La asociación de la petrolera estatal con la empresa estadounidense New Fortress Energy en el campo gasero de aguas profundas plantea un reencuentro con derroteros que hasta ahora parecían insospechados en la 4T.
El pasado cinco de julio Petróleos Mexicanos y la neoyorkina New Fortress Energy sorprendieron con el anuncio de una asociación para desarrollar de forma conjunta el campo gasero Lakach, ubicado en aguas profundas de las costas de Veracruz. El emprendimiento conjunto interseca dos áreas que a inicios del sexenio no lucían con mucho futuro en esta administración de Pemex: el desarrollo de aguas profundas –que el gobierno obradorista advirtió que no sería prioridad– y las asociaciones con privados, escasas en tiempos de estatismo energético.
Para algunos analistas esta asociación –que implicaría una inversión de unos 1,500 millones de dólares– podría marcar un antes y un después en esta administración en cuanto a la cooperación de la empresa con el sector privado y a la apertura a una mayor variedad de proyectos, en momentos en los que urge ampliar las fuentes producción de hidrocarburos.
“El acuerdo reciente podría ayudar a iniciar proyectos estancados durante mucho tiempo en México y allanar el camino para inversiones futuras que podrían ayudar a aprovechar el potencial del subsuelo del país”, opinó en un reporte la consultora estadounidense Rystad Energy.
Lakach es un campo de gas no asociado localizado a 70 kilómetros de las costas de Veracruz, con un tirante de agua de entre 850 y 1,200 metros. Su descubrimiento data del 2007 y su delimitación se hizo en el 2010. Su potencial se estima en 150 millones de barriles de crudo equivalente –unos 900,000 millones de pies cúbicos.
Su desarrollo inició en el 2012 y avanzó hasta el otorgamiento de contratos de construcción por más de 800 millones de dólares, los cuales fueron cancelados en el 2016 luego del desplome de precios del crudo que se observó ese año.
En el plan de negocios de Pemex del 2019 el campo fue identificado nuevamente como un activo viable para revertir la declinación de la producción de gas del país, pero no se detalló bajo qué esquema podría desarrollarse.
Para Rystad Energy, este desarrollo abre la puerta a la activación de otros campos. “El desarrollo del campo Lakach brindará la oportunidad de desarrollar campos de gas cercanos como Kunah y Piklis mediante la utilización de la infraestructura, lo que ayudará a impulsar la producción del país y prolongar la producción de meseta. El desarrollo de esos dos campos actualmente no es comercial, lo que significa que el movimiento en Lakach podría ayudar a acelerar estos esquemas”.
Del 2011 a la fecha la producción mexicana de gas natural ha caído cada año de forma ininterrumpida. En el 2021 se ubicó en 2,314 millones de pies cúbicos diarios en promedio, cifra 6.8% inferior a la del año anterior y 54% menor a la del 2010. Por esta declinación, las importaciones –provenientes en más de 95% de Estados Unidos– pasaron de tener 20% a 72% de participación en el abasto del consumo nacional, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Energía.