<BLOCKQUOTE><h5>El inmenso potencial energético de la región sigue intacto, pero la bonanza que se ofreció a las comunidades cercanas a las zonas de exploración en Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, todavía no llega</BLOCKQUOTE>
A 20 años de que Pemex y los gobiernos de Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila suscribieron un convenio de colaboración en materia de desarrollo sustentable, con el objetivo de unir esfuerzos y recursos para apoyar el desarrollo sustentable de los municipios que integran la Cuenca de Burgos, esto no se ha cumplido. Apenas el pasado mes de diciembre, la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) inició la terminación anticipada por renuncia de tres empresas de exploración y producción de hidrocarburos en México, que devolvieron ocho áreas contractuales obtenidas en las rondas petroleras.
Estas son las mexicanas Pantera Exploración y Producción y su matriz Jaguar Exploración y Producción, además de la británica Capricorn Energy; cinco de las áreas devueltas, tienen 2 mil 209 kilómetros cuadrados en la región de la Cuenca de Burgos.
Estas áreas se encuentran actualmente en un periodo adicional de exploración, algunas iniciaron ya la evaluación o el desarrollo de campos y reportan producción, en la parte de áreas que no abandonan.
De las 110 áreas adjudicadas en las rondas de la administración pasada, ya son 20 las áreas devueltas total o parcialmente, por petroleras mexicanas y extranjeras, en sociedad o como operadoras.
La Región Cuenca de Burgos, con una superficie total de 208,600 km2, se localiza al noreste del país, abarca 31 municipios de Coahuila; 48 de Nuevo León y 19 de Tamaulipas.
Uno de los aspectos principales del convenio de 2003 firmado por Pemex y las tres entidades que abarcan la Cuenca de Burgos, era la importancia de yacimientos de gas no asociado a petróleo que se encuentra en el subsuelo.
Además, se establecieron bases para la exploración y explotación de la región bajo un esquema que evite la degradación de los ecosistemas, y la formulación del programa de ordenamiento ecológico de la región.
Según un estudio de la Administración de Información Energética (EIA por sus siglas en inglés), la región cuenta con reservas por 393 billones de pies cúbicos de gas lutita (gas shale) y 6.3 millones de barriles de crudo no convencional.
La cantidad de gas natural que tiene la Cuenca de Burgos daría la capacidad para abastecer a gran parte del país, pero el proyecto de extracción fue cancelado por el Gobierno Federal.
La infraestructura petrolera de la Cuenca de Burgos cuenta con capacidad disponible a través de cinco puntos de internación de gas en Ciudad Mier, Camargo, Reynosa, Argüelles y Río Bravo.
Así como el complejo procesador de gas Burgos, los gasoductos de Tamaulipas que tienen una capacidad ociosa superior al 65 por ciento, Los Ramones, además de un acceso al puerto de Matamoros.
La riqueza de gas y petróleo de la zona, contrastan con la pobreza de los municipios alrededor de las instalaciones petroleras; los hombres y mujeres de las comunidades no tienen trabajo.
Lo tuvieron hasta antes del 2004, cuando trabajaron para Pemex en la limpieza de caminos y algunos trabajos para la excavación de pozos e instalación de kilómetros de tubería, pero tras la llegada de las empresas extranjeras, esto se acabó.
La edad y la especialización de los trabajos, impide a la gran mayoría de los pobladores a trabajar en esas empresas que poco o nada han dado a la zona para mejorar las condiciones de vida de las comunidades, tal como lo estipulaba aquel convenio del 2003.
Los caminos siguen siendo de tierra, falta agua, así como más servicios básicos y de salud, es la constante de muchas comunidades donde grandes consorcios nacionales y extranjeros, trabajan para extraer de la tierra el gas o petróleo, riquezas que no llegan a los bolsillos de la gente. Otra situación que complica la vida de las personas en las comunidades y también los trabajos en los campos petroleros y de aceite y gas, es la presencia del crimen organizado.
