La medida, impulsada por un think tank conservador, exigió que un respaldo de combustibles fósiles contribuirá a una red más confiable ante la demanda.
El Senado de Texas aprobó la semana pasada (8 de mayo) un controvertido proyecto de ley que, según líderes empresariales y expertos en energía, podría encarecer significativamente el costo de la electricidad en el estado y aumentar el riesgo de apagones, justo cuando la demanda energética alcanza niveles récord.
El proyecto de ley SB 715, que aún debe ser votado por la Cámara de Representantes estatal, impondría una nueva obligación a los proyectos de energía renovable, incluidos los ya existentes: la compra de energía de respaldo proveniente principalmente de plantas de gas o carbón.
Según el texto, esto implica que plantas solares y eólicas deberán garantizar suministro alterno, incluso durante periodos en los que naturalmente no generan energía. En palabras del consultor energético Doug Lewin, citado en un análisis de abril, esta medida obligaría a las plantas solares a igualar su producción “durante la noche, un momento en el que nadie espera que produzcan energía y cuando la demanda suele estar en su nivel más bajo de todos modos”.
La medida ha sido impulsada con fuerza por la Texas Public Policy Foundation, un think tank de tendencia conservadora que argumenta que el proyecto busca enfrentar la “volatilidad” asociada a las fuentes limpias como la solar y la eólica. Para este grupo, exigir respaldo fósil contribuirá a una red más confiable.
Sin embargo, la Asociación de Negocios de Texas (TAB), uno de los grupos empresariales más influyentes del estado, tiene una postura contraria. En un estudio reciente, la organización calculó que la implementación de la ley implicaría un costo adicional anual de 5.2 mil millones de dólares para el estado. Esto se traduciría en un aumento de $225 por hogar al año, una carga que recaería directamente sobre los consumidores.
Además del impacto económico, el análisis de la TAB advierte que la legislación también incrementaría el riesgo de apagones rotativos, especialmente durante picos de demanda como los que ocurren en veranos extremos o tormentas invernales.
La luz sería ‘más cara’
El escenario no podría ser más delicado. Se estima que la carga eléctrica de Texas casi se duplicará para fines de esta década. En los últimos cinco años, prácticamente toda la nueva generación eléctrica añadida a la red ha sido renovable, debido a su menor tiempo de implementación comparado con las plantas de gas. No obstante, el proyecto SB 715 no es el único que amenaza con ralentizar el crecimiento renovable. En semanas recientes, el Senado también aprobó otras dos iniciativas que afectan directamente a la industria:
- SB 388, que exige que por cada nuevo megavatio renovable se construya un megavatio de generación a gas, lo que complica las inversiones en energías limpias en medio de una escasez de turbinas de gas.
- SB 819, promovido por la senadora republicana Lois Kolkhorst, permitiría al estado restringir los arrendamientos de terrenos para proyectos solares o eólicos, en lo que algunos interpretan como un ataque directo al uso soberano del suelo por parte de los terratenientes.
El futuro de las tres propuestas ahora depende de la Cámara de Representantes de Texas, donde se han debilitado las voces republicanas que tradicionalmente apoyaban las renovables. En las primarias republicanas de 2024, el gobernador Greg Abbott y el fiscal general Ken Paxton apoyaron campañas para eliminar del partido a miembros considerados “débiles”, incluidos aquellos que se oponían a propuestas como los vales escolares o que votaron a favor del juicio político contra Paxton.
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