La multinacional eléctrica española Iberdrola inicia una nueva era, con cambios en la cúpula directiva pensados en el futuro inmediato de la compañía, condicionados entre otras cosas por los 72 años del actual presidente ejecutivo, Ignacio Sánchez Galán.
Para preparar una transición que ya todos ven inevitable se decidió elegir director general al ingeniero español Armando Martínez Martínez, quien fungió como director general de Iberdrola México entre 2000 y 2014, es decir, el periodo de mayor expansión de la energética en nuestro país.
Iberdrola también presentó los resultados empresariales del tercer trimestre del año, en los que confirmó sus históricos resultados, al superar ya los 3 mil millones de euros de beneficios y garantizarse así conseguir los más de 4 mil 200 millones de euros que prevé obtener durante el actual ejercicio, gracias entre otros motivos a que ha logrado reducir la carga fiscal en su balance general.
Sánchez Galán asumió la presidencia de Iberdrola en 2006, después de una larga trayectoria en el sector y en la propia compañía, donde se desempeñaba desde finales del siglo XX como uno de los principales directivos.
Transformaciones
Una de sus transformaciones al llegar a la máxima responsabilidad de la compañía fue fusionar en su persona los cargos de presidente ejecutivo y consejero delegado, con lo que concentró la mayor parte del poder de la multinacional, que tiene su sede central en la ciudad vasca de Bilbao. Ahora, de cara a su más que previsible retirada por motivos de edad (72 años), Iberdrola decidió mantener a Sánchez Galán como presidente ejecutivo, pero nombrar a un nuevo consejero delegado, que asumirá una buena parte del control de la empresa, sobre todo en la parte operativa de los negocios internacionales, que se han convertido en la piedra angular de su crecimiento.
El nuevo consejero delegado es Armando Martínez Martínez, nacido en 1968 en Miranda de Ebro, en la provincia de Burgos, y que desde la finalización de su carrera como ingeniero industrial se especializó en el sector eléctrico.
Una de sus responsabilidades en Iberdrola fue proyectar a la multinacional española en el mercado mexicano, al convertirse en 2000 en el director de operaciones de Iberdrola México y poco tiempo después fue nombrado director general de la filial en nuestro país, precisamente cuando la eléctrica española logró una posición de privilegio entre otros motivos por el trato de privilegio que recibió de Vicente Fox, primero, y después de Felipe Calderón.
Fuera de las investigados
La presencia del nuevo consejero delegado de Iberdrola en México no coincide con el periodo investigado por la justicia mexicana, a petición de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) por la supuesta venta irregular de energía, que presuntamente ocurrió entre el primero de enero de 2019 y el 20 de agosto de 2020.
Iberdrola comunicó así a la Comisión Nacional del Mercado de Valores su cambio en la cúpula directiva, en un hecho relevante en el que explicó que “previa propuesta de la comisión de nombramientos, separar los cargos de presidente ejecutivo y de director general de la sociedad y la permanencia de José Ignacio Sánchez Galán como presidente ejecutivo de la compañía”.
Sánchez Galán goza todavía de la vigencia de su mandato, aprobado por los accionistas en la junta general de 2019 y que tiene un periodo de validez de cuatro años, es decir, finaliza en 2023. Eso hace indicar, precisamente, que el nombramiento del director general se hace de cara a la sucesión del actual presidente.
Iberdrola también informó de los resultados del tercer trimestre del año, que se convertirá en el mejor de su historia, gracias entre otras cosas a los altos costos de la energía en el mundo, condicionados por la guerra en Ucrania. La eléctrica española ganó 28 por ciento más en los primeros nueve meses de 2022 hasta situarse por encima de los 3 mil millones de euros. Estas ganancias inéditas en su historia también se deben a que han logrado reducir la carga en la partida fiscal por debajo de 19 por ciento, mientras el año pasado ese mismo apartado suponía en sus cuentas generales más de 32 por ciento.