En los últimos días, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva apareció en sendas fotos que revelan audaces decisiones de su gobierno.
En la primera, apareció junto con el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán, con un anuncio impresionante: la empresa internacional de energía invertirá 5,300 millones de euros en los próximos tres años en Brasil.
Brasil le apuesta a las energías limpias, en alianza con la inversión privada internacional.
El gobierno de Brasil integra por primera vez la generación de energía eólica y solar.
El CEO de Iberdrola subrayó el liderazgo político (de Lula), capaz de establecer una planificación a largo plazo, una política energética clara y una regulación estable y alentadora.
Apenas 7 días antes, el presidente Andrés Manuel López Obrador apareció en una foto en primera plana con el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán.
El presidente de México anunció la “nacionalización” de los activos de Iberdrola.
En los hechos, se trata de una desinversión de 6 mil millones de dólares, de la compañía de energía, en México.
Sin embargo, Iberdrola no deja totalmente a México; “descarbonizó” sus activos y anuncia que alineará al país con sus objetivos en energías limpias; salvo una declaración de que invertirá en energía renovable, no hay un compromiso con una cifra tan espectacular como la que hizo en Brasil.
El gobierno de México, les apuesta a las energías fósiles.
Después de hostigar por cuatro años, verbal y legalmente a la empresa extranjera, logra comprarle 13 plantas que no son obsoletas, pero que van de salida, por el cambio de paradigma mundial, el desarrollo de las energías limpias y el compromiso de las empresas para reducir la huella de carbono.
La otra foto que llegó a primeras planas, fue la del presidente de Brasil y el presidente de China, Xi Jinping.
El mandatario asiático ofreció una ceremonia de bienvenida en el Gran Salón del Pueblo, en Pekín, a su homólogo de Brasil.
Da Silva dijo en su cuenta de Twitter que firmó con el gobierno chino acuerdos para avanzar en energías renovables, industria automotriz y agronegocios.
Jinping dijo que el desarrollo de China “abrirá nuevas oportunidades” para Brasil y el mundo.
Lula previamente se lanzó contra el dólar como moneda global y contra el FMI.
El presidente brasileño con sus declaraciones se pronuncia abiertamente a favor de China, en el contexto de la abierta disputa por el predominio económico y financiero entre Estados Unidos y China.
Y tanto con Iberdrola como con el presidente de China, deja ver que su objetivo claro es la energía renovable, la energía limpia.
Por otra parte, no hay foto del presidente de México con el presidente de China.
En cambio, se registra la difusión por parte del presidente mexicano de una carta enviada a su homólogo chino, en la que le solicita información sobre la exportación de fentanilo de ese país a México, que terminó siendo respondida por un funcionario de un nivel muy inferior.
México y Brasil son las economías más grandes de Latinoamérica.
Los gobiernos de ambos países han tomado decisiones muy diferentes en sus relaciones diplomáticas. También han tomado caminos diferentes en materia de energía.
Brasil, hoy se está decantando por la profundización en su relación con China.
México, aunque mantiene y reforzó su acuerdo comercial con EU (y Canadá) está tomando decisiones que lo distancian de sus principales socios comerciales. Y con China, no parece tener la mejor relación.
Brasil colocó parte de su capital en la bolsa y hoy es una empresa semi pública de propiedad mixta y con participación extranjera privada.
A partir del año 2009 se colocó como la mayor compañía de América Latina y superó por ventas a los dos gigantes que hasta ese momento habían predominado, la mexicana Pemex y la venezolana PDVSA.
Brasil optó por abrir su mercado a la inversión privada y colocarla en bolsa.
México inició la apertura a la inversión privada en el sexenio pasado, pero en el actual la interrumpió y el gobierno decidió “rescatarla”. Pemex es una de las más endeudadas del mundo y requiere del apoyo gubernamental para enfrentar los pagos de sus pasivos.
Son las fotografías de dos presidentes de izquierda, dos modelos diplomáticos diferentes y dos modelos de energía.
¿Estará México perdiendo el rumbo en materia de energía y en consecuencia el tren del nearshoring, al mismo tiempo que desgasta la relación con sus principales socios comerciales y se rezaga frente al cambio de paradigma que inexorablemente deja la energía fósil y la reemplaza por la energía verde?
Veremos.