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Ante el nuevo orden mundial energético que se configura en un escenario de abundancia de hidrocarburos, donde Estados Unidos y Canadá se posicionan, México presenta desventajas competitivas, como escasez de recursos calificados y retraso tecnológico, considera el Instituto Mexicano de Competitividad (IMCO)
Con la revolución del negocio del shale, Estados Unidos se encamina a lograr autosuficiencia energética; con esto, aunado al proyecto para construir el denominado oleoducto de Keystone para abastecer las refinerías del sudeste de Texas, se reducirían las importaciones de petróleo desde México, considera el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
En el nuevo orden energético mundial que se configura en un escenario de abundancia de hidrocarburos, México presenta severas desventajas competitivas, advierte el organismo.
Recientemente, el IMCO publicó el estudio Nos cambiaron el mapa: México ante la revolución energética del siglo XXI, donde hace un balance del sector energético nacional y presenta sus propuestas para la reforma energética.
Durante la presentación del estudio, Juan Pardinas, director del IMCO, aseguró que de 1980 a la fecha, las reservas probadas de petróleo han crecido en 142%. Ante este panorama –agregó– se espera que para 2030 más del 50% de los recursos energéticos en el planeta siga proviniendo de fuentes de hidrocarburos.
De acuerdo con esta perspectiva, Estados Unidos y Canadá se convertirán en la primera región del planeta en reservas de hidrocarburos; mientras que Medio Oriente pasa de la posición uno a la tres y la ex Unión Soviética de la cuatro a la dos.
Por otra parte, señaló el también investigador, se acabó la era de “petróleo fácil”, y surgen nuevos niveles de complejidad que implica un reto monumental de recursos y sobre todo de capital humano, “que demandan muchísima presencia de ingenieros en campo, de noción, de experiencia”.
Por ejemplo, afirmó, para explorar aguas profundas se requiere mandar una tubería a tres kilómetros debajo de la superficie marina, luego tres kilómetros adicionales debajo del lecho marino.
Para ejemplificar la carencia que tiene México en el ámbito de “expertis”, Pardinas refiere que Schlumberg (una sola empresa) obtuvo 540 patentes durante 2011; mientras el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) tan sólo obtuvo 22.
Esa sería, consideró, una de las principales problemáticas que enfrenta México, ya que se estima que las universidades tardarán más de 12 años en matricular a los ingenieros petroleros necesarios para cubrir a los que se jubilaron durante 2012.
¿Por qué no tenemos ingenieros petroleros?, planteó, “porque hay muy pocos estudiantes entrando al Poli o a la UNAM con la visión de cubrir los espacios que están dejando los jubilados de pemex, para trabajar con Romero Deschamps”.
“Entonces estamos en un contexto donde la riqueza de hidrocarburos ya no sólo depende del tamaño de los yacimientos, sino de los recursos disponibles para extraerlos, pues México parte de una condición de desventaja estructural, por la infraestructura que tenemos para trasladar capital humano, el nivel de patentes y tecnologías disponibles”.
En el plano internacional, estimaciones de la Agencia de Información Energética de Estados Unidos prevén que para 2020, la Unión Americana se convertirá en exportador neto de gas natural, ya que las necesidades de consumo interno van a estar totalmente completas con la producción local y habrá excedentes importantes.
Por otra parte, el llamado oleoducto de Keystone, que viene de Cushing, Oklahoma, a las refinerías del sudeste de Texas en Estados Unidos, cuya construcción está en proceso de ser aprobada, va a poder importar petróleo para las refinerías que hoy se abastecen con petróleo venezolano y mexicano.
Esto implicaría una reducción en la venta de petróleo de México a Estados Unidos, que es su principal cliente.
“Venezuela puede ser el primer cliente al que le dicen gracias; lo que hemos visto es que ese país sí ha tenido una estrategia de diversificación de exportaciones mucho más agresiva de la que ha tenido pemex. Esta circunstancia le agrega un reto adicional a la necesidad de adaptar nuestra industria energética al nuevo orden”.
El investigador consideró que la revolución del shale ha dado grandes beneficios a Estados Unidos, alentando mayor inversión y creando 600 mil empleos nuevos. “La economía mexicana en su conjunto, durante 2011, logró crear 700 mil empleos. Esto habla de la escala de la generación de riqueza y oportunidades que está desarrollando esta nueva tecnología, con 77 mil millones de dólares en valor agregado”.
Ante este panorama, el IMCO plantea un cambio radical en el modelo energético mexicano para que sea orientado a la apertura del sector a la inversión privada. Pardinas rechazó que la problemática se resuelva con la capitalización de pemex, pues mientras su presupuesto ha ido aumentando la producción ha disminuido.
Pardinas señaló que, de acuerdo con datos de pemex, el presupuesto de inversión ha crecido de 2001 a la fecha a 26 mil millones de dólares, equivalente a un 5%; mientras la producción ha venido cayendo desde 2004, en unos 800 mil barriles, que representa el 25%.
“Entonces, pemex tiene más recursos de los que jamás ha tenido en su historia. Estamos invirtiendo más y está cayendo la producción, no sólo las reservas”, recalcó.
Estimó que las reservas de petróleo crudo que tiene México actualmente, de cerca de 43 millones de barriles, pueden incrementarse con la explotación de aguas profundas (54 mil barriles adicionales) y lutitas (158 mil barriles).
Sin embargo, acotó, se calcula que para extraer toda la riqueza del subsuelo mexicano se requiere una inversión de 825 mil millones de dólares, que representa 30 años del presupuesto de pemex, al ritmo actual de inversión. Aunque otros cálculos estiman que este periodo sería de entre 80 y 120 años.
