Barcelona. En plena carrera tecnológica, Europa esta semana ha formalizado su apuesta por la inteligencia artificial con un ambicioso plan de inversiones. Se espera que el mercado europeo de centros de datos, valorado en 42.980 millones de dólares en 2023, alcance los 64.500 millones en 2029, según un estudio de la consultora Aritzon. Lo que ocurre es que estas instalaciones están sedientas no sólo de agua (que también), sino de electricidad.
Por ejemplo, una consulta en ChatGPT consume diez veces más que una en Google. Un reciente informe de la organización Beyond Fossils Fuels ha calculado que la demanda eléctrica se disparará en Europa un 160% a lo largo de esta década para atender a estas infraestructuras. Para el 2030, serán necesario añadir a la red unos 287Twh al año, el equivalente al consumo eléctrico de España en 2022. Es como si un nuevo país miembro se sumara a la red europea.
Ahora los centros de datos representan un 3% de consumo eléctrico
En la actualidad los centros de datos apenas representan en Europa el 3% del consumo eléctrico. ¿Estamos preparados para elevar esta cifra al 30%? Mucho depende de cómo se genere esta energía. Hay alarma por el impacto ambiental: si se utilizaran combustibles fósiles para alimentar estos centros de datos, las emisiones anuales de la UE podrían aumentar de 5 millones de toneladas de CO₂ en 2025 a alrededor de 39 millones en 2030, explica el documento, superando las emisiones totales de Lituania y Estonia en 2022.
De ahí que las grandes firmas tecnológicas estén estudiando sistemas para optimizar el consumo. Desde Alphabet, que tiene sobre la mesa la posibilidad de usar los pequeños reactores nucleares (SMR), hasta Microsoft, que está cambiando los materiales de sus instalaciones, como el uso de madera híbrida resistente al fuego, y trata de mejorar su acceso a las renovables.
Si se alimentaran los centros de datos con energía fósil, las emisiones de CO₂ aumentarían
El consumo eléctrico de los centros de datos en Europa está muy concentrado, con lo que cada país tiene su propio reto. Un informe de la Unión Europea del año pasado reveló que en Irlanda (sede de muchas tecnológicas estadounidenses) y en los Países Bajos, estas instalaciones ya representan el 21% y el 5,4%, respectivamente, de su demanda doméstica.
De acuerdo con Spain DC, la Asociación Española de Data Centers, España cuenta con una capacidad instalada de 355 megavatios (MW) en sus centros de datos. Se prevé que el país alcance los 2.180 MW en los próximos cinco años, lo que implicaría una inversión directa de más de 21.800 millones de euros y otros 36.500 millones en inversión indirecta.
España puede consolidarse como hub gracias a la extensión de red eléctrica eólica y solar
Alcoy, Madrid y Alcalá de Henares son las ciudades implicadas en este desarrollo, mientras que a nivel regional Aragón es la autonomía que está más involucrada (gracias a las inversiones de Amazon): en 2030 prevé que el 50% de su consumo eléctrico proceda de centros de datos.
“Yo no sería tan alarmista sobre el tema de las emisiones”, explica Massimo Moret, profesor del IESE experto en asuntos energéticos. “De entrada diría que podría ser una buena noticia para un país como España, porque cuenta con un excelente potencial de energía eléctrica, solar y eólica, que es barata para alimentar a estos centros. Como mucho habrá que invertir en la distribución. Pero también hay que considerar que en los próximos años la eficiencia de los data centers irá aumentando. Por poner un ejemplo, DeepSeek consume un décimo de la energía respecto a las plataformas más consolidadas, con lo que habrá que ver si en el futuro necesitaremos esa cantidad de energía”.
Tecnoactivistas contra los centros de datos
Están empezando a surgir movimientos en contra del auge de los centros de datos, por su elevado impacto energético y en los recursos hídricos. “Tenemos que establecer nuestras prioridades: ¿proyectos de energía verde para reducir nuestras emisiones o más Netflix?”, era uno de los lemas de algunos activistas franceses, en declaraciones a Euronews, en Marsella, donde está habiendo problemas de falta de capacidad. En España emergen algunas plataformas (como “Tunubesecamirio”) que critican, entre otras cosas, el aprovechamiento de agua y el elevado consumo eléctrico de estos centros de datos.
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