El acuerdo con Peyto incluye la venta del negocio de exploración y producción de crudo y gas. La petrolera pone el foco en EE UU.
Madrid. – Repsol vuelve a hacer caja y sale de Canadá. La petrolera española ha anunciado este jueves la venta de todos sus activos de petróleo y gas en el país norteamericano al grupo local Peyto a cambio de 468 millones de dólares (437 millones de euros al cambio actual). El acuerdo incluye todos los derechos mineros, instalaciones e infraestructuras relacionadas con el negocio canadiense de exploración y producción de petróleo y gas. Y supone una nueva inyección de liquidez en la ya de por sí boyante tesorería de la mayor firma fósil española.
La compañía que dirige Josu Jon Imaz enmarca la venta en el “reenfoque” de su cartera de exploración y producción mediante “la rotación de activos para concentrarse y consolidarse en áreas clave —preferentemente países de la OCDE [el club de los países ricos]—, con especial foco en Estados Unidos”. Repsol prevé que esta operación —sujeta a las condiciones de cierre habituales en este tipo de transacciones, incluida la recepción de las aprobaciones regulatorias— se cierre a mediados de octubre.
Pese a su salida del negocio de exploración y producción en Canadá, la petrolera española mantendrá dos lazos con el país norteamericano: su instalación de gas natural licuado (GNL, una mina de hacer dinero en tiempos como los actuales, en los que Europa necesita este combustible para cubrir el hueco dejado por Rusia) en St. John y su actividad de trading.
La de Canadá no es la única salida acometida por la petrolera española en los últimos tiempos, en los que ha ido abandonando, poco a poco, aquellas geografías que considera “no estratégicas”: Vietnam, Malasia, Papúa Nueva Guinea, Australia, Grecia, Marruecos, Irak, Bulgaria, Ecuador y Rusia. De esta forma, ha pasado de estar presente en 25 países a solo 14. En paralelo, Repsol ha redoblado su apuesta por Estados Unidos y Brasil. Incluso tras la venta de los activos canadienses, la compañía calcula que sus hallazgos de nuevos pozos en los tres últimos años —”sobre todo en EE UU y México”— le permitirán “mantener los actuales niveles de producción hasta el final de la década”.
Este nuevo ingreso extraordinario se suma a la venta del 25% de su filial de renovables a la aseguradora francesa Crédit Agricole y al fondo suizo Energy Infraestructure Partners (EIP) por 905 millones y, sobre todo, a la del 25% de su negocio global de crudo y gas al fondo EIG por 4.850 millones. Su dirección, sin embargo, se ha resistido a acometer grandes inversiones con el dinero recaudado en esas operaciones. Imaz, de hecho, se ha jactado en las últimas reuniones con analistas de ser el “consejero delegado más aburrido” del sector. La prudencia manda: Repsol parece haber aprendido la lección de la década pasada, cuando se embarcó en compras como la de la petrolera —precisamente, canadiense— Talisman Energy, que no dieron el rendimiento esperado.
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