Por: M.M. Jesús Domínguez Guanalo, Docente
Instituto de Estudios Universitarios.
México debe dar mantenimiento oportuno a sus instalaciones petroleras, para evitar pérdidas económicas y humanas provocadas por infraestructura dañada por el fenómeno de corrosión
México debe considerar dentro de la Reforma Energética el mantenimiento oportuno de sus instalaciones petroleras al mismo nivel de importancia que se le da a la perforación y extracción de hidrocarburos, ya que la nación tiene más de 55 mil kilómetros de tubería metálica que transporta los hidrocarburos por todo el territorio nacional.
El Ingeniero Jesús Domínguez Cuanalo, catedrático de la Maestría en Gestión de la Industria de Petróleo y Gas del Instituto de Estudios Universitarios (IEU), explica que los países petroleros más grandes en el mundo llevan a cabo una permanente supervisión del estado que guardan los ductos, con la finalidad de evitar que se registren accidentes fatales. Por ello, las tuberías son sustituidas cuando éstas cumplen su periodo de vida útil.
Por esa razón, si el sector petrolero no toma las medidas preventivas necesarias, se corre el riesgo de tener pérdidas económicas multimillonarias, pero lo más grave son las pérdidas humanas provocadas por infraestructura dañada por el fenómeno de corrosión.
Ante dicha situación, debe tomarse en consideración que después de las muertes provocadas por accidentes de tránsito, los problemas de corrosión en ductos petroleros representan la mayor pérdida de vidas humanas y económicas para un país.
Para comprender la magnitud del impacto y el riesgo que existe si un país productor de petróleo no emprende medidas preventivas y de mantenimiento oportuno de los ductos, es necesario conocer qué es el fenómeno de corrosión.
La corrosión es el proceso mediante el cual un metal más activo cede electrones a un metal menos activo y éstos se unen eléctricamente. Para que dicho fenómeno se produzca se requieren cuatro elementos: un ánodo (metal más activo), un cátodo (metal menos activo), una unión eléctrica y un conductor electrolítico (metal, agua o tierra húmeda).
El ambiente húmedo es idóneo para provocar la reacción de estos cuatro elementos y es cuando se produce este fenómeno de corrosión. Pero para evitar que esto suceda, debe eliminarse cualquiera de los cuatro elementos antes citados, o bien, manejar a conveniencia el proceso usando ánodos de sacrificio.
Por lo general, el deterioro de los ductos petroleros se debe a los productos que se transportan, algunos de ellos llamados productos amargos, los cuales contienen ácido sulfhídrico, un elemento que es muy agresivo para el metal, además de influir otros factores como los ambientales.
Medidas que evitan la corrosión
de ductos
Para proteger las tuberías y estructuras enterradas o sumergidas, como son los cascos de barcos, ductos o algún otro metal, es necesario usar la protección catódica con ánodos de sacrificio o con corriente impresa, inyectando corriente controlada (se oxida el ánodo y se protege el cátodo que en este caso es la tubería o metal a proteger).
Los ánodos de sacrificio –elementos que protegen de la corrosión a otro material metálico conectado a éste, según el principio de protección catódica– se colocan para proteger la tubería o estructuras y se diseñan para una vida útil de entre 10 a 20 años, según la producción pronosticada, posterior a ese tiempo y en caso necesario deben sustituirse por uno nuevo.
La supervisión, mantenimiento y el buen funcionamiento de este tipo de infraestructuras son importantes, así como los metales que se utilizan como material de sacrificio, entre los que están el magnesio que se emplea para ductos que están enterrados bajo la tierra, el zinc y el aluminio para ductos que están dentro del mar.
Por otra parte, la protección que se da al interior de las tuberías se realiza inyectando inhibidores de corrosión, para aislar el metal de sus agresores y eliminar el contacto eléctrico, para ello, los inhibidores se producen con nitritos, fosfatos y silicatos como elementos base.
Para el caso de las tuberías externas, se aplican tres capas aislantes, una base o primario, una capa de ligamento o intermedia (ocasionalmente) y un acabado o impermeabilizante y vista. Por otro lado, las bases principales que se utilizan son minio alquidálico, alquitrán de hulla, cromato de zinc y los galvanizados.
Para el proceso de protección anticorrosiva de los ductos existen tres tipos: catódica con ánodos y corriente impresa (en estructuras enterradas o sumergidas), inyección de inhibidores (interior de tuberías) y aplicación de aislantes (exterior de tuberías o estructuras).
Si bien existen alternativas como es el caso de plásticos de muy alta resistencia, que pueden ser usados como material distinto al metal para evitar su oxidación, por ahora, lo más recomendable es mantener una constante supervisión y aplicación de procesos anticorrosivos para evitar poner en riesgo vidas humanas y costos económicos exponenciales, para ello es necesario tener un mantenimiento preventivo y evitar a toda costa uno correctivo.
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