Aun cuando algunas empresas han quebrado, la industria del fracking está mostrando una gran capacidad de recuperación
Durante décadas los presidentes estadounidenses habían intentado alcanzar la independencia energética de América del Norte sin lograr mucho al respecto, en razón al alto consumo de energía de Estados Unidos (EU) y su declinante producción petrolera. Esos sueños, sin embargo, finalmente se están cumpliendo ya que por el lado de la demanda, EU logró bajar su dependencia de 21 millones de barriles diarios (MMb/d) en 2008 a menos de 19 MMb/d en 2013 gracias a medidas de eficiencia energética. El año pasado, la Agencia Internacional de Energía (AIE) pronosticó que Estados Unidos – en razón de mejoras tecnológicas básicas en fracturación hidráulica (“fracking”, perforación horizontal para acceder a la pizarra profunda formaciones), junto con una mayor eficiencia energética, superaría a Arabia Saudita como el mayor productor de petróleo del mundo, lo que le permitirá convertirse en exportador neto para 2030. Los pronósticos auguraban que desde el año pasado Estados Unidos también superaría a Rusia como el mayor productor de gas del mundo. Norteamérica está en camino de convertirse en una región exportadora de gas natural con la construcción de plantas (infraestructura) de exportación.
El crecimiento de la producción de gas de lutitas en el mundo, está y seguirá dominado por América del Norte con dos tercios del aumento en la oferta global del shale. Esto significa que para 2040, EU estará rebasando a la región de Asia Pacífico dejando a África y el Medio Oriente en el segundo lugar como exportadores de gas.
La anterior prospectiva deriva de las estimaciones sobre su base de recursos; valuados para más de 200 años a la situación de su oferta y demanda actual. Dichas estimaciones aumentan en la medida en que se desarrolla la tecnología para su explotación. En 2040 el gas no convencional significará cerca de una tercera parte de la producción mundial. Esto hará que las exportaciones de gas de Norteamérica crezcan a medida que su producción de recursos no convencionales se duplica.
La aparición de EU y Canadá como importantes productores de energía, está desencadenado un significativo cambio en los mercados globales y en la diplomacia energética.
Una continua caída esperada en las importaciones petroleras estadounidenses debido a su autosuficiencia en materia de energía para 2035, causará un impacto de grandes dimensiones en los países proveedores del mercado. Ya lo ha hecho con los productores africanos y venezolanos, quienes ven con gran preocupación una posible salida del sector.
El futuro se augura promisorio para las lutitas, pese a la caída en los precios del petróleo. Persisten resquicios de dudas relacionadas con las características de su producción en razón de la longevidad de las lutitas; de igual forma tienen que ver con la rápida disminución de los depósitos y con márgenes de beneficio fluctuantes debido, en parte, a los actuales precios del petróleo, obligando a algunos productores a cerrar sus empresas en EU (42 compañías desde el comienzo de 2015 ), aunque es posible decir que la mayoría de los productores están resistiendo, incluso, a los precios actuales, dijo Bob Dudley, CEO de la empresa BP en Londres.
El número de equipos de perforación en los campos de esquisto se han reducido a la mitad desde un pico en octubre de 2015, pero se podrían estabilizar a finales del verano del presente año, agregó. Aun cuando algunas empresas han quebrado, la industria del fracking está mostrando una gran capacidad de recuperación (resilience) y la merma en la producción ha sido mínima (9.35 MMb/d en octubre de 2015).
En su forma de gas natural licuado (GNL) – las lutitas serán un elemento de cambio físico por varias razones. La más importante es la productividad de Estados Unidos en la perforación no convencional, en gran parte a las nuevas tecnologías y a las economías de escala, con las que continuamente está compensando la disminución de los precios del gas que lo hace seguir siendo un método viable de extracción.
El papel del Gas Natural Licuado (GNL) se volverá cada vez más importante. Se espera un aumento del 40 por ciento en los suministros de GNL en los próximos cinco años en la medida que se completen algunos proyectos de EU, lo que lo convertiría en el mayor exportador mundial de este combustible para 2020.
