El financiamiento para proyectos, investigación y crecimiento en general de las empresas pequeñas y medianas es un obstáculo aún más grande en el sector petrolero
El acceso al dinero necesario para poder financiar proyectos, investigación y crecimiento en general siempre ha sido un obstáculo significativo para Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes) en México. Esta situación incluso es todavía más grande en el sector petrolero.
Hay una escasez de crédito generalizado en México, lo cual se refleja fácilmente en las estadísticas de disponibilidad de crédito y apalancamiento. México muestra una de las cifras más bajas dentro de los mercados emergentes sobre penetración de crédito o crédito doméstico del sector privado como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB), en 46 por ciento (ver tabla).
Basado en información del Banco de México con fecha de junio de 2013, la fuente tradicional y en teoría más eficiente de crédito, que es la Banca Comercial, sólo satisface 23 por ciento de requerimientos de financiamiento de empresas Pymes. El resto recae en proveedores, Sociedades Financieras de Objeto Múltiple Reguladas (Sofomes), friends and family, y otras veces en fuentes más cuestionables como el agiotismo.
Las causas de esta situación son muchas, incluyendo una verdadera falta de liquidez bancaria, pero también contienen factores como sobre-regulación bancaria, un marco jurídico en materia de derechos de acreedores poco eficiente, un mercado público de capital con poca profundidad y no menos importante el enfoque de resultados de la banca que basa sus ingresos en un sistema de pagos y comisiones que no involucran crédito (de hecho, uno de los sistemas de pagos más rentables de los mercados emergentes). Algunos de estos factores empiezan a ser atendidos con mayor profundidad a través de la reciente Reforma Financiera.
A nivel Pyme, el reto es todavía más grande; exacerbado por problemas de falta de información financiera confiable, ya que es costoso auditar estados financieros con un despacho reconocido. Adicional a la falta de historial crediticio (como coloquialmente decimos: ¿qué es primero el huevo o la gallina?), así como políticas contables de las propias Pymes que muchas veces están más enfocadas en generar eficiencias fiscales, que en mostrar a sus banqueros un balance contable fuerte y estado de resultados consistente.
Dentro del sector petrolero, considerando que la mayoría de las Pymes es constructora o proveedora de servicios y trabaja bajo contrato, hay que agregar otros factores que hacen la situación aún más sensible: Bajo el modelo “tradicional” bancario, los acreedores buscan y premian a las empresas que muestran una estabilidad y diversificación de ingresos; mientras que los contratistas tienden a concentrar sus ingresos sobre pocos contratos cancelables y con una variabilidad anual fuerte por actividad licitatoria, cambios de gobierno, etc.
Adicionalmente, los acreedores buscan una base sólida de activos fijos (en garantía o no) y capital. Por su parte, los contratistas pequeños, generalmente por razones de eficiencia, no tienen una inversión tan significativa en activos: planta, equipo, bienes inmuebles etc., y los pocos bienes inmuebles que tienen generalmente están pignorados en favor de sus afianzadores, considerando que el contrato típico de gobierno requiere fianzas por cumplimiento y vicios ocultos de hasta el 15 por ciento del valor del contrato, y los afianzadores típicamente piden un aforo de activos 2:1.
Hoy en día ¿qué productos alternos de financiamiento están disponibles para las Pymes en el sector petrolero? O dicho diferente ¿cuáles son algunos de los productos que representan el 25 por ciento de las fuentes de financiamiento distintas a las de la banca comercial y proveedores? (ver tabla).
Cabe destacar que la fuente más grande de financiamiento para Pymes históricamente ha sido sus proveedores, quienes son los menos indicados y eficientes de todos los elementos de la cadena.
Los costos financieros que los proveedores incluyen en sus precios de venta, reflejando el plazo de pago que estén ofreciendo a sus clientes, más el posible retraso esperado convertido en tasa, son muy altos. Ello es entendible, ya que proveedores de bienes o servicios no están estructurados para ser proveedores eficientes de capital.
Aunque falta mucho por hacer, la disponibilidad de opciones de financiamiento ha mejorado en los últimos tres años, a través del crecimiento de Sofomes y arrendadores en el mercado.
Factoraje: Algunas entidades, incluyendo el propio comprador final, ofrecen descontar facturas de los clientes finales de las Pymes, acortando el plazo de pago de la factura y ofreciendo liquidez rápida, pero de muy corto plazo.
Pro: Fácil de obtener ya que el riesgo para el acreedor es el comprador final y generalmente es una fuente económica en términos de costo o tasa de descuento.
Contra: Aplica únicamente a compradores conocidos y de buena calidad. Financiamiento de muy corto plazo. Por naturaleza, el factoraje acelera la recuperación de montos ya invertidos por parte de la Pyme, pero no permite crecimiento no orgánico, el acreditado tiene que conseguir el dinero anticipado para generar la factura.
Arrendamiento: Los arrendadores en Mexico han expandido mucho su enfoque para poder arrendar sobre un universo más grande de activos. Un arrendador básicamente compra el activo y lo “renta” a la Pyme, con o sin opción de compra al final.
Pro: Beneficios fiscales en la deducibilidad de las rentas contra un crédito tradicional. Aprobación más fácil ya que el enfoque del crédito es el activo. Los arrendadores generalmente entienden más las necesidades de las Pymes versus la banca tradicional.
Contra: Tasas en ocasiones deliberadamente poco transparentes; tasas sobre saldos globales, “factores”, los meses en depósito y la manipulación del valor residual pueden resultar en un CAT real más alto que la tasa o “factor” cotizado. Generalmente no disponible para financiar capital de trabajo.
Financiamiento Estructurado: Busca otorgar créditos basado en la cesión de derechos de cobro de un contrato. La base del financiamiento generalmente son los flujos del contracto financiado y no el balance de la Pyme. En los últimos 3 a 5 años, varios Sofomes mexicanos y fondos de capital extranjeros ofrecen este producto al sector, aunque generalmente a transacciones/empresas más grandes.
Pro: Montos de financiamiento y plazos de repago ligado al comportamiento “real” del proyecto/contrato (más flexible). Conocimiento más profundo de la ejecución de proyectos. La base del crédito es el contrato-proyecto no tanto estados financieros o activos de la Pyme, razón por la cual es una buena herramienta para financiar a Pymes.
Contra: Generalmente más caro y a veces más tardado para estructurar, involucra fideicomisos, aunque algunas Sofomes lo han convertido en muy rápido y eficiente. Generalmente la mayoría de los acreedores en el sector se enfoca en créditos arriba de MXN 50 millones de pesos.
Sofomes enfocados en Pymes: Hay varias Sofomes en México que se enfocan exclusivamente en Pymes, ofreciendo créditos de 1 a 10 millones de pesos. Su esquema de repago se basa sobre los flujos libres de la empresa, ingresos comprobables en estados de cuenta y activos sujetos a garantía.
Pro: Normalmente son muy rápidos, a veces cerrando créditos en menos de cuatro días.
Contra: Montos generalmente limitados así como plazos y estructuras muy rígidas. Tasas normalmente hasta 2 o 3 veces mayores a la tasa tradicional de un banco.