El cambio climático y sus efectos adversos, ha originado que diversas naciones comiencen a emprender acciones que los lleve a generar un cambio en sus procesos industriales y en su forma de hacer energía.
Debido a ello, México buscará para 2018 colocarse en el mundo como uno de los principales generadores de energías limpias a bajo costo. Según la Estrategia de Transición para promover el Uso de Tecnologías y Combustibles más Limpios considera una meta de generación de energías limpias del 35 por ciento al 2024; de 37.7 por ciento al 2030 y de 50 por ciento de generación eléctrica total al 2050.
Y aunque este tipo de estrategias figuran como una buena alternativa para contrarrestar los efectos del cambio climático y actuar en pro del medio ambiente, hay diversos desafíos que deberán ser resueltos para que esta transición sea ejecutada gradualmente pero con pasos firmes.
Se piensa que el consumo de gas natural es en cierta medida la transición hacia el mercado de las energías limpias. Por lo que será el combustible que sustituya a otros combustibles tradicionales, como el diésel, el gas licuado de petróleo (gas LP) y el combustóleo, principalmente en el sector industrial y en la generación de energía eléctrica por ser un combustible fósil menos contaminante. Sin embargo, esta transformación no podrá llevarse a cabo en el mediano plazo a menos que se realizan mayores esfuerzos en la política energética del país, ya que el cambio en el hábito de consumo no depende totalmente de los agentes económicos que demanden este combustible, más bien, forma parte de un trabajo conjunto que permita mantener el suministro de gas natural por un lado, y garantizar, a su vez, la comercialización de este hidrocarburo.
Además deberá resolverse otro reto que tiene que ver con el acceso a la energía. Aunque la región de América Latina y el Caribe ya cuenta con una participación muy importante de energía renovable, aún tiene rezagos en el acceso a servicios modernos de energía y en mejorar la eficiencia energética.
La falta de acceso a la energía es sólo la punta del iceberg. La energía no sólo tiene que estar al alcance de todos, también debe tener precios accesibles, ser confiable y de buena calidad.
Se trata que la sustitución de combustibles tradicionales por unos más limpios contribuyan para reducir costos tanto para la CFE como para los consumidores finales, ya que en los últimos meses lo que se ha observado es un aumento en las tarifas eléctricas del país, lo cual ha provocado una afectación en la economía de los mexicanos.
A su vez, el mercado de gasolinas también estará cambiando en México. La apertura del sector de la gasolina es un hecho y está programada para enero de 2018. No obstante para este año se adelantó la posibilidad de importar gasolina por parte del sector privado con el énfasis de fomentar la competencia en este nicho. Dadas las desventajas de la fórmula vigente y la importancia de abrir el mercado a la competencia, algunos analistas recomiendan adelantar la liberalización de los precios a enero de 2017, y complementar la medida con reducciones al IEPS en los meses de abril a septiembre, donde la estacionalidad hace repuntar los precios de referencia internacional.