El pasado 18 de marzo se llevó a cabo el 78 Aniversario de la Expropiación Petrolera, un acto de nacionalización de la industria del crudo en México. Aunque año con año se festejaba con gran orgullo, para algunos se ha convertido simplemente en una fecha para reflexionar sobre el futuro de pemex ante un entorno de precios bajos del petróleo y un mercado que quedó abierto tras la reforma energética.
El desplome en los precios del crudo ha puesto en jaque no sólo a Petróleos Mexicanos sino a todas las petroleras del mundo, orillándolas a tomar decisiones difíciles con respecto a recortes presupuestales y de personal.
Algunos creen que la situación que se vive actualmente, y la que se vivió en los previos años a la expropiación petrolera se parecen. Se cree que la empresa productiva del Estado corre el riesgo de desaparecer y que los únicos beneficiados serán los actores privados que decidan entrar a la industria. No obstante, hay quienes se muestran entusiastas como el director general de pemex, José Antonio González Anaya, quien afirma que a pesar de que la circunstancia que enfrenta Petróleos Mexicanos hoy es difícil, la empresa saldrá adelante.
Algunos más piensan que aún hay tiempo para proteger lo positivo de pemex, pero habrá que impulsar su producción petrolífera con desarrollo tecnológico propio y mayor capacitación de sus trabajadores, así como tener un buen papel de su director general. Se conoce que el actual director es un financiero que tiene experiencia en el rubro y tuvo un buen manejo en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), pero llega a pemex en un momento muy difícil con una deuda externa extremadamente grande: 77 mil millones de dólares, 50 por ciento de la deuda total del sector público, pérdidas anuales de cerca de 20 mil millones de dólares, y una relación pasivos/activos mayor a cero, incluyendo la deuda laboral, lo que querría decir que el valor en libros de la empresa es negativo, por lo que el trabajo que tendrá que realizar no es tarea fácil.
Además se vislumbra que el precio del crudo se mantenga a la baja por un periodo más, esto debido a una situación con los productores de petróleo. De acuerdo con las estimaciones de Energy Information Administration, Estados Unidos será el mayor productor de petróleo del mundo en 2020. Esta tendencia significará un cambio dramático no sólo para la evolución de otros países importadores de energía, sino porque puede transformar a fondo el suministro de energía del mundo y la geopolítica mundial.
Si los Estados Unidos, considera que sus intereses estratégicos ya no están atados al aprovisionamiento de los exportadores de petróleo de Oriente Medio, podría modificar su política exterior en esa región.
Ante este panorama, pemex deberá exprimir en realidad todos los instrumentos que le otorga la reforma energética y actuar inteligentemente con apoyo del gobierno federal, con el fin de enfrentar la situación y voltear a ver aquellos proyectos que sean más rentables.
Al igual, las empresas privadas deberán mirar hacia otras áreas como lo es el nicho de la electricidad, donde se pueden esperar varias inversiones en los próximos años, sobretodo en proyectos enfocados a energías limpias.