Los siniestros en las instalaciones de Pemex crecieron 42%; el presupuesto en mantenimiento cayó 32 por ciento.
Hace un año, las imágenes de un “ojo de fuego” sobre el mar mexicano le dieron la vuelta al mundo. Las llamaradas se alzaban sin cesar mientras los barcos que las rodeaban intentaban sofocorlas. Ahora, las bitácoras del accidente revelan la manera en que los trabajadores petroleros enfrentaron el siniestro, lanzando chorros de agua contra la lava burbujeante.
Fue a las cinco con nueve minutos del 2 de julio de 2021, cuando desde la embarcación Isla Arboleda reportaron que en las cercanías de la plataforma petrolífera KU-C de la Sonda Campeche, había un incendio. Cronometrados, a la misma hora, el ingeniero Oliver Omar García, coordinador de otra de las plataformas cercanas, lanzó la primera llamada de auxilio para informar que se necesitaba un barco para intentar mitigar el fuego.
Aquella madrugada, la primera embarcación en llegar fue el Bahía Campeche, desde donde a las 5:52 de la mañana se informó que estaba sucediendo lo que minutos antes el ingeniero García había alertado sin detalles: había fuego en el mar.
A unos metros de la plataforma podía verse lava burbujeante que parecía emanar del fondo del océano, como si de pronto hubiera nacido un volcán en pleno golfo mexicano, o tal vez, como si se hubiera formado una galaxia elíptica que se estaba tragando al mar.
A la embarcación, ese 2 de julio, lo único que se le ocurrió fue lanzar “un chorro de agua” a la lava submarina. Evidentemente sus esfuerzos fueron en vano.
Tres minutos después llegó otro barco: el Isla Santa Cruz, que estaba a pocos metros del “ojo de fuego”. Más tarde el Bourbon Alieno, la embarcación más grande en la zona, fue la que a las 06:15 de la mañana se acercó a 175 metros del lugar y preparó sus tres monitores que lanzaban hasta 5 mil 200 metros cúbicos de agua por hora.
Esa mañana otro ingeniero de la petrolera, Carlos Hernández, reportó que se inyectó nitrógeno para sofocar el fuego en la plataforma satélite KU-C, mientras el personal se preparaba para cerrar las válvulas, otros se preparaban para iniciar el desalojo y unos más grababan.
Al amanecer, cuando el Sol salió, la imagen apareció en todo el mudo: había “un ojo de fuego” en el golfo mexicano y a su alrededor pequeños barcos que luchaban por echarle pequeños chorros de agua. Según Pemex, fue una fuga en un ducto de gas y no hubo peligro.
MILENIO obtuvo las bitácoras de ese día, escritas con tinta azul y en una libreta de contabilidad, que dan cuenta de los esfuerzos del personal de la petrolera por intentar mitigar desesperadamente el fuego desde las cinco de la mañana y cómo, casi seis horas después, lograron controlar el accidente.
Pemex también reveló a MILENIO, a través de solicitudes de acceso a la información que, hasta la fecha no se encontró ninguna denuncia por “el ojo de fuego” en el mar, apenas una visita de inspección en materia ambiental, practicada por la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA). Los resultados aún están en trámite.
Los accidentes y el presupuesto
Pero aquel accidente que generó un espectacular “ojo de fuego” en el mar no es un hecho aislado, los trabajadores petroleros enfrentan casos similares con frecuencia. En los últimos tres años y medio han ocurrido 276 percances graves que han dejado 283 lesionados y siete fallecidos. Una revisión de las bitácoras de Pemex revela que los percances crecieron 42 por ciento en ese periodo.
En diciembre de 2018, cuando se colocó a la petrolera como máxima prioridad, se registraron 10 accidentes; durante 2019 hubo 64, para el 2020 sucedieron 80 y en 2021 ocurrieron 110, colocándose como el año con más siniestros. En lo que va de 2022 reportan 12 incidentes en sus instalaciones.
De acuerdo con la información entregada por Pemex, las fatalidades han ocurrido principalmente por flamazos, explosiones de gas y de ductos, gases tóxicos, hundimientos de embarcaciones, entre otras.