“Podemos afirmar –dijo Pardinas– que México es el país más cerrado del planeta en el sector energético, y de no hacer cambios, tiene el riesgo de perder competitividad industrial, de quedarse atrapado con recursos del subsuelo, de ser incapaz de adaptarse al nuevo orden energético”.
El director del IMCO consideró que en México tenemos que generar un sector que permita una cosmogonía, una constelación de empresas proveedoras de servicios, de empresas dedicadas a la extracción, a la producción de petróleo, similar al modelo de Colombia.
Advirtió que México no podrá aprovechar los tratados de libre comercio si no tiene energía para poder exportar los productos y realmente integrarse a la cadena de producción global.
La inversión extranjera directa es otro de los terrenos donde el país ha perdido competitividad, dijo, pues en 2010 sólo logró captar unos 19 mil millones de dólares. “Lo que a nosotros nos lleva 3.7 años de recaudar del extranjero, Brasil lo logró en un solo día”.
Respecto a las oportunidades de México en el sector energético, Pardinas expuso que para IMCO la riqueza fuerte en el sector hidrocarburos está en exploración y producción, en el upstream. “El dowstream no es necesariamente tan buen negocio, puede serlo con la inversión adecuada, con la tecnología adecuada. En un mal escenario pierde dinero, en un muy mal escenario pierde muchísimo dinero”.
Reveló que en 2012, pemex Refinación perdió 84 mil millones de pesos, y que además no ha sido el peor de sus años. Ese es, dijo, el agujero más importante en las finanzas públicas del país.
“Cada punto de IVA, ahorita está en 16 puntos, si lo modificáramos supongamos a 17 puntos, se añadirían en promedio 35 mil millones de pesos. O sea, pemex Refinación vale más de 2.5 puntos de IVA. Tendríamos un IVA de 13.5%, imaginemos lo que eso implicaría para la demanda interna, si estuviéramos en ceros, ya no digamos con ganancias”.
Hay dos grandes oportunidades para el sector de hidrocarburos en México: Aguas profundas y shale, expuso, para los cuales se requieren asociaciones con empresas privadas.
Aquí, el IMCO, a diferencia de la propuesta del gobierno federal, considera oportunas las concesiones. En ese sentido propone un esquema en aguas profundas de asociaciones de Pemex y concesiones a operadores independientes.
Refirió que de acuerdo con datos del U.S. Geological Survey, empresas que trabajan asociadas tienen una tasa de éxito de 33% y Pemex sólo tiene una tasa de éxito de 16%.
“En dinero esto significa: para pemex, la inversión requerida para un descubrimiento es cercana a los mil 500 millones de dólares. Para el promedio de la industria, el costo de encontrar ese yacimiento es de 750 millones de dólares”.
En gas de lutitas, IMCO recomienda privilegiar concesiones, como funciona en Estados Unidos y Canadá, ya que el universo de empresas que participa es muy grande. “Es una industria muy distinta a lo que sería aguas profundas y por eso lo natural sería generar esta especie de Pymes en el sector energético”.
Agregó que para este sector se requiere una regulación estricta; así como transparencia en la información de la industria y monitorear riesgos ambientales, en contaminación de mantos acuíferos, en uso intensivo de agua, y posibles filtraciones de gas metano.
“Todo esto puede resolverse si hay una regulación estricta de los distintos yacimientos y ejercicios de filtración, pero esto obliga a tener una agencia reguladora con fuerza que en México no existe y que sería fundamental para que esto funcionara bien”.
Indicó que en las concesiones y asociaciones la tasa de regalía en los impuestos que impera en el régimen fiscal del sector será clave para atraer el sector de tecnología. “El éxito de la reforma dependerá de la relación entre el nivel de inversión y la cantidad de renta esperada para el Estado mexicano”.
“Este es el punto de equilibrio y el reto enorme de cómo entrar en la Reforma. A pemex le conviene entrar en aguas profundas, se beneficia de este esquema, porque adquiere nuevas capacidades tecnológicas y asociaciones. Se enfoca en aquellas actividades en donde tiene claras ventajas comparativas”.
Advirtió que en aguas profundas, la rentabilidad se verá reflejada en un plazo de seis a ocho años, mientras que en shale es mucho más rápido. “Aquí tenemos un cálculo optimista, suponiendo que empieza rápido el impacto de la reforma, tendríamos una inversión extranjera que crecería 332%, producción de petróleo que podría crecer hasta 255%; producción de gas que podría crecer más de 30 veces de lo que estamos produciendo actualmente, y habla mucho de la desinversión que tenemos actualmente en gas”.
El IMCO considera que con este modelo el PIB per cápita podría crecer 38%, “podríamos agregarle entre 1 y 1.7% adicional de crecimiento anual a la economía”, comentó Pardinas.
En coincidencia con la propuesta gubernamental, IMCO considera que para maximizar el potencial de la Reforma debe haber un cambio constitucional en los artículos 25, 27 y 28.
Sostuvo que la reforma de 2008 fue un fracaso, si medimos su éxito en producción de petróleo, pues sólo “se estiró la liga” hasta el último punto de poder hacer la mayor cantidad de cambios posibles, sin reforma constitucional.
“Estos son los resultados cinco años después. Esta es una oportunidad que se da cada seis años, si no se aprovecha en 2013 va a ser muy difícil hacer un cambio en el corto plazo. Simplemente qué pasaría si Estados Unidos nos dice les voy a comprar 10% menos del petróleo, esto implicaría un 3% de presupuesto público, de un año para otro, de un mes para otro”, finalizó.