A nivel global, la mitigación del metano emitido durante la extracción y procesamiento de hidrocarburos es considerada una de las medidas más efectivas y costeables para frenar el cambio climático.
La reducción de las emisiones de gas metano en el sector de hidrocarburos es una poderosa herramienta que permitirá a México triunfar en varios frentes: fortalecerá la eficiencia y seguridad energética al reducir el desperdicio de un valioso recurso energético y, al mismo tiempo, ayudará a frenar el cambio climático. Al usar tecnologías existentes y costeables, la captura de metano —en esencia, gas natural— será fundamental para reducir la alta dependencia de las importaciones provenientes de Estados Unidos, que hoy cubren cerca del 70% del consumo nacional, además de que representaría una fuente de recursos adicionales para Petróleos Mexicanos (Pemex).
El cometido de Pemex hoy es simple y llanamente producir petróleo crudo, mientras que se quema el gas natural asociado a su extracción. Estudios científicos encabezados por el Environmental Defense Fund (EDF) muestran que el metano emitido por un complejo procesador de Nuevo Pemex, Tabasco en 2018, pudo haber cubierto el 50% de la demanda de gas residencial en el país en ese mismo año. Quemar en vez de utilizar y capturar el gas es un gran desperdicio de los recursos nacionales; hay tecnologías ya disponibles y rentables que permitirían a Pemex aprovechar el metano para emplearlo en sus propias operaciones o comercializarlo.
A nivel global, la mitigación del metano emitido durante la extracción y procesamiento de hidrocarburos es considerada una de las medidas más efectivas y costeables para frenar el cambio climático en el corto plazo. Además, este gas es un precursor de ozono, vinculado con enfermedades respiratorias y cardiovasculares, y viene acompañado de compuestos cancerígenos como el benceno. En México, las comunidades que viven en estados petroleros como Veracruz, Campeche y Tabasco ya sufren efectos nocivos en su salud: un estudio reciente del Centro Mexicano de Derecho Ambiental mostró que la exposición al metano y contaminantes asociados trae riesgos para las mujeres embarazadas y provoca malformaciones congénitas.
Adicionalmente, la mitigación sería una muestra clara del compromiso para atender riesgos asociados con factores ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza), lo que le ayudaría a acceder a términos más favorables para el financiamiento de su deuda. La implementación de acciones concretas y un marco para monitorear avances son piezas fundamentales para que Pemex cumpla los objetivos contenidos en su Plan de Sustentabilidad recientemente publicado. El plan incluye una reducción del 30% en las emisiones de metano para 2030 —alineada también con la meta de la Iniciativa Climática de Petróleo y Gas— y un compromiso para detener la quema rutinaria de gas en la extracción de hidrocarburos para el mismo año.
Desde una perspectiva nacional, capturar las emisiones de metano fortalecerá la competitividad de México. Uno de los mayores desafíos que enfrenta México es asegurar la disponibilidad y el suministro de energía más limpia para atender a las industrias que buscan trasladar sus operaciones al país. Dada la escasez o falta de acceso al gas natural en ciertas regiones, especialmente en el Sur y Sureste, el metano capturado puede ser transportado a estos estados utilizando la red de gasoductos existente. También es económicamente viable construir micro-redes alimentadas con Gas Natural Licuado para proveer energía a zonas sin acceso a gasoductos.
Para monitorear de forma confiable la reducción de sus emisiones, México puede apoyarse de nuevas herramientas como MethaneSAT , un satélite lanzado en órbita recientemente gracias al liderazgo de EDF, que detecta y mide las fugas de metano en instalaciones de gas y petróleo alrededor del mundo con una precisión inédita. Ello es relevante ya que se estima que las emisiones en el país son más del doble de lo que se reporta en el Inventario Nacional de Emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero.
Hay alianzas internacionales y canales de cooperación que pueden apoyar la inversión que se necesita para mitigar metano y evitar el desperdicio de gas. En la COP28 de 2023, más de 50 compañías de hidrocarburos —incluyendo empresas estatales como Ecopetrol, Petronas y Saudi Aramco— firmaron la Carta de Descarbonización de Gas y Petróleo. El Banco Mundial, el gobierno de Estados Unidos y la Comisión Europea anunciaron nuevas iniciativas para financiar la reducción de emisiones en el sector. Pemex podría obtener beneficios significativos al compartir sus avances con otras empresas en el marco de estas iniciativas internacionales.
La transición energética global avanza rápidamente y México debe diseñar una estrategia para no quedarse atrás. Es posible convertir un riesgo energético y ambiental en una oportunidad de prosperidad económica y social compartida. Todo lo que se necesita es la decisión de actuar ya.
Nota del editor: Shareen Yawanarajah es directora para la Transición Energética Global, Environmental Defense Fund. Síguelo en LinkedIn. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.
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