Las empresas estatales Pemex y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) perdieron el atractivo que tenían entre los principales inversionistas institucionales en México. Al cierre de marzo, últimos datos disponibles, la inversión de los portafolios de las Administradoras de Fondos de Ahorro para el Retiro (Afores) en las empresas estatales mexicanas cayó debajo de los 100,000 millones de pesos (mdp) y representó solo 1.6% del total de la composición de las carteras de las administradoras.
El monto de la inversión que se ubicó en 98,407 mdp es menor al visto al cierre del año pasado que sumó 100,324 mdp, de acuerdo con cifras de los informes trimestrales que envía la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro al Congreso. Este nivel es el más bajo en ocho años comparado con periodos similares.
El atractivo que ha venido perdiendo Pemex y CFE entre las Afores, que gestionan el equivalente a 21% del PIB, se relaciona con la falta de un plan de negocios que otorgue rendimientos y contemple un modelo sostenible a largo plazo, coinciden expertos y gestores de inversión. Por ejemplo, para Afore Sura, la cuarta Afore más grande por número de cuentas, la inversión en activos de “energía sustentable y activos de transición” es mayor que el capital fresco colocado en empresas estatales, de acuerdo con la firma.
Además, la presión financiera en Pemex mantiene a la empresa con calificaciones en grado especulativo y una perspectiva negativa por parte de las principales agencias calificadoras. “Las Afores han venido bajando su riesgo en Pemex, porque desde el punto de vista financiero es una empresa que está en quiebra”, dice Jorge Sánchez, director del programa de investigación aplicada de la Fundación de Estudios Financieros del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
Desde la administración pasada, las finanzas de Pemex han estado en la mira de las calificadoras y de inversionistas. La empresa estatal más grande del país es una de las petroleras más endeudadas en el mundo con una cifra que supera los 100,000 millones de dólares y acumula una pérdida de 22,993 mdp al cierre de la primera mitad de 2021, de acuerdo con su reporte financiero.
El gobierno mexicano ha invertido alrededor de 10,000 millones de dólares y ha otorgado otros alivios fiscales a Pemex para revertir esta tendencia y así elevar la producción petrolera, operar plantas de refinación y dar mantenimiento a la empresa estatal para que sea más atractiva a ojos de los inversionistas. Sin embargo, los resultados deseados aún no son visibles.
Pemex registró una producción petrolera de 1.7 millones de barriles diarios en julio, por debajo de la meta diaria impuesta por el gobierno de 2.2 millones de barriles diarios. Además, en un lapso de poco más de un mes, Pemex sufrió dos golpes en su producción y su imagen: la explosión de la plataforma E-Ku A2 en Campeche y una fuga de gas que produjo un enorme incendio en medio del mar del Golfo de México, cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo e incluso el incidente fue nombrado como el “ojo de fuego”.
Para gestores de inversiones y analistas consultados, estos continuos incidentes y la presión en las finanzas de Pemex tornan a los inversionistas tradicionales más cautelosos al momento de elegir este tipo de activos a sus portafolios.
“La degradación de Pemex, el hecho de diversificarse en proyectos energéticos, como refinerías, y algunas otras inversiones que se están haciendo que no parecen ser productivas en el mediano y largo plazo está llevando a la toma de decisiones racionales de las Afores de salirse”, comenta Jorge Martínez, director del Think Tank Financiero de EGADE.
Las Afores gestionaron 4.8 billones de pesos al cierre de marzo pasado, por lo que podrían invertir hasta 480,000 mdp, según los límites del régimen de inversión. Sin embargo, el tamaño de las carteras al cierre de marzo es cuatro veces menor y la tendencia ha ido a la baja. Incluso, la exposición a las empresas estatales, que alguna vez fueron las predilectas, pasó a segundo término y el capital fresco fluyó con mayor velocidad hacia infraestructura.
“Para que Pemex pueda seguir atrayendo inversión tiene que solucionar su situación financiera y el gobierno tendría que entrar a rescatarla para evitar que las variables macroeconómicas de este país se vean afectadas”, advierte Sánchez.