El país gobernado por la presidenta Claudia Sheinbaum busca lograr la autosuficiencia en gasolina y diésel, un objetivo que se ha retrasado desde el sexenio anterior
Ciudad de México — Los aranceles impuestos por el Gobierno de Estados Unidos pueden ser la base para la estrategia energética de México, dijo un alto funcionario de la Secretaría de Energía (Sener).
José Vidal Amaro, subsecretario de hidrocarburos, dijo que la adopción de políticas comerciales restrictivas, como el establecimiento de aranceles en diferentes sectores, refleja un cambio de timón mundial hacia modelos de soberanía energética nacional, autosuficiencia y protección industrial, durante un foro de empresas petroleras en la Ciudad de México.
“Para México, esto representa un nuevo entorno que, lejos de ser una amenaza, puede convertirse en una base para consolidar nuestra estrategia energética con una mirada integral y que resulte en el fortalecimiento de nuestras capacidades nacionales”.
Donald Trump, presidente de EE.UU., que estableció aranceles a algunos productos provenientes de México, como parte de una política económica proteccionista, la cual ha convulsionado a los mercados mundiales por los impuestos comerciales al resto del mundo, diluidos parcialmente por una pausa de 90 días en medio de una guerra arancelaria con China, uno de sus principales aliados comerciales.
Aunque México es su principal socio comercial, cuyo intercambio supera los US$700.000 millones anuales, Trump ha utilizado la amenaza de aranceles para presionar al país para mejorar el combate al tráfico ilegal de drogas y reducir la migración. Estados Unidos también intenta cambiar las prácticas discriminatorias en el sector energético mexicano como parte de la renegociación del acuerdo comercial T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá).
El Gobierno de México cambió la Constitución para darle preponderancia a las empresas de energía estatales Pemex y CFE durante marzo de 2025.
México es un importador neto de gas estadounidense, un combustible esencial para generar el 60% de la electricidad, y también es altamente dependiente de la gasolina norteamericana, mientras que Estados Unidos compra el crudo mexicano para alimentar las refinerías en la costa estadounidense del Golfo de México.
El Gobierno de la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum continúa con la política energética de su antecesor y compañero político, Andrés Manuel López Obrador, un nacionalista que propuso rescatar a Pemex para que sea capaz de abastecer la demanda interna de gasolina y diésel, luego de la apertura a la inversión privada en 2013, pero con un nuevo enfoque hacia la transición energética y reducción de emisiones contaminantes.
El subsecretario Vidal mencionó que habrá inversiones mixtas entre Pemex y la iniciativa privada en áreas en las que Pemex necesite complementar sus capacidades con una participación accionaria mínima de al menos 40%.
Pemex tiene como meta sexenal una producción diaria de 1,8 millones de barriles con inversiones por MXN$1,6 billones para perforación de 2.000 pozos y 1.300 reparaciones mayores, además de MXN$220.000 millones para poder mantener reservas que duren 10 años, agregó.
La empresa, expresó el funcionario de Sener, contempla proyectos petroleros estratégicos como Trion, Lakach, Ixachi, Zama, Yaxché, Bakte, Telek, Pit, Kayab, Ayatsil y Maloob con ingresos estimados en MXN$5 billones.
También habló de reducir las importaciones de combustibles con una inversión de MXN$105.000 millones para rehabilitar las seis refinerías del país, además de la entrada en operación de las plantas coquizadoras de los complejos Tula y Salina Cruz en 2025 y 2026 que, junto con la nueva refinería Dos Bocas y Deer Park, contribuirán a la lograr la autosuficiencia en gasolinas, una meta que se planteó el Gobierno anterior y que no pudo cumplir.
Por Arturo Solís
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