El proyecto de Rabat gana enteros frente al tubo Transahariano de Argel.
La crisis energética global ha modificado el tablero internacional. La invasión rusa de Ucrania provocó que los países europeos dependientes del crudo y gas del Kremlin se vieran obligados a diversificar su suministro para desacoplarse energéticamente de Rusia. Uno de esos países es Alemania, cuya alternativa para recibir energía viene ahora del sur del Mediterráneo, pues está incluido en el proyecto H2med, que transportará hidrógeno verde a territorio germano desde la Península Ibérica, y en el proyecto SoutH2, que enviará gas natural e hidrógeno verde desde Argelia a Alemania, pasando por Italia. En este contexto es donde se enmarca la nueva disputa energética entre Marruecos y Argelia. Ambos países pugnan por transportar hacia Europa el gas natural de Nigeria, país que cuenta con las mayores reservas de este hidrocarburo en África mediante dos proyectos opuestos: el NMGP (Gasoducto Nigeria Marruecos, en inglés) gasoducto que pasaría por Marruecos y cuya puerta de entrada a Europa sería España, y el gasoducto Transahariano que transportaría el gas a Argelia para después ser enviado al Viejo Continente por España o por Italia.
Un tubo submarino hasta Marruecos
El proyecto Nigeria Marruecos tiene una longitud estimada de 5.660 km, así como una capacidad de 30.000 millones de metros cúbicos anuales. Este proyecto, gestionado por NNPCL -empresa petrolera del estado nigeriano- y por ONHYM -firma energética del estado marroquí-, consta de un gasoducto submarino, cuyo coste asciende a los 25.000 millones de dólares, y conectaría diversos países africanos ubicados en el Golfo de Guinea y en la costa atlántica: Nigeria, Benín, Togo, Ghana, Costa de Marfil, Liberia, Sierra Leona, Guinea, Guinea-Bisáu, Gambia, Senegal, Mauritania, el Sáhara Occidental y Marruecos. El tubo se extendería a partir del ya existente gasoducto de África occidental (WAGP en sus siglas en inglés) y bordearía bajo el agua todos estos países, los cuales tendrían acceso al mismo. Finalmente, la conexión se extendería a España, desde donde se distribuiría el gas al resto de Europa.
Por tierra hacia Argelia
Por su parte, el proyecto del gasoducto Transahariano, cuya concepción se remonta a los años setenta, cuenta con una longitud estimada de 4.128 km, así como una capacidad de 30.000 millones de metros cúbicos al año. Está gestionado por Sonatrach, firma petrolera propiedad de Argelia, NNPCL y el ministerio de energía de Níger. El plan es que la tubería discurra por Nigeria y Níger hasta llegar a Hassi R’Mel, la región de Argelia donde se ubica la mayor reserva de gas natural del país y desde la cual parten tres gasoductos: el Magreb Europa, el Medgaz y el Transmediterráneo. Los dos primeros llegan a España, y el tercero a Italia. Precisamente esta última tubería está incluida en el proyecto SouthH2.
Nigeria juega sus cartas
Hasta el golpe de Estado en Níger del pasado mes de julio, el Transahariano era el proyecto que más papeletas tenía para hacerse realidad. En estos momentos está en el aire, porque si bien Nigeria no está dispuesta a exponer su gas natural a los riesgos de la inestabilidad regional -peligro que ya sufre el petróleo que discurre por el Delta del Níger, donde hay grupos que se dedican al robo del crudo-, tampoco ha cerrado oficialmente la puerta.
Esto se debe a que Nigeria es consciente de su posición dominante, y lleva años aprovechando la rivalidad entre Marruecos y Argelia para conseguir condiciones ventajosas en las negociaciones con ambos países, con los cuales firmó memorandos de entendimiento sobre los dos proyectos. El mejor escenario para Nigeria sería transportar el gas natural por ambos conductos, para tratar de mejorar la situación económica de un país en el que más de una de cada cuatro personas carece de acceso a agua potable, según Oxfam Intermón. Sin embargo, la realidad plantea otra situación.
La inseguridad empuja el plan de Rabat
La inestabilidad del Sahel, región en la que se sitúa gran parte del territorio de Níger, ha ido empujando a Nigeria al desarrollo del NMGP, el cual cumple con creces con el requisito de seguridad al ser una conexión submarina. En este sentido, la NNPCL nigeriana anunció el pasado mes de abril una inversión de 12,5 millones de dólares para «obtener una participación del 50% en el gasoducto Nigeria-Marruecos», según informó el gobierno marroquí. Así las cosas, la conexión, que se encuentra en su segunda fase, recibe el apoyo financiero de la OPEP que firmó en marzo de 2022 una inversión de 14,3 millones de dólares.
Además, el reconocimiento de España a la soberanía marroquí del Sáhara Occidental también facilita la construcción de un gasoducto submarino que pudiera bordear la costa de dicha región.
Razonamiento italiano
En cualquier caso, el NMGP garantiza el paso del hidrocarburo por España hacia Europa. Resta saber si, estando el Magreb-Europa cerrado -pasa por Marruecos- Argelia escogería el Medgaz para enviar el gas natural del hipotético Transahariano hacia Europa vía España. Teniendo en cuenta el tremendo enfado de Argel por el cambio de posición del Gobierno español respecto al Sáhara Occidental, así como el incremento de las exportaciones de gas hacia Italia con el objetivo de reducir la dependencia italiana en materia energética del Kremlin, lo lógico es pensar que Argelia seleccionaría el gasoducto Transmediterráneo.
Ello se enmarcaría en la lógica de cooperación entre Argel y Roma, reflejada en proyectos como Hybla, desarrollado por la sucursal italiana de Sasol y Sonatrach, que busca «acelerar la creación de un valle de hidrógeno en la región siciliana, capaz de ser el más grande de Italia». Otro proyecto que evidencia la buena sintonía entre ambos países en materia energética es el SoutH2, tubería que enviará gas natural e hidrógeno verde desde Argelia hasta Alemania, pasando por Italia y Austria, contribuyendo al desacople energético de Rusia de Berlín, Roma y Viena.
En definitiva, la inestabilidad en Níger hace avanzar el gasoducto Nigeria Marruecos, favoreciendo los intereses de España en materia energética, en detrimento del Transahariano y, por consiguiente, de los intereses de Argelia. Se aleja también una oportunidad para Roma de reforzar su rol como nudo energético del Mediterráneo, ya galvanizado gracias al SoutH2 que, a diferencia del H2Med, podrá transportar gas natural e hidrógeno verde a Alemania.
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