La próxima administración estaría buscando que los privados incursionen con un modelo de negocio que les sea más atractivo, según fuentes consultadas por Reuters.
El próximo gobierno mexicano buscará reactivar asociaciones de la petrolera Pemex con empresas privadas a fin de que incremente sus reservas de hidrocarburos mientras lidia con ingentes deudas y restricciones de capital, dijeron cuatro fuentes con conocimiento de las discusiones.
Esas alianzas serían similares a los «farmouts» de la reforma energética del 2013 que permitió la entrada de operadores diferentes a Pemex en exploración y extracción de hidrocarburos, pero que fueron vetados por el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, añadieron las fuentes.
A su llegada al poder en 2018, López Obrador, un nacionalista en materia energética, acabó con las licitaciones por las que se otorgaron más de 100 contratos petroleros y el único «farmout» de Pemex, en el yacimiento en aguas ultraprofudas Trión, al considerar que se estaba entregando el petróleo a privados.
Las discusiones sobre las asociaciones de Pemex se dan en medio de negociaciones difíciles, de acuerdo a fuentes, entre el mandatario y la presidenta electa, Claudia Sheinbaum, muy cercana al mandatario, sobre quién encabezará a la empresa en los próximos años.
Para empujar las alianzas, se dotaría al consejo de administración de Pemex –conformado, entre otros, por los secretarios de Energía, Hacienda y Economía– de poder de decisión sobre los socios, evitando que sean seleccionados en licitaciones lanzadas por el regulador, la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), como estableció la reforma del sector, dijeron tres de las fuentes.
Los «farmouts» –contratos de producción o utilidad compartidas o licencia– permiten que los socios compartan el riesgo geológico exploratorio y le quitan a Pemex la carga de asumir todo el costo.
Y es que la estatal, además de cargar con una deuda financiera de casi 100,000 millones de dólares; otra con proveedores de más de 20,000 millones de dólares, tiene un capital de trabajo negativo de 28,000 millones de dólares al cierre de junio y apenas 3,600 millones de dólares en caja.
Las fuentes no mencionaron si ya existen definidas alianzas específicas bajo este esquema de asociación previsto con privados ni si ya habría en la mira campos concretos. «La idea es ampliar la exploración a más zonas», dijo una de las fuentes que pidió el anonimato por no estar autorizada a hablar públicamente del tema.
La actual administración de la estatal ha privilegiado los contratos de servicios, en los que paga independientemente del éxito exploratorio.
CNH, ¿en riesgo de desaparecer?
Un mayor poder de decisión para el consejo de administración de Pemex sobre sus asociaciones coincidiría además con la posibilidad de que la Comisión Nacional de Hidrocarburos desaparezca como organismo autónomo en los próximos meses si se aprueba una reforma constitucional promovida por López Obrador y abrazada por la presidenta electa Sheinbaum, una doctora en Ingeniería Energética.
Una de las fuentes dijo que se buscaría además modificar la Ley de Hidrocarburos para darle poder de decisión al consejo de administración de la petrolera.
Dos de las fuentes dijeron que un modelo a emular sería el de Trión, una asociación entre Pemex y la australiana Woodside Energy firmada en 2017 para la explotación en aguas ultraprofundas del Golfo de México. Con reservas probadas de 287 millones de barriles de crudo y de 323 miles de millones de pies cúbicos de gas, se espera inicie producción en 2028.
En esa alianza, bajo un contrato de licencia, Woodside tiene el 60% de participación y es el operador del proyecto, mientras que Pemex posee el 40% y funge como socio financiero.
Con algunos campos claves en declive, Pemex buscaría una mejora de su bombeo de crudo con Trión y de Zama, un yacimiento marino cercano a aguas profundas.
La producción de crudo y condensados de Pemex ha venido declinando paulatinamente para ubicarse en casi 1.8 millón de barriles por día desde el tope de 3.4 millones de hace dos décadas.
Ni Pemex ni el equipo de Sheinbaum respondieron a solicitudes de comentarios sobre los dicho por las fuentes.
Las reservas probadas de petróleo de México bajaron el año pasado a 5,978 millones de barriles desde los 6,155 millones de barriles reportados el año anterior, según datos de la CNH. Esos niveles no ayudarían a los planes de Sheinbaum para que México mantenga una producción promedio de crudo y condensados de 1.8 millón de bpd durante su sexenio.
«Se están viendo distintas opciones, no hay decisiones tomadas aún, pero lo que es definitivo es el tema de la rectoría de los recursos por parte de Estado. Eso siempre ha estado claro», dijo otra fuente con conocimiento del tema.
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