La petrolera estuvo la mitad del sexenio sin que fuera designado un director de finanzas. Pese a una baja importante en la deuda, los resultados operativos de la compañía no mejoraron.
Pemex se quedó sin director de finanzas desde mitad del sexenio. Era noviembre de 2021 y la administración de la estatal movió a Alberto Velázquez a una nueva subsidiaria dedicada a la comercialización de petrolíferos y gas. De la reciente compañía poco se sabe, pero desde ese momento nadie más fue colocado al frente de la dirección corporativa de finanzas. Solamente dos interinos, Antonio López Velarde y Carlos Cortez, fungieron en el cargo.
De a poco, para los inversionistas la dirección de finanzas de la petrolera quedó de lado y fue la Secretaría de Hacienda la que asumió el rumbo financiero de la compañía, al menos en cuanto a la comunicación.
Los analistas señalan al ya exsubsecretario, Gabriel Yorio, como una de las principales cabezas de toma de decisiones en Pemex. Hacienda se dedicó, durante el sexenio, a emitir deuda en el mercado para hacer transferencias a la estatal, bajar la carga fiscal a la empresa para que ésta retomará un ritmo de liquidez y también destinó tiempo a calmar a los inversionistas cuando los estados operativos de la compañía no eran favorables.
Un ejecutivo de una de las calificadoras de deuda, que tiene a los bonos de la compañía en grado especulativo o basura, señala que el mensaje continuo de la Secretaría de Hacienda sobre que ésta respaldaría pese a todo los pagos de deuda de Pemex fueron clave para mantener a flote la confianza de los inversionistas en la compañía.
“Por default se sabía que el soberano siempre respaldaría la deuda de la compañía, pero esos mensajes recurrentes sobre que no había riesgo de impago eran importantes”, dice la fuente que habló bajo condición de anonimato.
Hacienda dio a la petrolera apoyos por más de 980,000 millones de pesos, desde 2019 al primer semestre de este año. Tan sólo en los primeros seis meses de este año los apoyos ascendieron a 145,000 millones de pesos, más del 80% de lo programado para este año.
“En cuanto a la comunicación, diría que el Ministerio de Hacienda fue más comunicativo que Pemex, aunque hubiera apreciado aún más comunicación sobre temas importantes como los paquetes de ayuda financiera para la empresa”, dice Aaron Gifford de T. Rowe Price Associates, una firma de inversiones con grandes cantidades de deuda de Pemex.
El protagonismo de la Secretaría de Hacienda no se dio de casualidad. La primera presentación de los directivos de Pemex, entre ellos Alberto Velazquez, con inversionistas en Nueva York no fue bien recibida. De ahí que Hacienda saliera a calmar los ánimos y entonces de pronto ya los analistas preferían buscar una opinión o una declaración con los funcionarios de esta dependencia, coinciden dos fuentes consultadas.
También, los especialistas del sector aseguran que nunca hubo una comunicación fluida entre ambos frentes y eso también dificultó un trabajo conjunto entre la dirección de Pemex y Hacienda.
“La compañía yacía en un proceso bastante complejo en cuanto a la mejora en la parte financiera, que difícilmente pudo revertir con las condiciones operativas que tiene actualmente. En medio de eso, la Secretaría de Hacienda tomó un rol mucho más efectivo no solo en el apoyo a la empresa sino incluso en algunos momentos haciéndose cargo del pago de determinados vencimientos. De ahí que es posible observar cierta reducción en el saldo de la deuda de Pemex, pero esto se debió a los recursos que el gobierno le dio a su favor, no a cambios dentro de la estructura operativa”, dice Víctor Gómez Ayala, profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
La deuda terminó el segundo trimestre del año por encima de los 99,300 millones de dólares, desde los 105,792 con los que finalizó el anterior gobierno federal. Pero los resultados operativos de la compañía poco han variado.
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