El presidente de México insiste en su proyecto de dejar una red de sucursales a nombre del Estado a través de la adquisición de las más de 1.200 sucursales.
“Nosotros sí necesitamos un banco”, afirmó a hace unas semanas el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en una de sus habituales conferencias matutinas en Palacio Nacional. El Ejecutivo lanzó esta frase al ver una ventana de oportunidad de hacer una oferta por los activos que Citi tiene sobre la mesa por Banamex. El conglomerado estadounidense, no obstante, ya ha tomado la decisión de deshacerse del banco a través de una oferta en Bolsa que lanzará en 2025, una decisión que complica la apuesta del Gobierno para poder participar. No es imposible que el Gobierno busque comprar el cuarto banco por activos del país en esta oferta pública inicial (OPI), pero es poco viable, de acuerdo con varios analistas.
Aun así, la Secretaría Hacienda ha dado a conocer que ya evalúa si la compra de Banamex puede aportar beneficios al país. El subsecretario de Hacienda declaró a Reuters, que México ya tiene diferentes bancos de desarrollo con los cuales se puede cruzar la conveniencia de asociación con Banamex. El Banco del Bienestar que ayuda a procesar los pagos de asistencia social del Gobierno y tiene unas 2.000 sucursales. “Es un candidato natural para poder hacer el mejor uso de los activos y de la estructura de Banamex”, mencionó el funcionario federal.
Desde su inicio, este Gobierno ha apostado a una mayor participación en las áreas económicas estratégicas: desde la energía, al fortalecer a Pemex y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), pasando por el sector aeronáutico con la próxima creación de una aerolínea en manos del Ejército. En el sector financiero, uno de los proyectos más ambiciosos de la Administración federal ha sido la transformación, en junio de 2019, del Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi) bajo nuevo distintivo: Banco del Bienestar. Sin embargo, a casi cuatro años de su creación, la institución financiera de segundo piso ha cerrado la lleva del crédito y también ha frenado la meta de apertura de sucursales, en el arranque del proyecto se planteó 7.000 bancos y ahora el objetivo se ha reducido a 3.000 puntos de atención.
Viri Ríos, especialista en políticas públicas, explica que, si bien en este momento, por los pendientes en salud, educación e infraestructura, no sería un buen momento para que el Gobierno adquiriera un banco del calado de Banamex —con más de 1.200 sucursales—, tampoco es descartable un banco estatal para incentivar mejores condiciones en el sistema financiero nacional a los segmentos menos atractivos comercialmente en las clases medias y clases medias-bajas. “Un banco público podría proveerle de servicios financieros a personas y clientes que hoy por hoy no son atractivos para la banca privada y podría ejercer presión a que hubiera mayor competencia en los segmentos de clases bajas, que actualmente no están servidos por la banca privada. Las peores tasas, las peores condiciones de acceso al crédito los dan los bancos que tienen como meta las clases medias bajas y la razón por la que pueden hacer eso es porque no hay competencia”, comenta la también columnista de EL PAÍS.
Carlos González, director de Análisis de Monex, apunta en que sí es posible que el Gobierno pretenda participar en la oferta en Bolsa, pero no considera que sea lo más conveniente. “El Gobierno es autoridad, qué tendría que hacer con un banco comercial, además un mal manejo podría representar un riesgo en términos de cartera vencida”, asevera. El experto indica además que el próximo Gobierno compararía caro los activos del cuarto país por activos del país, una transacción que supondría a largo plazo en un riesgo de mayor endeudamiento.
De acuerdo con la correduría Goldman Sachs, el negocio de consumo de Banamex podría valer hasta 7.900 millones de dólares en Bolsa. Recientemente, Jane Fraser, directora de Citi hizo hincapié en que la salida al mercado financiero es la mejor opción para abandonar un largo proceso de venta de su negocio minorista mexicano.
El director del sector financiero del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), Enrique Díaz-Infante, advierte de que en caso de que el Gobierno apostara por hacer una oferta atractiva por Banamex y adquirirla, plantea más riesgos que oportunidades. El especialista señala de que la inclusión financiera que pudiera impulsar un Banamex adquirido por el Gobierno, por el contrario, abonará a elevar el déficit público y en el tiempo, afectaría el bienestar socioeconómico del resto de la población.
“La falla de mercado que trata de resolver el Banco del Bienestar es el de la baja inclusión financiera del país. Los niveles de ahorro, crédito, seguros y Afores son bajos en el gobierno. Impulsar la penetración de estos servicios en el segmento popular justifica la intervención del Estado por razones de pobreza. El problema es que las sucursales de Banamex no están en las zonas pobres y excluidas, sino en zonas pobladas por clientes con mediano y alto poder adquisitivo. Este segmento no requiere de la intervención del Estado para ser atendido”, concluye.