La dependencia de Rusia como proveedor de gas ha disminuido drásticamente, del 43% en 2021 al 13% en lo que va de 2025
Europa atraviesa una transformación energética sin precedentes desde el inicio de la guerra en Ucrania y la consecuente ruptura con su principal proveedor de gas: Rusia. En este contexto, la búsqueda de un suministro energético seguro y asequible se ha convertido en una prioridad política y económica para la Unión Europea (UE).
Sin embargo, según un reciente análisis de Georg Zachmann —el cual será presentado en la 39ª reunión del Foro Europeo de Regulación del Gas—, investigador del think tank Bruegel, el continente se enfrenta a cuatro grandes obstáculos en esta carrera por redefinir su seguridad energética.
Falta de información
Uno de los principales problemas es la ausencia de datos fiables y completos. Según Bruegel, las instituciones europeas carecen de visibilidad sobre los contratos a largo plazo firmados por los países miembros, así como de transparencia en los precios minoristas y mayoristas regionales. Además, los esfuerzos para centralizar las compras a través de plataformas conjuntas, como la Aggregate EU, han tenido un impacto limitado hasta ahora.
La falta de desglose sectorial del consumo de gas y la ausencia de referencias claras sobre los costos de las redes de distribución dificultan la elaboración de una política energética basada en evidencias. Sin estos datos, continúa Bruegel, diseñar incentivos eficaces o planificar inversiones se vuelve casi imposible.
Costes crecientes de las redes
Otro reto crítico es el incremento del coste de las infraestructuras gasistas, especialmente en un contexto de demanda decreciente. Aunque el consumo de gas ha caído en Europa, explica el think tank, los costes fijos de las redes permanecen inalterados. Esto implica que menos consumidores deben asumir una mayor parte de esos costes, lo que encarece el servicio.
La UE ha planeado inversiones en gasoductos y terminales de gas natural licuado por más de 84.000 millones de euros. Según Bruegel, si la demanda se reduce como prevé el plan REPowerEU, el coste unitario por megavatio hora puede más que duplicarse. Además, el traslado de los costes de infraestructura hacia sectores como las centrales eléctricas plantea interrogantes sobre su impacto en los precios de la electricidad.
El complejo proceso de prescindir del gas ruso
La dependencia de Rusia como proveedor de gas ha disminuido drásticamente —del 43% en 2021 al 13% en lo que va de 2025—, pero el proceso de desvinculación sigue siendo frágil y lleno de riesgos. La ausencia de una regulación común a nivel europeo permite que algunos países continúen adquiriendo gas ruso a través de rutas alternativas, lo que socava los esfuerzos colectivos y expone al bloque a manipulaciones de precios y divisiones políticas.
Bruegel propone una estrategia más coordinada para cerrar el paso al gas ruso, basada en medidas como la prohibición de nuevos contratos, el fortalecimiento de mecanismos de verificación del origen del gas, y la adopción de tarifas en lugar de cuotas para reducir los ingresos del Kremlin sin causar choques de precios.
El dilema del comprador único
Finalmente, para el think tank, la idea de una Europa actuando como un único comprador de gas sigue siendo más un ideal que una realidad. Aunque el mercado interior puede funcionar como tal bajo condiciones de transparencia y reglas claras, la plataforma conjunta de compra ha mostrado resultados modestos, añade.
Los expertos de Bruegel advierten que una centralización excesiva podría generar tensiones diplomáticas, por ejemplo, con proveedores como Estados Unidos, y recomiendan en cambio avanzar hacia una mejor integración de los mercados y una estrategia común de importación que combine seguridad, sostenibilidad y rentabilidad.
Europa ha avanzado significativamente en su objetivo de reducir la dependencia energética de Rusia y avanzar hacia fuentes más limpias. Sin embargo, estos cuatro desafíos estructurales —información, costes de red, independencia gasista y coordinación del mercado— siguen siendo piedras angulares para garantizar un suministro asequible en los próximos años.
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