La titular de Energía pugnó por imponerla en el presupuesto 2024; en contra de esta tesis, el director de Pemex, Octavio Romero y su equipo controlarán la refinería Deer Park de Texas, de manera limitada.
El Sistema Nacional de Refinación, basada en seis diferentes plantas de capacidades relevantes, se convirtió nuevamente en el eje de la política petrolera nacional, lo que se debe interpretar como la victoria de la tesis que Rocío Nahle, titular de la Secretaría de Energía (Sener), pugnó por imponer en el presupuesto 2024. En contra de esta tesis, el director de Pemex, Octavio Romero Oropeza y su equipo de trabajo controlarán la refinería Deer Park de Texas, de manera limitada.
Para Nahle, esta victoria implica dotar a la Secretaría de Energía del papel rector que la poderosísima Pemex muchas veces le regateó. Para el próximo año, el Gobierno Federal destinará 2 mil 500 millones de pesos a las etapas de construcción de Dos Bocas, algo que fue incluso motivo de que Rogelio Ramírez de la O, secretario de Hacienda, entregará explicaciones adicionales a los legisladores que deben analizar y aprobar el presupuesto 2024.
Romero pugnaba por recursos para Deek Park, buscando nuevos canales para enviar gasolina y turbosina a México; el plan que trazó junto a su allegada Elvira Daniel Kabbaz, exdirectora del Centro Nacional de Control del Gas Natural (CENAGAS) y exfuncionaria de la Comisión Reguladora de Energía (CRE), y que en el fondo era una manera amable de decirle no al proyecto de autosuficiencia que Andrés Manuel López Obrador planteó en materia energética. Pemex pretende usar esta refinería en Estados Unidos para lograr una mezcla entre petróleo extraído en México (muy pesado, difícil y tardado para refinar) y los petróleos locales de mucha mayor calidad.
Para ello, Romero Oropeza requería mayor presupuesto para adaptaciones de la planta e infraestructura para el traslado de combustibles, pero el presupuesto de la planta de Pemex en Texas fue recortado este año y en 2024 no se recuperará. Teóricamente, Deer Park tiene una capacidad de refinamiento similar a la que se espera de Dos Bocas, pero al momento de la compra, sólo podía trabajar al 75 por ciento hasta en tanto no se le inyectara inversión. Esta situación se mantendrá.
Así, el sistema de refinerías mexicano deberá centrar todo su trabajo en la capacidad de Dos Bocas para procesar el crudo mexicano in situ, justo lo que pidió López Obrador y que Nahle se echó a hombro como proyecto insignia.
El plan de Nahle con Dos Bocas significa seguir utilizando el petróleo mexicano por las próximas cinco décadas, lo que incluye la producción in situ de gasolina, diésel y turbosina. Son seis las refinerías más implicadas en ello: (Dos Bocas), Minatitlán (Veracruz), Cadereyta (Nuevo León), Tampico Madero (Tamaulipas), Salamanca (Guanajuato), Salina Cruz (Oaxaca) y Tula (Hidalgo).
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