El impacto que tendrá en México el ‘nearshoring’, es decir, el proceso de relocalización industrial a nivel global, dependerá totalmente de nosotros. Puede tener un efecto positivo pero limitado o puede transformar profundamente a nuestro país.
Esto fue lo que nos dijo Luis de la Calle en una conversación que tuvimos con él en La Silla Roja de El Financiero Bloomberg TV.
El economista, experto entre otros asuntos, en temas de comercio internacional, señala que la relocalización industrial no es un mito sino un proceso en curso y continuará todavía por algunos años, lo que ofrece una oportunidad única para México.
Para aprovecharla, deben crearse condiciones para que las empresas extranjeras vean en México verdaderamente una opción.
De la Calle señala que uno de los factores críticos es la infraestructura.
Si las empresas pueden introducir fácil y eficientemente sus productos y los pueden sacar igualmente del país, habrá más inversión.
Pero si no hay puertos suficientes y adecuados, vías ferroviarias, aeropuertos eficientes, centros de almacenamiento, aduanas ágiles, telecomunicaciones de alta calidad, entonces serán menos las empresas que decidan venir.
Otro factor, ya muy referido tiene que ver con la energía. Los procesos manufactureros modernos son altamente demandantes de electricidad y muchas empresas no solo requieren que se les garantice el suministro, sino que gradualmente éste provenga de fuentes no contaminantes.
No contar con suficiente energía limpia será otra limitante para recibir inversiones.
Un factor más es la mano de obra adecuada y en la cantidad necesaria.
Ya quedaron lejos los tiempos en los que el factor determinante para que se instalara una empresa en México era el costo laboral. Los salarios bajos ya no son lo que pueda atraer inversiones. Ahora el tema más relevante es que haya suficiente personal calificado y con una cultura laboral orientada a la productividad.
Ese es otro obstáculo que tenemos ante la escasez de mano de obra que ya se percibe en muchos lugares del país.
Uno más de los aspectos clave para atraer empresas es el tema del Estado de derecho.
Si los inversionistas no perciben que en México se puede garantizar plenamente el cumplimiento de los contratos a través del sistema judicial, dudarán en invertir.
Si perciben a un gobierno que puede cambiar las reglas del juego como lo ha hecho en los últimos años, muchas inversiones que potencialmente llegarían al país elegirán otro destino.
De la Calle está convencido de que el ‘nearshoring’ puede favorecer incluso a regiones que tradicionalmente han estado abandonadas, como el sur del país.
Por ejemplo, señala que, si hubiera infraestructura de transporte multimodal para trasladar productos de Chiapas, Oaxaca o Guerrero a la costa este de Estados Unidos en 48 horas, diversas empresas podrían invertir en esa zona, generando un crecimiento económico que no se ha visto nunca en esos lugares.
El problema que tenemos es que no existe en el gobierno actual una visión verdaderamente proactiva para aprovechar esta circunstancia.
Un ejemplo de ello es el abandono de algunos foros globales a los que acuden cientos de empresarios, como el Foro Económico Mundial de Davos.
El funcionario de más alto rango de México en ese encuentro fue el gobernador de Nuevo León, Samuel García, quien seguramente cosechará la atención de diversas empresas.
Pero, pareciera que el gobierno mexicano considera que las inversiones llegarán al país sin buscarlas.
Y sí, van a llegar algunas y ellas nos darán tal vez niveles de inversión extranjera directa más elevados que en el pasado.
Pero, estaremos desaprovechando una oportunidad única.
Todo indica que tendremos que esperar a la siguiente administración para valorar si realmente este proceso hará un gran cambio en México.