Isidro Morales Moreno, experto del Baker Center por Energy, habló del tema en un webinar organizado por la Asociación Mexicana de Empresas de Servicios Petroleros (Amespac). Fue claro y directo al señalar que la Cuenca de Burgos está dominada por el crimen organizada, siendo esta una de las razones por las que Pemex ha enfrentado problemas para la explotación de recursos no convencionales.
“Eso (delincuencia organizada) podría desalentar la inversión de las compañías, o a ver qué empresas podrían entrar, o si son los mismos narcos que entrarían con sus propias compañías”, recordando que hay casos en que las bandas criminales han secuestrado a trabajadores de Pemex en la región. En 2010 cuando UN grupo criminal mantenía aterrorizado a buena parte de la población en Tamaulipas, ocurrió algo que Pemex no previó cuando realizaban trabajos en la Cuenca de Burgos en la zona de la llamada “Frontera Chica”.
El 16 de mayo, ocho trabajadores de la empresa Delta, contratista de Pemex fueron secuestrados por hombres armados, luego el 21 de ese mismo mes, cinco más que trabajaban en la estación de compresión Gigante 1, cerca de Nueva Ciudad Guerrero, fueron golpeados por delincuentes que les advirtieron que no regresaran a trabajar. Aunque tres fueron desaparecidos y los cinco restantes obligados a volver a trabajar, pues sus superiores señalaron que solo se trataba de “pretextos” para no trabajar.
Luego el domingo 23 de mayo, un grupo de alrededor de 40 hombres fuertemente armados, llegaron a la estación y sometieron a los trabajadores, llevándose a cinco trabajadores (Saúl García, Anselmo Teodosio Sánchez, Christopher Adán Cadena, Mario Zúñiga y Martín Franco), sin que Petróleos Mexicanos interpusiera una denuncia formal por esos y otros secuestros registrados.
Otra de las zonas donde la situación para pobladores y los trabajadores de las empresas extractoras es complicada, además de la Frontera Chica, es san Fernando, que se ubica en una región estratégica de la Cuenca de Burgos y donde los “levantones” y secuestros de trabajadores también se han documentado.
A todo ello, se agrega el cobro de piso y el robo de combustibles que los grupos criminales controlan en la región y que no solo se vende en pequeñas cantidades a pobladores sino a empresas.
En abril de 2012 Pemex presentó una tercera demanda en contra de compañías europeas y estadunidenses, a quienes acusó de comprar gas condensado a grupos criminales en la Cuenca de Burgos.
La acusación judicial se hizo ante las cortes de Texas, contra Conoco Phillips, Sunoco Marketing Partners LP, FR Midstream Transport, Marathon Petroleum, y dos filiales de la Royal Dutch Shell el resarcimiento económico por las supuestas compras ilegales de los hidrocarburos de su propiedad. Algunos abogados de las empresas señalaron que fue en Pemex donde les indicaron a quién comprar el hidrocarburo, sosteniendo ese argumento como defensa, lo que podría en evidencia el nivel de filtración de los grupos criminales en Pemex.
El modo de operar era el siguiente, el condensado que era extraído en cualquier punto del yacimiento de 70 mil kilómetros cuadrados y llevado a la frontera de Tamaulipas, desde donde los embarques cruzaban las aduanas formales con documentos aduanales apócrifos.
Luego los embarques se llevaban hasta terminales y bodegas de las zonas portuarias de Texas para su almacenamiento temporal y posterior distribución a los compradores. Pero esto no era nuevo, entre 2008 y 2009 el Departamento de Justicia de Estados Unidos, la DEA (Drug Enforcement Administration), el FBI (Federal Bureau of Investigation) y el ICE (Immigration and Customs Enforcement) revelaron la implicación de importantes consorcios en la compra de condensado robado en la Cuenca de Burgos con el beneplácito de los cárteles de la droga, para ser luego comercializado en Estados Unidos.