Los primeros avances de la instrumentación de la Reforma Energética ya son una realidad, lo que provoca la detonación de diversas inversiones en algunos rubros del sector, como las del mercado de las gasolinas y el diésel.
El pasado 20 de octubre, la Cámara de Diputados incluyó en el Paquete Económico 2017 la liberación de los precios de las gasolinas y el diésel para el 1 de enero del próximo año. De esta forma, las actividades de la cadena productiva de los principales petrolíferos comercializados en territorio nacional fueron abiertas a la participación de particulares para que compitieran a la par con Petróleos Mexicanos.
Algunos analistas creen que estas decisiones de política económica requieren de una transición paulatina, estructural, con fundamentos legales y regulatorios y con la imposición de precios regionales, bajo el propósito de evitar un impacto en torno a la inflación. Además, afirman que los esquemas fiscales e impuestos establecidos a este tipo de productos no permitirán observar un beneficio económico de los consumidores finales, ya que seguirán manteniendo un impuesto que ha repercutido en la lectura del mercado y que se ha tendido a politizar.
Es importante que la liberalización de los precios de las gasolinas sea en beneficio de los consumidores finales y no en razón de la especulación económica en la cadena productiva o como parte de una generación de recursos tributarios para la hacienda pública.
Asimismo, se observan avances en otros sectores como es el mercado eléctrico. Empresas dedicadas al ámbito de las energías limpias impulsan proyectos para aumentar su capacidad de generación de electricidad a través de otras fuentes y así, llegar a nuevos consumidores. Se cree que las energías solar y eólica tomarán mayor fuerza en los siguientes años, aunque las fuentes no renovables seguirán presentes.
En ciertos países se ha decidido apostarle al auge de los recursos fósiles no convencionales, como el shale gas, tight oil y shale oil (lutias y esquistos), lo cual ha sido posible gracias a la tecnología. No obstante, la producción de este tipo de hidrocarburos y sus horizontes de tiempo, podrían estar limitados por la geología y la geografía, así como por su impacto ambiental y social.
En EU y Canadá los recursos no convencionales son los que han logrado revertir la tendencia descendente de la curva de producción del shale gas y el tight oil, mientras que en México, los campos no convencionales no representan una oportunidad para revertir las tendencias actuales.
Los desarrollos tecnológicos podrían mejorar la situación en territorio mexicano, sí se logra la explotación de los recursos sin tener un impacto ambiental adverso y sin dañar a las comunidades en donde se realice tal actividad.