En cuanto a lesionados, los casos también han ido al alza. En 2019 hubo 65 heridos; en 2020, 81; en 2021, 114, y en lo que va de este año suman 16. Sobre trabajadores que perdieron la vida: dos en 2019; cuatro en 2020, y uno en 2021.
En ese mismo periodo, el presupuesto destinado a conservación y mantenimiento de las instalaciones de Pemex se redujo 32 por ciento.
La petrolera destinó en 2021 a conservación y mantenimiento, así como para exploración de nuevos pozos no exitosos, 19 mil 565 millones de dólares, que es 8.8 por ciento menos que lo registrado un año antes. Lo destinado a estos mismos rubros en 2020 fue 25 por ciento menos a lo inyectado en 2019, previo a la pandemia, según sus reportes financieros publicados en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).
Esto cambió para el primer trimestre de este año, donde la empresa anunció que inyectó ahora para este plazo 4 mil 926 millones de dólares, prácticamente el doble a lo que destinaron entre enero y marzo de 2021.
Los fallecidos
Las investigaciones de estos accidentes están reservadas como clasificados, es decir como secretas, porque aún se encuentran en investigación, así que la sucesión de acontecimientos que acabaron en fatalidades, solo han sido contadas por las autoridades de Pemex.
Tal es el caso del incendio ocurrido en la plataforma E-Ku-A2 del activo de producción Ku-Maloob-Zaap, ubicada en la Sonda de Campeche, ocurrido el domingo 22 de agosto de 2021. La petrolera reveló en ese entonces que la tragedia había dejado como consecuencia siete personas muertas, y seis lesionados.
La imagen quedó registrada en videos que tomaron los mismos trabajadores de Pemex, que vieron a lo lejos como morían sus compañeros: el azul brillante del mar de las 3 de la tarde, la plataforma amarilla que a esa hora ya parecía una pila de tubos de hierro viejos, el fuego y la columna de humo, negra, que se extendía al cielo.
Dos meses después, en octubre y ante su comparecencia en el Senado, el director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), Octavio Romero Oropeza, reconoció que hubo una omisión en los protocolos de seguridad por parte de los contratistas que brindaban mantenimiento a la instalación.
La empresa contratista era Cotemar, quienes durante la operación no siguieron los protocolos de seguridad, no se verificó que no hubiera gas, generando una fuga que se extendió y terminó en una explosión.
Sin embargo, a pesar que el propio director de la paraestatal reveló que hubo cinco fallecidos, en las estadísticas que entregó la petrolera a MILENIO, se reporta que en ese trágico accidente solo hubo una persona fallecida, oficialmente.
Aun así, en las bitácoras se puede leer cómo murieron los trabajadores del accidente del 9 de septiembre de 2020, en los pozos del campus cactus: ese día un hombre murió cuando intentaba tomar una muestra e inhaló gases tóxicos.
O el del 17 de julio del mismo año en el río Coatzacoalcos, cuando dos trabajadores de la terminal marítima de Pajaritos, desaparecieron cuando la embarcación 365 de Pemex se hundió.
Según lo que reportaron las autoridades, una cuadrilla de nueve trabajadores se transportaban por el río, cuando de pronto el agua comenzó a filtrarse y se hundieron. Siete fueron rescatados con vida, mientras que dos murieron.
Los accidentes no obedecen a un patrón y ocurrieron en terminales marítimas, de almacenamiento, unidades de perforación, refinerías, pozos, oleoductos y plataformas.
Los heridos han sufrido quemaduras al inspeccionar áreas con contenedores con hidrocarburo, en “incendio descontrolado en la casa de bombas”. Quemaduras con agua caliente al aperturar válvula para purgar equipo hidroneumático.
Hasta por presencia de gases tóxicos durante maniobra en el tanque. Presencia de gases tóxicos durante toma de muestra. Hundimiento de embarcación con personal a bordo. Once explosiones en ductos, el de Tuxpan y en el de Salamanca. Estos son solo algunos de los títulos de las bitácoras que agrupan los reportes de accidentes de Pemex.