Las agencias advirtieron desde los primeros meses del sexenio que las metas que se planteó Pemex para el negocio de refinación meterían en aprietos a las finanzas de la estatal.
La advertencia vino desde los primeros meses del sexenio: apostar por el negocio de refinación agravaría las pérdidas de Pemex y disminuiría la posibilidad de regresar a la compañía a una ruta de rentabilidad. Pero la estrategia no sufrió cambios. Cuatro años después la estatal tiene dos complejos de refinación más y la inversión en las viejas refinerías sigue siendo una constante.
El lunes pasado la calificadora Moody’s rebajó de nueva cuenta la nota crediticia de la petrolera y la apuesta por el negocio de refinación fue justo uno de los principales argumentos para la acción. “Las expectativas de Moody’s sobre el continuo flujo de caja libre negativo y la necesidad de grandes cantidades de financiación externa dada las pérdidas persistentes en el negocio de refinación de la empresa”, explica en una nota.
La mayoría de los refinadores están viviendo un buen momento, con altos márgenes de ganancia que no veían en años, que están mejorando su situación financiera afectada durante la pandemia. Pero no está siendo así para Pemex, la baja utilización de sus refinerías y el mal estado en el que operan sólo está permitiendo a la compañía reducir las pérdidas que ya se han convertido en algo usual, pero el negocio aún está lejos de la rentabilidad y no existen grandes probabilidades de que se logre en un corto plazo, explica Nymia Almeida, vicepresidenta senior de Moody’s, en una entrevista.
Moody’s ha rebajado la nota de Pemex a B1 desde Ba3 porque el flujo de efectivo continúa siendo insuficiente para que ésta cumpla con sus compromisos de deuda, el pago de impuestos y continuar con su inversión. Aunque mejoró su perspectiva a «estable» desde una «negativa», la petrolera estatal sigue estando dentro de los bonos sin grado de inversión.
Pemex dará a conocer sus resultados financieros del segundo trimestre del año a finales de este mes, pero los últimos datos indican que durante los primeros tres meses del año Pemex Transformación Industrial (TRI), la filial que agrupa el negocio de refinación, registró una pérdida neta de 18,729 millones de pesos, una cifra por debajo de los casi 40,000 millones de un año antes.
Desde su creación, en 2015, Pemex TRI nunca ha logrado reportar utilidades, de acuerdo con los estados financieros de la compañía. Y Pemex Refinación, una filial ahora inexistente y que antes agrupaba la actividad de las seis refinerías, tampoco logró registrar resultados positivos, según los registros de la petrolera.
“Lo que pasa con Pemex es que, por el estado de sus refinerías, cuanto más produce más pierde”, dice Almeyda. Lo que dice la analista tiene sentido: en el negocio de refinación ganan aquellos que logran maximizar la utilización de sus complejos. Pemex se ha puesto como meta incrementar el uso de las refinerías, pero hasta ahora el objetivo ha quedado a medias. En lo que va del año, la estatal ha promediado un uso de sus refinerías a 50% de su capacidad –al final del sexenio pasado operaban a 30%–, aunque la producción de combustibles ha tocado en el mismo periodo su nivel más alto desde 2017, con un volumen de 949,000 barriles diarios.
Pero esto último no está ayudando mucho. Las pérdidas de Pemex en el negocio de refinación están mermando de cierta forma el aumento en ingresos que está reportando la compañía en su segmento de exploración y producción, en el que las calificadoras le han recomendado centrar sus esfuerzos y que ahora mismo está viendo un impulso derivado de los altos precios internacionales del petróleo. En el primer trimestre de este año Pemex Exploración y Producción (PEP) registró utilidades por 131,612 millones de pesos, un resultado contrario a las pérdidas continúas que reportó en los últimos tres años. “La parte de refinación está borrando las ganancias de PEP”, dice Almeyda.
La dinámica del negocio de refinación está quitando a Pemex la oportunidad de aprovechar los altos precios de la mezcla mexicana, una racha que no podría durar mucho a medida que avance la transición energética.
Un riesgo más podría sumarse si Pemex y la administración federal deciden cortar las exportaciones para priorizar el negocio de refinación. Pese al discurso, los envíos de crudo al extranjero se han mantenido y la compañía ha logrado sumar más recursos aprovechando el entorno internacional. Pero un cambio en esto y una baja en las exportaciones restaría los ingresos en dólares a la compañía y restaría su capacidad de pago a sus tenedores de deuda, aumentando su riesgo crediticio
Las calificadoras no toman la decisión de rebajar la nota con base en los movimientos más próximos, sino que evalúan a largo plazo el impacto de los planes de las compañías, explican analistas. Las agencias ya habían explicado que la construcción de la refinería Dos Bocas podría presionar aún más las finanzas de la estatal y llevarla a ser más dependiente de apoyos gubernamentales.
“En refinación, cualquier sobrecosto o retrasos en la ejecución del proyecto de la refinería [Dos Bocas] tendría un impacto sobre el flujo de efectivo de Pemex, y muy probablemente modificará su plan integral de inversión. Esto es importante porque bajo un escenario así, no queda claro si la empresa reasignaría recursos desde otras divisiones para terminar el proyecto, si el gobierno otorgaría apoyo adicional, o si la compañía exploraría otras fuentes de fondeo”, dice Standard & Poor’s en una nota de 2019.
La refinería ya ha sido inaugurada en su primera etapa constructiva, con un desfase en el tiempo que se había prometido para su construcción y con un sobrecosto que aún podría incrementarse.
Por ahora, explica la analista de Moody’s, los costos de la refinería han recaído en la Secretaría de Energía y la Secretaría de Hacienda, pero una vez iniciada la operación del complejo los gastos de su operación se sumarán a las necesidades financieras de Pemex y eso podría llevar a crecer las presiones sobre el flujo de efectivo de la petrolera. Tener una refinería operando a una alta capacidad es una buena noticia para Pemex, pero nadie tiene certeza de en cuánto tiempo el complejo estaría operando de una manera eficiente, dice Almeyda. Las mayorías de las previsiones contemplan que la refinería Olmeca operará de manera comercial hasta el final del sexenio.
El caso de la refinería Deer Park es distinto. Si bien no revertirá las pérdidas que tiene Pemex en el segmento, los altos niveles en que opera el complejo garantizan mejores márgenes en la producción, dice la analista. En su último informe financiero y el primero en el que incluyó a la compra, Pemex dijo que la refinería fue uno de los elementos que apoyó a la compañía para reportar rendimientos y salir de las pérdidas.