La generación de energías con baja huella de carbono se redujo 1.4 por ciento, de acuerdo con datos del Instituto Mexicano para la Competitividad.
La generación de energía limpia del país se redujo 1.8 por ciento a tasa anual durante 2022, al pasar de 88.8 a 87.2 TWh, derivado en buena medida a la caída de la generación de energía eólica y solar fotovoltaica, tecnologías que presentaron disminuciones de 3.6 y 4.6 por ciento, respectivamente, informó el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Esto ha implicado, además, una reducción en la participación de energías limpias en la matriz de generación de México.
El think tank explicó que, durante 2022, la electricidad generada con baja huella de carbono representó 26.1 por ciento del total, lo que significó una caída de 1.4 por ciento respecto al año previo.
“Además, la cifra está prácticamente nueve puntos porcentuales por debajo de la meta establecida en la legislación nacional y en el Acuerdo de París, que estipula un 35 por ciento de generación eléctrica mediante tecnologías limpias para 2024″, indicó la institución.
En tanto, la generación de electricidad mediante tecnologías convencionales que hacen uso de combustibles fósiles presentó un crecimiento de 1.1 por ciento entre 2017 y 2022 al pasar de 244.0 a 246.6 TWh.
“Si bien durante dicho lapso se incrementó la energía generada mediante ciclos combinados y turbogás, la menor generación de electricidad mediante tecnologías de combustión interna, térmicas convencionales y carboeléctricas prácticamente compensó dicho incremento”, resaltó el IMCO.
La energía generada en centrales térmicas convencionales registró la mayor caída de entre los 11 tipos de tecnologías que reportó el Cenace. Entre 2017 y 2022, se redujo 52.2 por ciento al pasar de 44.0 a 21.0 TWh. En tanto, la energía carboeléctrica presentó una reducción del 50.5 por ciento y la energía generada mediante combustión interna cayó 20.9 por ciento.
La disminución de la generación mediante estos tres tipos de tecnologías se atribuye principalmente a la creciente disponibilidad de centrales más limpias, eficientes y baratas como resultado de las subastas de largo plazo y el desarrollo del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM).
“Esto a pesar de la creciente incertidumbre sobre la política pública en materia energética del Gobierno Federal y su discurso negativo en torno a la confiabilidad de las fuentes de energía con baja huella de carbono”, subrayó el instituto.
La institución, que dirige Valeria Moy concluyó que, en caso de no acelerar el despliegue de energías bajas en emisiones, el país se convertirá en uno menos competitivo, particularmente en un contexto en el que ofrecer energía limpia es tan importante como la confiabilidad del sistema eléctrico o los precios de la energía.