A seis años y medio de la adjudicación del primer contrato petrolero a una empresa distinta a Petróleos Mexicanos (Pemex) desde 1938, la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) tiene hoy 111 contratos vigentes tanto en la modalidad de producción compartida como licencia, en que los operadores comparten utilidades brutas o ingresos con el Estado.
Según la Asociación Mexicana de Empresas de Hidrocarburos (Amexhi), 22 empresas aportan a la producción nacional de hidrocarburos. Asimismo, las empresas han ejecutado inversión y han contribuido con el pago de contraprestaciones e impuestos al Estado Mexicano por un monto cercano a los 12,000 millones de dólares y se han aprobado planes por casi 39,000 millones de dólares. Hacia el 2024, la producción de la industria petrolera privada se estima en 280,000 barriles diarios de petróleo.
La producción de crudo de los contratos que hoy operan en el país que incluyen tanto a privados como a la petrolera del Estado, es de 163,737 barriles por día, con lo que en un año aumentó 41%, con llegando a su nivel más alto histórico. Los contratos firmados hasta el momento y operados por privados aportan una producción de 88,655 barriles por día, mientras que los que no incluyen a Petróleos Mexicanos (Pemex) como socio están en un nivel de 49,000 barriles por día.
Se prevé que en el año 2020 se sumen al menos dos empresas más a este esfuerzo por acelerar la extracción de gas y petróleo en el país, según el organismo donde participan los principales operadores petroleros del país.
“Los miembros de Amexhi han cumplido en tiempo y forma con el 100% de sus compromisos contractuales, programas mínimos de trabajo, perforación de pozos, avance de los planes aprobados, incorporación de reservas y generación de conocimiento en los plazos establecidos, demostrando así su compromiso con el desarrollo de la industria de petróleo y gas del país”, aseguraron.
El mayor impulso de la producción en estos contratos obedece a que desde noviembre del año pasado entró en operación comercial el contrato en aguas someras de la Ronda 1.2 adjudicado a la estadounidense Fieldwood en consorcio con la mexicana Petrobal, cuyo director general es Carlos Morales Gil, que fue director de Pemex Exploración y Producción antes de la reforma del 2013. Conforme a sus planes, este contrato llegará a su máximo productivo en los próximos meses y en febrero fue el que mayor producción de crudo reportó, después de Ek Balam, con un volumen de 23,496 barriles por día, con lo que aumentó 30% en un mes.
El otro contrato que aporta una importante fracción de la producción en febrero fue el del consorcio entre argentinas Hokchi, en el campo adjudicado que lleva el mismo nombre también en la Ronda 1.2, donde la extracción fue de 17,642 barriles por día, con un incremento de 7% mensual.
En tanto, la migración del régimen previo en el campo terrestre Santuario El Golpe, operado por la anglofrancesa Perenco, tuvo una producción de 17,260 barriles diarios, con un aumento mensual de 1.3% aunque al año aumentó su volumen en 10 por ciento
Sin embargo, la primera empresa que aportó producción de petróleo en aguas someras al país tras la reforma, la italiana Eni, echó a andar por primera vez su barco plataforma de última generación FPSO Miamte en sus campos Amoca, Miztón y Tecoalli a fines de febrero. Con ello, datos de marzo del regulador de hidrocarburos, CNH, muestran que la compañía logró incrementar su producción en el sitio en un 102% el mes pasado desde febrero y según CNH, el volumen en los tres campos durante marzo sumó 18,881 barriles diarios frente a los 9.336 barriles por día de febrero.
Eni fue el primer actor internacional en poner en marcha la producción temprana en 2019 con los campos de aguas someras Amoca-Miztón-Tecoalli del Área 1, frente a las costas del estado de Tabasco, en el Golfo de México.
Cabe señalar que, si bien la producción es un componente relevante para medir el éxito de los contratos petroleros, no es el único indicador que debe considerarse para evaluar el éxito de los mismos. Ello en virtud de que el 70% de los contratos que firmaron las empresas como socias del Estado mexicano son exploratorios.