Por: Lucía Casas Pérez, IMP.
Tiene un papel fundamental en el desarrollo e investigación de nuevas tecnologías y en reformulación de combustibles, aspectos que, sin duda, se enfocan a reducir el impacto ambiental provocado por las fuentes móviles en los centros de población del país y con ello el mejoramiento y preservación de la calidad del aire en las zonas metropolitanas
El Laboratorio de Emisiones Vehiculares y Ensayo de Motores del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP) está dotado de equipos de muestreo y análisis de emisiones contaminantes para llevar a cabo tareas relacionadas con pruebas estáticas y dinámicas en vehículos automotores, con el fin de determinar el comportamiento de aditivos, combustibles, dispositivos y sistemas de conversión a carburantes gaseosos (GLP y GNC), en cuanto a su efecto en emisiones de escape y emisiones evaporativas.
Su objetivo principal es conocer el desempeño combustible-motor, tanto en emisiones como en su comportamiento, lo cual conlleva a hacer estudios sobre reformulación de combustibles, estudios en mezclas de biocombustibles (biodiésel y bioetanol), así como reformular las gasolinas, explicó en entrevista el ejecutivo del laboratorio, maestro en ciencias Gabriel López Vidal.
Expuso que el Laboratorio de Emisiones Vehiculares tiene un papel fundamental en el desarrollo e investigación de nuevas tecnologías y en reformulación de combustibles, aspectos que, sin duda, se enfocan a reducir el impacto ambiental provocado por las fuentes móviles en los centros de población del país y con ello el mejoramiento y preservación de la calidad del aire en las zonas metropolitanas del país.
“Si existe alguna modificación en las normas, nosotros la aplicamos. Normalmente evaluamos los vehículos nuevos que llegan al país, así como su desempeño en altura hasta llegar a niveles de desempeño adecuados a la altura de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM), 2240 metros sobre el nivel del mar (msnm)”.
Asimismo –continuó– entregamos el reporte al solicitante, el cual a su vez lo proporciona a la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), cuya dependencia acredita que las unidades fueron evaluadas conforme a la norma vigente. La dependencia, conforme a ésta y otra información con que cuenta, aprueba su venta y distribución en nuestro país.
Aunado a esto, expuso el ejecutivo del Laboratorio, aplicamos la conformidad con las normas en materia de emisiones, tanto en gasolina como en diésel.
Indicó que la misión principal del laboratorio –integrado por seis personas en sede, dos en el parque industrial La Reforma, en Pachuca, Hidalgo, y dos más en el área de Soluciones– es conocer el desempeño de los combustibles, partiendo de métodos estandarizados de prueba y adaptados a la infraestructura del IMP.
Originalmente, agregó, el laboratorio fue creado desde 1982 con el nombre de Laboratorio de Motoquimia y estaba enfocado principalmente a la química del motor. En 1996 se le cambió su denominación a Laboratorio de Emisiones Vehiculares y Ensayo de Motores, debido a que ya tenía una infraestructura mucho más robusta en la cual se podía analizar el desempeño de los motores y combustibles.
El Laboratorio de Emisiones Vehiculares y Ensayo de Motores está integrado por cuatro secciones, tres ubicadas en las instalaciones del IMP sede y una en La Reforma, en Pachuca, Hidalgo:
Emisiones vehiculares (celda uno y celda dos).
Laboratorio de Máquinas de Octano
Laboratorio de Análisis Orgánico y Emisiones Diésel
Diversidad de servicios…
Los servicios que se ofrecen en este laboratorio son estudios de emisiones de combustibles, así como reformulación de gasolinas, combustibles alternos y biocombustibles. También se realiza verificación de niveles de emisión en vehículos nuevos, sistemas reductores de emisiones, desempeño de aditivos y catalizadores, de conformidad con las normas 042 y 044 que establecen los límites máximos permisibles de emisiones, tanto en vehículos a gasolina como en vehículos a diésel y conversiones de fábrica a gas (GNC y GLP), agregó el maestro Gabriel López.
Actualmente –comentó–, hacemos estudios a nivel laboratorio y también en las calles. El estudio que realizamos en vehículos en circulación es para conocer el perfil de emisiones en los centros poblacionales del país o en alguna localidad, entidad o ciudad. Con los resultados que se obtienen, la autoridad local tiene los elementos necesarios para establecer un programa de verificación vehicular.
“Nuestro personal también ha desarrollado habilidades para hacer auditorías a centros de verificación. En 2000 y 2010 apoyamos como expertos técnicos a la Comisión Ambiental Metropolitana y a la Fundación Mario Molina, para auditar el programa de verificación vehicular. Esperamos que al establecer un acuerdo con el Gobierno del Estado de México podamos abarcar toda la gama de estudios, tanto en centros de verificación y uso del sensor remoto, como en el tema de emisiones vehiculares, combustibles y fuentes móviles”, señaló.
El maestro López Vidal apuntó que también se ha participado en la realización de los programas Proaire de la Ciudad de México y del Valle de Toluca. Destacó que la Secretaría de Medio Ambiente del Estado de México y la Dirección de Seguridad y Medio Ambiente del IMP establecieron un acuerdo que cubre diversos aspectos, entre ellos, las emisiones vehiculares y desempeño.
Indicó que se ha propuesto apoyar al programa de verificación vehicular del Estado de México en su conjunto, capacitar a su personal, realizar estudios en materia de fuentes móviles usando el sensor remoto, así como llevar a cabo estudios sobre uso de biodiésel en equipos que están fuera de carretera, es decir, ladrilleras, constructoras, maquinaria en operación y algunos otros estudios.
Recientemente, apuntó el ejecutivo del Laboratorio, en el tema de máquinas de octano hemos realizado cambios de metodología conforme a la American Society Testing Material (ASTM), con el fin de conocer la calidad de los combustibles. “Estamos participando en la modificación del método, ya que su desempeño es a nivel del mar y se requiere ajustar a una altura mayor a 1,800 metros sobre el nivel del mar. Hay que establecer criterios para que la ASTM modifique la metodología y se aplique la corrección por altura, agregó.