No lo ha conseguido en años anteriores, pero Pemex sigue firme en su intención de reducir las exportaciones de petróleo progresivamente, hasta eliminarlas por completo en 2023, y con ello toma riesgos importantes. En una lista de 10 puntos presentada en diciembre, la empresa afirmó que la decisión marca un nuevo rumbo hacia el fortalecimiento energético del país.
El cese de los envíos de petróleo al extranjero provoca duras críticas sobre el futuro de la petrolera y de los ingresos para la hacienda pública. Los analistas se dividen entre quienes aseguran que México y Pemex dejarán de percibir su principal fuente de recursos y aquellos que consideran que los mayores riesgos ni siquiera se han tomado en cuenta: sanciones por la cancelación de contratos y la pérdida de un lugar en el mercado internacional de crudo, que llevaría años a la petrolera recuperar.
La principal variable para conocer el impacto que podría tener el cese de las exportaciones aún no ha sido resuelta, dice Jesús Carrillo, quien coordina investigaciones sobre economía en el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). En su plan, con pocos detalles hasta el momento, Pemex no ha dicho cómo se fijará el precio de su mezcla que, de acuerdo con sus planteamientos, se quedaría en el mercado interno para ser comercializado entre Pemex Exploración y Producción (PEP) y Pemex Transformación Industrial (Pemex TRI), la división de la compañía a cargo de la refinación.
Lo escueto del plan lleva a especulaciones sobre lo que sucederá con el precio de la mezcla y, en consecuencia, de los ingresos. De fijarse con base a los movimientos internacionales, los analistas no ven mayores impactos. Pero si la compañía decide fijar un precio basado en sus propios estándares, podría llevar a posibles sanciones de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés), donde la estatal ha colocado deuda, de acuerdo con fuentes al interior de la compañía. Una baja en su calificación crediticia, que complicaría el acceso a nueva deuda o al refinanciamiento de la actual, también es una posibilidad.
“Si tú dejas de vender a los mercados extranjeros, pero vendes a los mercados nacionales al mismo precio en realidad no pierdes ni un peso, entonces todo se reduce a cuáles van a ser los precios de venta de PEP a Transformación Industrial, porque dejar de exportar no se transforma en automático a perder los ingresos”, dice Carrillo, doctor en economía por el Colegio de México. “Pero no creo que vaya a suceder, no creo que Pemex vaya a tirar su precio, no me parece que sea muy fácil, hay algunas cuestiones financieras que lo hacen imposible prácticamente.”
De fijarse el precio con base en las tendencias del mercado, entonces el riesgo quedaría en qué tan bien recibirían las agencias calificadoras el impacto y en la valuación de los tenedores de deuda, que podrían deshacerse de los papeles de la compañía por considerar que ha seguido una estrategia errónea. Los bonos de la petrolera están en grado especulativo desde inicios de 2020.
Un nuevo impacto al perfil de deuda no sería poca cosa si se toma en cuenta que la estatal ha recurrido de manera constante a refinanciar sus pasivos como una de sus principales estrategias. Apenas ayer anunció la conclusión de un proceso de refinanciación en sus pasivos de corto plazo que, de acuerdo con un comunicado, “le permitió reducir en 3,200 millones de dólares la deuda de la empresa y disminuir en 10,500 millones de dólares su presión financiera”.
Otro punto son los acuerdos de exportación que mantiene la petrolera. La estatal tiene contratos interanuales para la comercialización de su crudo al exterior que, según un participante del mercado relacionado con procesos de la compañía, contienen clausulas compensatorias y sanciones en caso de un término anticipado.
“Se debe de tomar en cuenta que para que dejes de exportar debes de terminar anticipadamente un contrato que posiblemente siga vigente o te esperes a su expiración”, afirmó la fuente, que solicitó el anonimato. “Si decides dejar de exportar, o consigues crudo en el mercado y lo vendes como un crudo calidad mexicana o pagas una anticipación o una cláusula de cancelación”.
Algunas refinerías estadounidenses en el Golfo de México han sido configuradas para funcionar con crudo mexicano y Pemex mantiene contratos de largo plazo con las empresas dueñas de los complejos. Un cese de exportaciones del lado mexicano llevaría a las compañías a refugiarse en crudos de calidad similar, como el canadiense. Pero la meta, dicen los analistas, se ve lejana. La empresa ya se ha planteado reducir las exportaciones en años anteriores sin éxito y para 2021 Hacienda consideró una comercialización al exterior de 870 mil barriles diarios. Los datos de Pemex a noviembre indican ventas por encima del millón de barriles.
“Todo se lee como un escenario que, francamente, atiende a necesidades políticas del contexto, pero no creo que no corresponda mucho con las posibilidades reales de Pemex”, dice Carrillo.