Un bono verde financia proyectos ambientales, tales como la eficiencia energética, los recursos renovables y la administración hidráulica
El mercado de los bonos verdes sigue siendo sólo una pequeña porción del mercado global de bonos, con un valor de cien billones de dólares y con menos de una década de existencia, cada vez más empresas y gobiernos recurren a ellos, esta clase de activos de renta fija es la atracción de nuevos negocios.
Pero ¿Qué es un bono verde?, el especialista Christopher Wigley, gestor de portafolio de la firma de inversión responsable Mirova, explicó que éste “se estructura como un bono convencional, es decir, cotiza sobre un diferencial en valores gubernamentales y la liquidez es la misma. Pero lo que lo hace especial, es que financia proyectos ambientales, como la eficiencia energética, los recursos renovables y la administración hidráulica”.
Añade que también hay otras características en la rendición de cuentas sobre el impacto de dichos proyectos, generalmente sobre una base anual. En general, los bonos verdes tienen un doble impacto, tanto financiero como ambiental.
“En cuanto a los vencimientos, éstos tendían a ser relativamente cortos durante los primeros días de los bonos verdes, pero a medida que los inversionistas depositaban más confianza en ellos, se ha logrado una mayor extensión de los mismos. De hecho, el Banco Europeo de Inversiones emitió recientemente el bono verde con vencimiento más largo a la fecha, de 21 años, un poco más largo que la emisión de la empresa holandesa TenneT, que lanzó un bono a 20 años a mediados de 2016”, sostuvo.
Para verificar los Bonos Verdes está Green Bond Principles (GBP), que es un grupo del sector que brinda directrices y una lista sobre la emisión de bonos verdes, donde se establecen las etapas clave para un emisor de bonos verdes, así como para los inversionistas que requieren información para evaluar el impacto ambiental de sus inversiones.
Hay alrededor de 120 miembros en el GBP, incluyendo bancos, emisores e inversionistas. Las normas se tratan de fortalecer cada año, sin ser demasiado restrictivas, porque se requiere que el mercado crezca. Actualmente, hay cuatro ejes que un bono verde debe cumplir:
El uso de los ingresos
El proceso de evaluación y selección de proyectos
La gestión de los ingresos
La rendición de cuentas
En general, la falta de transparencia por parte del emisor puede conducir a la exclusión de la emisión del universo de inversión.
La evolución del Mercado
del Bono Verde
El progreso de este nuevo mercado fue en 2007, cuando se emitió el primer bono verde por el Banco Europeo de Inversiones; en realidad, durante los primeros años los emisores fueron grandes bancos de desarrollo transnacionales, como el Banco Mundial, comentó el Gestor de portafolio de la firma de inversión responsable Mirova.
Pero desde el 2012 se atestigua un crecimiento exponencial, tras la crisis financiera global sucedió que los emisores querían diversificar su base de inversionistas, así que, desde entonces se observa un desarrollo significativo.
“Cada año aumenta la emisión anual de bonos verdes y de esta forma se supera a la cifra del año anterior. En el caso del 2016, fue un año sólido con más de 49 mil millones de dólares (mdd) en nuevas emisiones. Mientras que actualmente, el tamaño total del mercado de bonos verdes es de aproximadamente 112 mil mdd”, añadió Christopher Wigley.
También hay un desarrollo interesante sobre la marcha, puesto que cada vez más empresas emiten bonos verdes, en contraste con los bancos transnacionales de desarrollo. Por tanto, en términos de todo el universo de bonos, se advierte un crecimiento general, pero principalmente el mayor incremento en emisiones proviene de las empresas. De hecho, los bonos verdes corporativos representan al principal tipo de emisor con aproximadamente 28 por ciento del mercado.
Panorama a nivel mundial
Una de las razones principales para el auge de emisiones de bono en 2016 fue el impulso del Acuerdo Climático de París, con más de cien países, incluidos los tres mayores generadores de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI): China, Estados Unidos e India; donde firmaron un convenio para mantener el calentamiento global en dos grados Celsius, por lo que ahora hay un firme compromiso político por parte de los gobiernos a nivel mundial.
En el caso de México, la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) llevó a cabo un evento de bonos verdes en marzo del año pasado, que atrajo una cantidad inesperadamente alta de inversionistas y corporaciones interesados en el mercado de los Bonos Verdes.
En cambio, la Unión Europea se comprometió a reducir sus emisiones de CO2 en al menos 40 por ciento para el 2030, mientras que EU propuso disminuirlas entre un 26 y 28 por ciento para 2025. “Aunque por ahora estas son sólo promesas, las intenciones detrás de ellas son ya reconocidas como necesarias y plenamente aceptadas por individuos, gobiernos y empresas”, indicó Christopher Wigley.
Particularmente en el sector de servicios públicos, afirmó Wigley, hay compañías en transición a volverse más sostenibles, ya que buscan soluciones para reducir su dependencia en combustibles fósiles y contar más con energías renovables.
Tal es el caso de Southern Power, una empresa estadounidense de servicios públicos, que emitió nueve mil mdd en noviembre de 2016, su séptimo bono similar en vías a convertirse en una importante proveedora de energía renovable. Esta tendencia se observa también en Europa, con España, Austria, Italia y Holanda.
Al respecto, en la actualidad se está en un punto importante donde las empresas están en transición a ser más sostenibles. Apple, la compañía estadounidense más grande del mundo en capitalización de mercado, fue noticia en 2016 por realizar el mayor bono verde emitido por mil 500 millones.
Esos fondos se dedicaron para metas sostenibles, cómo financiar la energía renovable; la eficiencia energética y, la sustentabilidad hidráulica en sus plantas. Además, usaron parte de los fondos para la investigación de materiales sostenibles, así como reciclaje de teléfonos.
Este enfoque en transición de energía es racional en un mundo corporativo tan rápido donde el fracaso para adaptarse a nuevos paradigmas puede conducir a una caída sorprendentemente rápida en el mundo empresarial. Si bien, los bonos verdes han tendido a ser usados en proyectos de eficiencia energética y transporte hasta ahora, cada vez más de ellos se dirigen a actividades de adaptación al cambio climático, concluyó Christopher Wigley, gestor de portafolio de la firma de inversión responsable Mirova.