Descargue este artículo en PDF
El estudio lo realiza un consorcio formado por el ICF de la UNAM, la Universidad Autónoma de Campeche, el Southwest Research Institute de Estados Unidos, la empresa inglesa Penspen, y la mexicana Corrosión y Protección, financiados por el Fondo Conacyt-Sener-Hidrocarburos
Para conocer el estado real y los riesgos de los ductos petroleros que transportan hidrocarburos bajo el suelo a lo largo de grandes distancias del territorio nacional, un consorcio mundial de científicos de México, Inglaterra y Estados Unidos desarrolla un sistema informático para diagnosticar la integridad y confiabilidad de esas instalaciones.
El grupo está formado por investigadores del Instituto de Ciencias Físicas (ICF) de la UNAM, la Universidad Autónoma de Campeche, el Southwest Research Institute de Estados Unidos, las empresas Penspen, de Inglaterra, y Corrosión y Protección S.A., de México, financiados por el Fondo Conacyt-Sener-Hidrocarburos, destacó Lorenzo Martínez Gómez, investigador del ICF e integrante de la compañía nacional.
El sistema informático analiza 480 variables, entre ellas, corrosión, acidez, fracturas, fugas y tipo de suelo; además de 11 amenazas, como sismos, deslaves y sabotaje, entre otras.
Utiliza bases de datos, algoritmos matemáticos y modelos de visualización para conocer cada problema concreto en una zona petrolera, y proponer formas de reducir los riesgos.
“Este proyecto surge de la necesidad de Petróleos Mexicanos (Pemex), la Secretaría de Energía (Sener) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para hacer converger a los investigadores de México en torno a problemas sustantivos de la industria petrolera, en particular, de la red nacional de ductos, que requiere mucha investigación por ser la última conexión de los hidrocarburos con el desarrollo económico y social del país”, explicó Martínez Gómez.
La red de Pemex se encarga de energizar al país y mover a la industria de los hidrocarburos, que incluye líquidos y gases de naturaleza explosiva. “Transportarlos tiene riesgos importantes para la sociedad, el ambiente y el negocio petrolero. Por ello, es vital identificar los mecanismos de transporte más seguros”, resaltó
Minimizar riesgos
Aunque el transporte por ductos es el más confiable, pues se basa en instalaciones fijas enterradas metros bajo tierra, enfrenta riesgos como corrosión del interior hacia el exterior, o viceversa; fragilización y fractura del acero; robo de combustible; fugas; deslaves y sismos. El riesgo se incrementa en sitios con más población, escuelas, hospitales o ecosistemas ambientales sensibles.
El modelo científico que analizarán con el programa informático se basa en una ruta real que va de Cuernavaca a la Ciudad de México, cruza por zonas pobladas, sísmicas, lacustres y otras con una altura de más de tres mil metros (de regreso a Cuernavaca). “Tiene todos los peligros posibles y por eso la utilizamos como modelo”, precisó.
La información reunida se convierte en algoritmos matemáticos que nutren un diagnóstico útil para la toma de decisiones. “Ayuda a Pemex y empresas de ductos del país a definir sus niveles mínimos de inspección y mantenimiento, y a saber cómo aplicar sus presupuestos de manera óptima para que el riesgo sea manejable”, indicó el universitario.
Con el programa, los especialistas crearán un sistema de diagnóstico para toma de decisiones a partir de identificación de riesgos, zonas de incidencia y estrategias de mitigación.
Penspen participa en la administración de integridad de ductos, uno de los temas más relevantes del sector en el mundo, precisó Susanah Turner, ingeniera de esa empresa.
“Los problemas de Pemex son similares a los de otras partes del mundo, donde hay canales que transportan hidrocarburos desde hace décadas. La idea es desarrollar, con datos de México, un modelo relevante a nivel mundial”, acotó.
El análisis es apoyado por herramientas, como sistemas de cómputo y de información geográfica, que se nutren con datos de cada instalación; tipo de acero utilizado; humedad, temperatura, tipo de suelo en donde se instalan, acidez, esfuerzos, cantidad de agua dentro del ducto, factores humanos y ambientales, así como características del hidrocarburo, entre otros.
Al respecto, Arturo Godoy, de Corrosión y Protección, S.A., indicó que “son más de 480 variables a considerar para evaluar el riesgo, y también se toman en cuenta efectos en la población y el ambiente en caso de fuga”.
Toda esa suma de factores, dividida en 11 amenazas, se introduce en el modelo de evaluación con cálculos matemáticos.
Inhibidores de corrosión
Además de la detección integral de cada instalación, los expertos desarrollan inhibidores de corrosión que se ponen dentro del ducto para evitar o mitigar su deterioro al contacto con los hidrocarburos.
Jorge Ascencio Gutiérrez, investigador del ICF y especialista en ingeniería molecular, desarrolla estos inhibidores con estrategias químicas originales, a partir de aceite de coco y derivados del residuo del café.
“Con este proyecto se forman especialistas en administración de integridad, que pueden resolver problemas globales o locales de la industria, pues hay riesgos comunes y otros propios de México”, finalizó Ascencio Gutiérrez