El crecimiento del GNL coincide con un desplazamiento importante en el patrón regional de comercio que se pondría en evidencia para 2035, momento, en el que el GNL superaría a los gasoductos como forma de transporte dominante en el comercio del gas. Los productores estadounidenses tienen la certeza de que verán más gas natural en los próximos años. Una superabundancia de gas seguirá creciendo a medida que los nuevos jugadores mejoren sus capacidades de extracción y lleguen al mercado, sobre todo después de 2017 una vez que se recupere el precio del petróleo cuando de nuevo la curva de la demanda rebase a la de la oferta (ver gráfico 2). En este nuevo escenario, hay nuevos actores en la producción de gas natural como Australia, Israel, Irak y Rusia, lo que significa una mayor competencia global, así como mayor seguridad energética en países dependientes y consumidores, como los de la Unión Europea. Otro cambio que se vislumbra tiene que ver con la oferta futura de los hidrocarburos. Ésta provendrá de los productores No-OPEP, fundamentalmente, tal como las lutitas de EU, las arenas bituminosas de Canadá y las aguas profundas de Brasil. Lo que concomitantemente, significa una menor participación de los productores de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en la oferta futura mundial, al menos hasta la década de 2030-2040. De acuerdo con las estimaciones de Energy Information Administration, Estados Unidos será el mayor productor de petróleo del mundo en 2020. Esta tendencia significará un cambio dramático no sólo para la evolución de otros países importadores de energía, sino porque puede transformar a fondo el suministro de energía del mundo, y la geopolítica mundial. Si Estados Unidos considera que sus intereses estratégicos ya no están atados al aprovisionamiento de los exportadores de petróleo de Oriente Medio, podría modificar su política exterior en esa región, aunque parece difícil que salgan por completo de la misma. Ante estos cambios monumentales es probable que sea Rusia, donde el sector de energía ha sido el motor de crecimiento de esta nación durante la última década, el mayor perdedor geopolítico, sobre todo al ser desplazado del mercado de la Unión Europea. Las exportaciones de energía siguen siendo la pieza central del presidente Vladimir Putin para la modernización y mantenimiento de Rusia en su status de gran potencia. Durante los siguientes 20 años los cambios en el mercado repercutirán en una disminución de divisas, reforzada por la crisis de las exportaciones del gigante ruso Gazprom a Europa. Europa, por su parte, ha tenido un desarrollo lento de gas de lutitas debido a las preocupaciones ambientales y a obstáculos legales. No obstante, se prepara para importar gas de una mayor variedad de fuentes. Pero también está dando cabida a una mayor importación de carbón de Estados Unidos, que está siendo desplazado por las lutitas en su propio territorio, lo que es visto por los europeos como un riesgo que socava tanto el gas como las energías renovables. Si bien, las naciones industrializadas no tienen duda de que se estará produciendo en abundancia petróleo de esquisto en el futuro, las preocupaciones medioambientales podrían dar lugar a regulaciones que eventualmente podrían reducir la producción en algunos países. Con la producción del gas de lutitas estadounidense mucho está en juego para los líderes en Moscú y Bruselas. CONCLUSIÓN Si no hay algún acuerdo entre los productores de petróleo sus precios continuarán bajando y alineándose a los niveles de inventarios de los consumidores (los miembros de la Agencia Internacional de Energía), a los precios de los mercados de futuro y, en definitiva, a los costos de producción del petróleo convencional y del petróleo de lutitas de Estados Unidos. Como hemos visto estos productores están mostrando una gran capacidad para resistir; reducen costos variables, se eficientizan, implementan mejoras tecnológicas y se fusionan con las grandes petroleras (Exxon Mobil y BP) a fin de soportar el embate del mercado hasta 2017, cuando empiecen a repuntar los precios internacionales del petróleo.