La forma más viable de unir todas las piezas de este amplísimo rompecabezas financiero, administrativo y energético es, precisamente, la visión de regionalización del consumo energético que se basa en la propuesta de Municipalización Energética.
Según los últimos reportes de las principales calificadoras crediticias en el mundo financiero, en México existen una serie de ayuntamientos que, por sí mismos, han alcanzado niveles de calificación crediticia y financiera sobresaliente, por encima del soberano o de las empresas productivas del Estado.
Municipalidades como Querétaro, Corregidora, León, Zapopan, San Pedro Garza y Mérida, por citar algunos de ellos, cuentan con los indicadores más altos, lo cual, va en simetría con los indicadores de competitividad urbana del Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO).
Sin embargo, pocos ediles han podido capitalizar estos indicadores, siendo utilizados únicamente como mera fuente para emitir un par de tweets con tintes políticos; cuando representan una herramienta para acceder al mercado de valores y, por ende, colocar a las municipalidades en los albores de estructuras financieras con altos réditos reputacionales (y de liquidez), acercándoles aún más al famoso, ansiado e incomprendido “nearshoring”.
Vaya, todos estos rankings e indicadores resultan ser las piezas de un rompecabezas que, las municipalidades no han podido aquilatar para armar estrategias complejas de financiamiento y atracción de inversiones.
Ahora, se suman dos piezas más de este gran rompecabezas, una de ellas no tan nueva, las políticas ESG (Ambiente, Sustentabilidad y Gobernanza, por sus siglas en inglés), que al igual que muchos otros instrumentos proto financieros y de regulación, son poco comprendidos en nuestro país, cayendo en aberrantes interpretaciones por entusiastas de la industria y; también, en semanas recientes, entró en circulación un nuevo instrumento bursátil: el Renewable e Index Mx.
Básicamente, este instrumento direccionado a entidades que se encuentran transitando a energías renovables, es decir, mediante la aplicación de criterios y metodologías ESG, así como políticas de descarbonización, una empresa o entidad pública pudiera aplicar a este instrumento e integrarlo como parte de su portafolio de negocios o mecanismos de financiamiento.
Cabe señalar que, desde enero de 2023 el índice ha mantenido rendimientos por encima del 14%, esto en voz de María Valencia, presidenta del Comité de Validación del índice; lo que lo convierte en un instrumento financiero interesante y con una perspectiva más que positiva.
Y, aquí aparece la pregunta millonaria, ¿Qué relación guarda el Renewable e Index Mx, las políticas ESG, las calificaciones crediticias y los Ayuntamientos?
Pues, resulta ser una respuesta bastante sencilla, Municipalismo Energético.
La forma más viable de unir todas las piezas de este amplísimo rompecabezas financiero, administrativo y energético es, precisamente, la visión de regionalización del consumo energético que se basa en la propuesta de Municipalización Energética.
El hecho de que un ayuntamiento genere, distribuya, controle y suministre energía tanto a las personas como a las empresas, partiendo de la base de las energías renovables y los combustibles transicionales como el Gas Natural, establece las bases para la integración de una base firme en la captación de recursos, la mejora reputacional y la atracción de inversión. Lo que podemos traducir en la creación de hubs regionales compatibles con alguna figura “nixtamalizada” del nearshoring.
Sin duda, armar este rompecabezas no es sencillo, pero las nuevas formas del ejercicio del poder en los ayuntamientos (reelecciones), se cuenta con una plataforma sexenal para sentar las bases de una política pública innovadora que realmente brinde beneficios en un corto y mediano plazo a la población.
¿Qué beneficios?
Pues desde el consumo eléctrico sustentable y más “barato”, pasando por el puntal de las ciudades inteligentes, sistemas de pagos tecnológicos (cryptos), servicios públicos (seguridad, salud, impuestos, etc.) potencializados con inteligencia artificial, hasta el transporte público eléctrico. Las posibilidades son infinitas.
Solamente falta voluntad de quiénes ejercen el poder.
*Santiago F. Arroyo Seguedo, director general de Ursus energy y especialista en regulación energética.
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