México ofrece a las EPI un amplio abanico de opciones, y en el caso particular de las licitaciones 3 y 4 de la Ronda 1, les otorga la facilidad de las licencias
El año 2015 se inicia con la caída de los precios del petróleo más importante que se ha tenido desde 2010 y con uno de los más altos niveles de volatilidad. Los precios de los principales marcadores de crudo descendieron durante el último semestre de 2014 casi en 50 por ciento. Esta caída se explica por la combinación de factores coyunturales asociados principalmente a razones estrictamente económicas y no geopolíticas, aun cuando estas últimas no dejan de estar presentes. A esto hay que sumarle el poco incremento de la demanda global de crudo, que se observó desde las primeras luces matutinas del año antepasado.
Pese a la situación que se vivió en 2015, este 2016 para Cuba se define como un periodo en el que se elevará la demanda de energía debido a factores que influyen de forma directa en esa demanda, como: la ampliación y crecimiento del comercio en el sector privado, mayor presencia de capital extranjero con interés en invertir en la economía cubana y el desarrollo alcanzado por el turismo, industria que se muestra muy costosa.
Bajo este contexto, Cuba insiste en desarrollar una industria petrolera a partir de estrategias muy diversas, por lo que el país tiene la difícil tarea de desarrollar sosteniblemente el sector energético y asegurar la autosuficiencia de petróleo y sus derivados, la Unión Cuba-Petróleo (Cupet) se enfoca en mantener la producción anual aproximadamente en cuatro millones de toneladas de petróleo equivalente, que se logran desde principios del presente siglo en la Isla, dichos esfuerzos no elevan este resultado ni lo disminuyen.
La producción petrolera cubana en cifras
Al cierre de 2015, el 14.1 por ciento del total de generación del país dependía de crudo nacional. Para este entonces, del total de gas que producía Cuba, dos terceras partes se utilizaban específicamente para la generación eléctrica y el resto iba al consumo doméstico en La Habana.
Cuba produce a diario 45 mil barriles de petróleo crudo y tres millones de metros cúbicos de gas natural, lo que permite que sólo la obtención de hidrocarburos en el país cubra casi la mitad de la demanda energética nacional.
La mayor de las Antillas genera más del 95 por ciento de su electricidad con hidrocarburos y sus derivados, ya sea con petróleo crudo en termoeléctricas o con gas en plantas generadoras. Con un 45 por ciento, el petróleo crudo se posiciona como el mayor generador de energía eléctrica, mientras que un 3.7 por ciento corresponde a la biomasa y un porcentaje pequeño (por debajo del uno por ciento) a las fuentes renovables: eólica, solar fotovoltaico, hidroeléctrico, etc.
La transportación del petróleo y sus derivados a lo largo y ancho del archipiélago queda distribuida en 48 por ciento vía marítima, 28 por ciento por ductos terrestres, 13 por ciento por ferrocarril y sólo un 11 por ciento por carretera.
Una zona potencialmente rica
La recuperación mejorada, el petróleo no convencional y la exploración costa fuera, demandan tecnologías avanzadas, por lo cual dependen en este momento de inversionistas extranjeros. El país ve esta opción como una de las vías más factibles para evitar una caída abrupta de la producción petrolera cubana y con ello, una afectación relevante a la generación energética. De esa forma, la Zona Económica Exclusiva (ZEE) del Golfo de México es una de las principales esperanzas de la Isla.
Dicha ZEE, de aproximadamente dos mil kilómetros cuadrados, alberga en aguas profundas 59 bloques y está abierta a los inversores desde 1999. Es un área en la que se han perforado cuatro pozos de exploración (para investigar), uno en 2004 y tres en 2012, todos con manifestaciones de petróleo.
Una vez realizada la evaluación regional del potencial de hidrocarburos, que rectora CUPET, se obtuvieron argumentos científicos con diferentes grados de certidumbre en dependencia de los escenarios explorados, los cuales permitieron afirmar que es una zona con un rico potencial.
Cabe mencionar que la cantidad y calidad de petróleo de cada yacimiento sólo podrá ser comprobada hasta que se perforen los pozos de desarrollo (para extraer crudo). Expertos aseguran que siempre que se abre un pozo hay un 10 por ciento de probabilidades de éxito y un 90 por ciento de fracaso.
Conclusiones
Además de la búsqueda del crecimiento sostenido de la producción de crudo de la Isla Antillana, las proyecciones hasta 2030 comprenden elevar el volumen de explotación de ese recurso en tierra y aguas someras, así como el nivel de recuperación de los yacimientos existentes en el país mediante la introducción de tecnologías de recuperación mejorada.
La introducción de tecnologías de recuperación mejorada posibilitará al país llegar a más del 90 por ciento de las reservas petroleras, especialmente en la Franja Norte de Crudos Pesados, que comprende un área de 750 kilómetros cuadrados entre La Habana y Varadero (Matanzas), donde se produce casi la totalidad del crudo cubano.
El yacimiento de Varadero es el más importante de esa zona, lleva más de 15 años en explotación, sin embargo, guarda miles de millones de barriles in situ, porque sólo se ha extraído entre seis y siete por ciento del total.
Asimismo, se pretende acelerar la exploración, evaluación y desarrollo de las reservas en la Zona Económica Exclusiva (ZEE) en el Golfo de México e iniciar la exploración en la zona centro-oriental del país, así como terminar una primera ampliación de la refinería de Cienfuegos.
La mayor de las Antillas ve con beneplácitos estos avances en materia energética pues al producir el petróleo que necesita para su consumo interno, las divisas que tendrían que erogarse en combustible en el mercado internacional serían menores y podrían ser re-direccionadas hacia otras necesidades elementales, más aun en las actuales circunstancias en que muchos países congelan su producción de crudo debido a los bajos precios que se cotizan internacionalmente.
La estrategia cubana por lograr en el menor plazo posible su sostenibilidad energética, se provee junto a los esfuerzos nacionales de incorporar nuevas oportunidades y perspectivas que ofrece la inversión extranjera en la industria petrolera para incrementar su avance a partir de varias líneas primordiales.