Este país apuesta por convertir al Sol en la principal fuente energética del país. El desafío: dejar atrás los combustibles fósiles y aprovechar su vasto potencial solar. Pero para lograrlo, será clave una alianza entre el Estado, el sector privado y la infraestructura tecnológica.
Un país de América Latina se encuentra ante una oportunidad histórica: aprovechar su abundante radiación solar para transformar por completo su matriz energética. La nueva administración ya trabaja en una estrategia de gran escala para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y hacer que el Sol sea el motor principal de la economía eléctrica nacional.
La estrategia solar que busca cambiarlo todo
El Gobierno de México ha comenzado a diseñar una serie de políticas públicas enfocadas en fortalecer la producción de energías renovables, con especial énfasis en la energía solar. Esta tecnología, por su accesibilidad geográfica y potencial de expansión, es vista como la clave para impulsar una transformación energética sin precedentes en el país.
Según los planes de Sheinbaum, el desarrollo solar vendrá acompañado por el fortalecimiento de otras fuentes limpias como la energía eólica e hidroeléctrica. En conjunto, actualmente representan apenas un 18% del mercado energético, siendo el Sol responsable de solo un 7%. Un porcentaje que, en el contexto climático y tecnológico actual, resulta insuficiente.
Para revertir esta realidad, México necesita una hoja de ruta clara: más infraestructura, incentivos para industrias y hogares, y un marco normativo que favorezca la transición energética con participación tanto pública como privada.
El Sol como motor económico: inversión, litio y transformación
Expertos subrayan que el país debe invertir en tecnología e infraestructura si quiere convertirse en una potencia solar. Aunque gran parte del territorio mexicano goza de condiciones climáticas óptimas —con temperaturas superiores a los 30 grados por largos periodos—, el uso doméstico e industrial de paneles solares sigue siendo limitado.
El Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional 2024-2038 contempla ampliar esta capacidad, incluyendo el almacenamiento de energía a través de baterías de litio. Para lograrlo, México deberá atraer al menos 6.400 megavatios en inversión privada exclusivamente destinada a energía solar.
Además, iniciativas como la instalación gratuita de celdas fotovoltaicas por parte de la CFE en hogares vulnerables, y la mejora de redes eléctricas en zonas con cortes frecuentes, muestran el camino hacia una red más equitativa y limpia.
En conjunto, estos esfuerzos podrían convertir al país en un referente mundial en transición energética, siempre que gobierno e iniciativa privada trabajen como aliados. Porque si México logra “drenar” el Sol, el futuro será brillante.
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