Los altos precios del mercado petrolero, que permitieron que la mezcla mexicana alcanzara su nivel más alto desde 2014, beneficiaron a la empresa, pero la estrategia sigue en duda.
Pareció imposible durante más de una década, pero el año pasado, la estatal Pemex cerró con una ganancia de 99,998 millones de pesos, según las cifras contenidas en su reporte de resultados auditado y publicado en mayo. Las utilidades llegaron 10 años después de pérdidas continuas. La última vez que la empresa finalizó el año con números positivos fue en 2012, con apenas 2,600 mdp.
Pero no mucho de ello puede atribuirse a un cambio en la estrategia o a un excepcional manejo de los activos. A Pemex le llegó la ola que también favoreció a otras petroleras: la resultante de los precios altísimos que arrasaron al mercado petrolero y que situó la mezcla mexicana en su nivel más alto desde 2014, con un precio de 89 dólares por barril durante el año, y que llegó incluso a superar los 119 dólares en los primeros días de la invasión rusa a Ucrania.
Esa ola no se ha ido del todo, pero ahora es más sutil. Los precios altos continúan, aunque en menor medida. La estatal presumió el trimestre pasado utilidades por 56,700 mdp. Nadie sabe cuánto durará la racha de precios altos y los analistas no pronostican resultados favorables para la compañía una vez que los precios se sitúen de nuevo a la baja, porque la estrategia no ha cambiado. Aunque en la última conferencia con analistas la administración de la empresa habló de un aumento importante en la inversión destinada a su segmento de exploración y producción, el más rentable para la petrolera.
Mientras tanto, el gobierno federal continúa con la tarea que se ha anotado al inicio de su lista desde el inicio del sexenio: aumentar la producción de gasolinas y seguir apoyando a la estatal en la reducción de su deuda. Esta última ha ido a la baja, pero con reducciones apenas marginales. Llegó a su punto máximo en 2020, con 113,227 millones de dólares, y cerró el último trimestre en 107,400 mdd, un saldo que equivale al 11% del PIB de 2022.
La racha de números positivos se ha dado pese a que la estatal ha decidido continuar priorizando el funcionamiento de sus refinerías. Los analistas explican de manera simple que las altas ganancias reportadas por Pemex Exploración y Producción son mermadas por los números en rojo que continuamente suma Pemex Transformación Industrial. Como ejemplo, el año pasado, Pemex ganó 261,000 mdp en la primera filial, pero perdió casi 169,000 mdp en la segunda. “Los precios de las gasolinas jugaron positivo para la compañía, los resultados siempre pudieron ser peores”, dice Víctor Gómez Ayala, un analista del sector.
A la administración obradorista le resta un año para hacer de Pemex la palanca de desarrollo que prometió en 2018. El panorama no pinta positivo: el tiempo se agota, las metas trazadas no se han cumplido y Pemex sigue siendo la petrolera más endeudada del mundo.