Los inversionistas extranjeros no estarán tan interesados en posibles depósitos de lutitas porque no serán rentables en un mercado de precios tan bajo
A pesar de las bondades anunciadas por la Reforma Energética en México, ante la caída de los precios del crudo, el interés de inversión extranjera para extraer el hidrocarburo se desvaneció.
Los inversionistas extranjeros no estarán tan interesados en posibles depósitos de lutitas porque no serán rentables en un mercado de precios tan bajos, por lo que las licitaciones para extracción podrían ser pocas o no muy atractivas, advierten el Ingeniero Reynaldo Vela Coreño, fundador del Colegio Americano del Medio Ambiente, y el doctor en Física Nicolás Domínguez Vergara, profesor-investigador del Departamento de Sistemas de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
En su obra Y los veneros del petróleo: El diablo que detalla algunas problemáticas y efectos de la reforma energética en México, los autores sostienen que la reforma privatiza toda la cadena de valor de los sectores petrolero y eléctrico a partir de la conjetura de que los privados se harán cargo del desarrollo del sector energético nacional. Sin embargo, los precios muestran que los privados no tienen ninguna intención de invertir en negocios que no sean suficientemente redituables.
Los especialistas en tecnologías y medio ambiente explican que el gobierno a través de Petróleos Mexicanos (pemex) invertirá en los campos de geología más compleja: los de lutitas (estructuras geológicas de muy baja permeabilidad para extraer gas natural y petróleo) y extracción en aguas profundas. Situación que se complica ante el anuncio del recorte al gasto federal en 2015 de 124 mil 300 millones de pesos, 2.6 por ciento del presupuesto federal, y que incluye 62 mil millones de recorte para pemex y 10 mil millones para la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Domínguez Vergara y Vela Coreño consideran que esto es un contrasentido, debido a la necesidad de encontrar más petróleo, ya que es la falta de exploración por décadas lo que ha llevado a una menor producción petrolera y una deficiente restitución de reservas.
La situación es muy crítica, señalan, pues pemex no produce suficiente petróleo para que su venta le proporcione al gobierno lo que le venía abasteciendo y la producción seguirá disminuyendo. Se abandonarán los planes para la reconfiguración de refinerías y, por tanto, para producción de gasolina y diésel.
En cuanto los privados entren al negocio de la venta de gasolina y diésel, los importarán, y pemex se hará más pequeño. Una de las pocas oportunidades que ofrece esta situación de precios es despretrolizar al menos en parte, las finanzas públicas y recaudar impuestos de aquellas grandes compañías que no contribuyen como deben.
Su análisis destaca que el gobierno de México podría bajar el precio de los combustibles si vendiera la gasolina y diésel al precio que lo compra de Estados Unidos, pero no lo hará porque esta diferencia la requiere para cubrir lo faltante del presupuesto federal. El gobierno tiene un gran negocio en la compra de gasolina a Estados Unidos para venderla al doble en México.
Es obvio que habrá miles de despidos de pemex y CFE, pues no puede mantenerse al gran número de empleados del sector con una producción de petróleo que descendió a menos de 2.4 millones de barriles diarios, con un pemex fracturado y una CFE debilitada.