El rápido crecimiento de la inteligencia artificial está provocando un aumento inesperado en el consumo energético mundial, generando discusiones sobre su impacto en los costos de electricidad y la necesidad de ajustar las tarifas para evitar que los consumidores asuman los costos de las grandes operaciones tecnológicas.
La Inteligencia Artificial es para algunos una herramienta, para otros un reto. Curiosamente, aunque esta nueva tecnología tiene que ver con la búsqueda de información, uno de los desafíos que está creando va más allá de sus usuarios, sino que afecta incluso a personas que no están interactuando con estos mecanismos: el costo de la electricidad.
Resulta que la inteligencia artificial requiere de unas instalaciones con servidores que consumen vorazmente grandes cantidades de energía para funcionar. Por lo tanto, en muchos lugares donde están esas instalaciones, aumentan en las tarifas que pagan todas las personas que viven cerca de estas instalaciones, explicó Ángel Rivera de la Cruz, ingeniero, abogado y ex Comisionado del Negociado de Energía de Puerto Rico.
Microjuris entrevistó al ingeniero para aclarar la situación que ha estado generando cierto debate en medios y redes sociales. No se trata de un problema que en este momento afecte a Puerto Rico porque en la isla no operan grandes centros de Inteligencia Artificial. Además, por la isla no ser físicamente parte de los Estados Unidos continentales, el sistema eléctrico local no está interconectado con los proveedores de energía en esa parte del continente, donde están ocurriendo estos encarecimientos de la luz. En la actualidad, se estima que viven más puertorriqueños en Estados Unidos que en Puerto Rico.
Indicó que en Estados Unidos los sistemas energéticos están interconectados, creando un mercado de energía mayorista. Entonces, hay operadores o distribuidores que compran electricidad en ese mercado y lo distribuyen a los clientes de las comunidades en la que operan, y el costo por el que pagan energía en ese gran mercado se impacta por el consumo. Entonces, cuando en esa comunidad hay un alza en ese consumo, el costo energético que pagan todas las personas aumenta.
“El precio por el que compran esa energía se lo pasan a los clientes”, indicó. “Aquí lo que aparenta estar sucediendo es que de la noche a la mañana tenemos todo este consumo de energía que no se había considerado cuando se estableció la tarifa”, sostuvo.
Dio como ejemplo que si hay un data center donde la demanda eran 1,000 megavatios, pero ahora repentinamente consume 1,500, pues esos 500 adicionales le cuestan más a ese distribuidor de energía que los primeros 1,000. “Y como está diseñada la tarifa esa diferencia se pasa al consumidor”, explicó. “Si el próximo precio sale más caro, yo (distribuidor de energía) te tengo que pasar ese costo al cliente”.
Añadió que el desarrollo de Inteligencia Artificial se ha dado más rápido que lo que se pueden, por ejemplo, construir plantas energéticas, y entonces hay más demanda de energía para la misma cantidad de plantas.
La situación pudiera atenderse haciendo un ajuste para que los causantes del encarecimiento energético sean los que paguen, reconoció el ingeniero. Sin embargo, esto aún no está ocurriendo en muchos lugares donde operan estos grandes centros de Inteligencia Artificial. Esta tecnología se ha estado popularizando solo en años recientes.
Dijo que existe una doctrina tarifaria de un estándar justa y razonable, que implica que se cobren los cargos a quien los causa. Pero también hay una doctrina de tarifa aprobada, que es en parte la que lleva a distribuir el costo entre todos, en vez de pasarle el costo solo al responsable.
“Lo que aparenta estar pasando es que los ‘data center’ están proliferando en Estados Unidos y las utilidades no han ajustado sus costos en relación a los causantes de los costos”, indicó Rivera de la Cruz.
Otro factor que compartió es que algunos generadores son más baratos que otros, y por lo tanto si la necesidad de energía solo requiere comprar energía de esos generadores más baratos, el precio de la energía es menor. Pero si la demanda es tal que requiere de los generadores más costosos, pues se encarece el servicio eléctrico.
Rivera de la Cruz comentó que ha tenido conversaciones con al menos un representante de una empresa que le ha indicado que ya hay lugares de Estados Unidos donde las utilidades se están moviendo para ajustarse a la nueva realidad. Añadió que los ajustes tarifarios que en Puerto Rico se supone ocurren cada seis meses en los estados toma dos o tres años. “Lo que pasa es que es un proceso lento”, sostuvo.
En el caso en que teóricamente llegará a Puerto Rico alguno de esos centros de Inteligencia Artificial, no debería rechazarse por un posible encarecimiento de la luz, manifestó Rivera de la Cruz. Agregó que lo que tendría que ocurrir es una modificación en la tarifa para que no incide negativamente en el resto de la población que son clientes de energía.
“No es tanto que no queramos la actividad. Es que si llega la actividad se debe modificar la tarifa”, puntualizó.
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