Unidos han aumentado de manera constante, y los analistas dicen que estas importaciones podrían crecer en los siguientes años.
Las compras que hizo México a Estados Unidos de gas natural han batido un nuevo récord. Las importaciones de la molécula sumaron el año pasado una cantidad no vista de manera previa a la par que la producción local se ha estancado, en un movimiento que parece contrario a la premisa de soberanía energética planteada desde la administración presidencial que está a meses de concluir.
México importó el año pasado un promedio de 6,180 millones de pies cúbicos diarios, un aumento interanual de 8.2%, según los últimos datos publicados por la Administración de Información Energética de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés).
La tendencia al alza no es nueva. Desde 2010, el país ha incrementado de manera continua sus compras de gas estadounidense, según los registros anuales, con una sola excepción en 2022, cuando la dinámica se detuvo, pero fue retomada el año pasado.
México creció sus importaciones de gas natural a la par del aumento en la infraestructura de gasoductos para traer la molécula desde el sur del país vecino, que tiene uno de los precios más competitivos del mercado. Estados Unidos es uno de los mayores productores de gas a nivel mundial y la cercanía que tiene con México, hace al país un consumidor natural que puede acceder al hidrocarburo a un precio accesible.
«No hay nada en sí mismo que haya impulsado [las importaciones], más bien es la convergencia de varias tendencias. La primera es la expansión en la red de ductos; la generación de electricidad con gas natural, a través de los ciclos combinados, que sigue y seguirá creciendo conforme entren en operación las nuevas centrales de la CFE; y finalmente el consumo industrial, que ha seguido creciendo», dice Oscar Ocampo, del Instituto Mexicano de la Competitividad. «Y muy probablemente en los siguientes años seguiremos viendo aumentos en las importaciones».
A la par del aumento en las compras, la producción local, que lidera la estatal Pemex, se ha estancado en los últimos años, como resultado de una priorización en los activos productores de petróleo y debido a las altas tasas de inversión necesarias para impulsar esta vertical.
La Comisión Nacional de Hidrocarburos, encargada de regular el mercado petrolero, informó que tanto Pemex como las empresas privadas produjeron 4,799 millones de pies cúbicos diarios el año pasado, lo que representó una disminución mínima del 4% en comparación con el año anterior.
La producción, según las cifras, ha sido soportada en gran parte por la industria privada, que ha crecido sus cifras durante los últimos años, aunque aún representa un porcentaje marginal en comparación con la reportada por Pemex.
Los números del regulador y de la estatal dictan que la producción de Pemex ha ido de manera constante a la baja y que incluso ha disminuido al compararse con las registradas en los últimos años antes del comienzo del sexenio obradorista. Estos datos son contrarios, por ejemplo, a las aseveraciones del gobierno federal y de Claudia Sheinbaum, la candidata puntero en las encuestas, que aseguran que en el sexenio se ha incrementado la producción del hidrocarburo.
El país alcanzó los 7,000 millones de pies cúbicos de la molécula entre 2009 y 2010, según los registros históricos.
«La producción nacional de gas de privados sigue estable y subiendo poquito, con tasas normales. Es Pemex quien cae y sigue cayendo porque la empresa del estado prefiere invertir su limitado recurso en exploración y producción de crudo, que es aún más rentable», explica David Rosales, un analista del sector y un ex funcionario de la Secretaría de Energía. «El gas natural es un negocio de buenos volúmenes cuando tienes un sistema de recolección, procesamiento y transporte robusto, como en Estados Unidos. El mexicano está en mal estado porque Pemex no invierte en ello».
La estatal no ha logrado despegar algunos proyectos productores de gas, como el activo Lakach, en el que hace unos meses había anunciado una alianza con la estadounidense New Fortress Energy, que finalmente no se llevó a cabo.
También, la importación de gas podría aumentar en los próximos años cuando algunos proyectos, como la ampliación del gasoducto marino, que corre de Texas hacia Tuxpan, denominada como Puerta al Sureste, entre en operación.
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